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​Crónica de una pandemia desde el punto de vista veterinario
EDICIÓN

​Crónica de una pandemia desde el punto de vista veterinario

​El año 2020 estará marcado, sin ningún tipo de duda, por la gran crisis global producida por la crisis sanitaria provocada por el virus SARS-CoV-2, un tipo de coronavirus causante de la enfermedad COVID-19
Coronavirus covid veterinaria
​Crónica de una pandemia desde el punto de vista veterinario.

El 8 de diciembre del 2019, las autoridades del Gobierno chino notificaron, en la ciudad de Wuhan, un brote de neumonía infecciosa relacionada con una variedad desconocida de coronavirus. En la primera aproximación, se notificaron un total de 41 casos, con sintomatología similar y vinculada al nuevo coronavirus. Las evidencias del momento, sugerían que ese brote estaba asociado con las exposiciones en un mercado de pescado, marisco y animales vivos, algunos de ellos exóticos. En este punto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconsejaba la aplicación de restricciones de viaje o comercio con China en base a la información disponible hasta esa fecha sobre el suceso.


Unos días después, el director de la OMS, Tedros Adhanom, convocó al Comité de Emergencias para “evaluar si el nuevo coronavirus constituía una emergencia de salud pública de importancia internacional” y determinar qué medidas se debían tomar para responder al brote. Esta decisión vino motivada por la comunicación, por parte de las autoridades de salud chinas, de que existían casos confirmados de contagio de persona a persona.


Poco tiempo después comenzaron a detectarse casos del nuevo coronavirus fuera de las fronteras chinas. Concretamente, el 21 de enero, un caso en Corea del Sur, otro caso en Japón y dos Tailandia. Ante el avance de la enfermedad, Salvador Illa, ministro de Sanidad del Gobierno de España, declaraba que el país estaba preparado para hacer frente al nuevo coronavirus. “Nuestros efectivos están preparados para actuar ante cualquier alerta o incidente sanitario que pueda llegar a través de barco o avión”. 


El 23 de enero no se descartaba que “aparezca algún caso importado en España procedente de la zona de riesgo”.


El 28 de enero, el brote de la enfermedad, aunque todavía se desconocía la magnitud del problema, ya había matado a 81 personas, y se había extendido por Tailandia, Corea del Sur, Japón, Taiwán, Vietnam, Nepal, Singapur, Australia, Estados Unidos y Francia. En esa misma semana, la OMS convocó a su Comité de Emergencias para analizar si el brote del coronavirus debía ser declarado una emergencia sanitaria de preocupación internacional. “Es muy preocupante la transmisión de persona a persona y el continuo aumento de casos en China”, señalaban desde la organización, desde la cual ya aseguraban que existía la posibilidad de que se convirtiera en “un brote mucho mayor”.


La resolución del Comité fue tajante, el coronavirus fue declarado una emergencia internacional por la OMS el 31 de enero del 2020.  “No sabemos qué tipo de daño pueda llegar a hacer este virus si llegara a países con un sistema de salud débil. Tenemos que actuar ahora para ayudar a los países a prepararse para esta posibilidad, por esta razón he decidido declarar el coronavirus como una Emergencia de Salud Pública de Carácter Internacional”, aseguró Tedros Adhanom.


CORONAVIRUS EN ESPAÑA


Con el virus extendido por varios países, Europa incluida, parecía cuestión de tiempo que llegase a España. El primer caso de la enfermedad registrado en el país se anunció el 31 de enero en La Gomera, en las Islas Canarias. Se traba de un paciente alemán y que presuntamente habría contraído la enfermedad en su país de origen.


Salvador Illa destacaba la respuesta del Sistema Nacional de Salud frente al coronavirus. “Hemos constatado que los protocolos están funcionando, aunque seguiremos haciendo un seguimiento diario de la situación del virus para adoptar cualquier medida adicional que fuera necesaria”, explicaba el ministro el 4 de febrero. 

Foto 1 Salvador Illa, ministro de Sanidad

Salvador Illa, ministro de Sanidad del Gobierno de España.


Nueve días después del caso de La Gomera, se detectó otro caso de COVID-19 en Palma de Mallorca. No fue hasta el 26 de febrero, cuando el virus saltó a la península, detectándose el primer caso en Barcelona. Se trataba de una mujer italiana que había vuelto de su país, donde presuntamente había contraído la enfermedad.


Pocos días después, el 4 de marzo, se registró la primera víctima mortal. Por otra parte, en cuanto al numero de casos confirmados, las cifras se situaban próximas a los 200 contagiados. Ante esta alarmante situación y el incremento exponencial de casos, el Gobierno declaró el estado de alarma el 14 de marzo, e impuso medidas drásticas de distanciamiento social y confinamiento.


Por lo tanto, las salidas del domicilio fueron prohibidas, salvo causas de fuerza mayor, entre las que se situaron las actividades veterinarias. En este sentido, tanto las clínicas de pequeños animales, veterinarios de grandes animales, así como los profesionales veterinarios de las industrias alimentarias, laboratorios, salud pública, etc., fueron recogidos como trabajos indispensables en la declaración del estado de alarma.


Los veterinarios españoles se pusieron a disposición de las autoridades desde el primer momento mediante un comunicado del presidente de la Organización Colegial Veterinaria (OCV), Luis Alberto Calvo, para ayudar a hacer frente a la situación de crisis que se estaba viviendo y poder aportar sus conocimientos y experiencia. 

Portada coronavirus luis alberto calvo

Luis Alberto Calvo, presidente de la Organización Colegial Veterinaria (OCV). 


De forma paralela, pero a nivel internacional, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Asociación Veterinaria Mundial (WVA) remarcaron la importancia de los roles y responsabilidades de la profesión veterinaria para la salud pública durante la crisis que estaba viviendo el mundo. Así, destacaron el papel clave del veterinario para garantizar la seguridad alimentaria, prevención de enfermedades y manejo de emergencias. 


El 20 de marzo, el presidente de la OCV dedicó unas palabras para agradecer la labor de los más de 10.000 veterinarios que trabajaban incansablemente durante el estado de alarma en granjas, instalaciones acuícolas, mataderos, industrias alimentarias, empresas distribuidoras, restauración colectiva, servicios oficiales de salud pública e inspección, laboratorios de análisis o control aduanero, entre otros lugares, para garantizar el abastecimiento de la población y la seguridad alimentaria en España.


NINGUNEO POR PARTE DE LAS ADMINISTRACIONES


A pesar de la disposición por parte de los veterinarios, del gran trabajo realizado durante el estado de alarma de todos los sectores que engloba la profesión, de conocer los principios de bioseguridad y biocontención que podían aportar a las autoridades de salud pública, además de ser expertos en enfermedades zoonóticas como se sospechaba que era la COVID-19, la profesión veterinaria fue ignorada por las administraciones competentes, que relegaron a los veterinarios a un segundo plano en la gestión de la crisis del coronavirus en España.


La propia Organización Colegial Veterinaria Española remitió una carta al ministro de Sanidad, Salvador Illa, en la que lamentaba la ausencia de veterinarios para asesorar sobre la crisis que atravesaba España, “y si alguien sabe de microbiología, de inmunología y de zoonosis somos sin duda los veterinarios, como expertos en salud pública, sanidad animal y ejemplo del concepto One Health-Una Salud”, denunciaba Luis Alberto Calvo, presidente de la OCV.


La importancia del veterinario en la crisis se pudo comprobar en el éxito de la gestión de la epidemia en las Islas Feroe, llevado a cabo por un veterinario, Debes Christiansen. Este profesional había adaptado su laboratorio, que analizaba principalmente las infecciones virales en el salmón, para poder evaluar a sus compatriotas en busca de coronavirus. Otro ejemplo fue Alemania, país donde el máximo responsable de la lucha contra la COVID-19 era el doctor veterinario Lothar Wieler. Asimismo, desde la OMS, FAO y OIE manifestaron la importancia de abordar la crisis sanitaria desde un enfoque ‘One Health-Una Salud’, donde el veterinario desarrolla un papel clave.


A pesar de todo, los profesionales veterinarios españoles seguían mostrando su valía y trabajando para contener la epidemia que se encontraba en su punto álgido. Un ejemplo de ello se pudo ver en la entrevista que el programa “Con V de Vet” de MSD Animal Health realizó a la comandante María Jesús Menchón, jefa del servicio veterinario de la Unidad Militar de Emergencia (UME), donde explicaba la labor fundamental del equipo de veterinarios en labores de control y prevención. “Los profesionales veterinarios de la UME fueron uno de los sectores encargados de desinfectar instalaciones tanto civiles como militares de una manera eficaz gracias a los equipos de última generación de los que disponen”, comentaba.


FERNANDO SIMÓN MUESTRA GRAN DESCONOCIMIENTO DE LA VETERINARIA


El menosprecio a la veterinaria se hizo más latente cuando Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias y portavoz del Ministerio de Sanidad contra la pandemia por coronavirus, fue preguntado sobre por qué no había veterinarios en el comité de expertos del coronavirus.  

Foto 4 u200bFernando Simu00f3n, portavoz del Ministerio de Sanidad contra la pandemia por coronavirus

Fernando Simón.


El 4 de abril, ante la pregunta realizada, Simón declaraba: “No sabría decirlo, en España la verdad que se han identificado una serie de expertos de muy alto nivel que se consideran adecuados para la respuesta a la epidemia”. Añadiendo que “puede ser que en el futuro, si hay algún área de trabajo que sea específica de ese campo del conocimiento se pueden perfectamente incluir”.


Estas palabras provocaron indignación en todo el sector ante el claro desconocimiento de Simón sobre la profesión veterinaria. “Mostramos nuestra más absoluta indignación por el incomprensible desconocimiento de la potencialidad y capacidad de la profesión veterinaria para el control ambiental de los agentes biológicos responsables de esta y otras zoonosis y para la prevención en toda la cadena alimentaria”, apuntaba la Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios (Fesvet)


Por su parte, Antonio Arenas, presidente del Colegio de Veterinarios de Córdoba, escribió un artículo, muy aplaudido por todos los veterinarios, denominado “El control de la epidemia”. Dicho artículo se iniciaba recordándole a Fernando Simón que “los Betacoronavirus causantes del SARS, del MERS y de la COVID-19 proceden todos ellos de especies animales, y que la mayoría de las enfermedades emergentes que nos vienen afectando desde hace miles de años (peste, gripe, SIDA, Zika, EEB, Ébola, Hantavirosis...), también. Sus declaraciones dan idea de lo que realmente sabe, o dice saber, el ínclito asesor técnico del gobierno Sánchez-Iglesias”.


Mientras tanto, España continuaba despreciando a la profesión veterinaria incluso infrautilizando los laboratorios veterinarios a pesar de los estragos que día tras día causaba la enfermedad. Prueba de ello fue la actitud mostrada por parte de la Sociedad Asturiana de Microbiología que se opuso a la ayuda de laboratorios veterinarios.


No obstante, en abril y mayo muchas facultades de Veterinaria, laboratorios como el de la Universidad Complutense o el de Sanidad Animal de León, etc., colaboraban en la realización de test para diagnosticar el SARS-CoV-2. Por otra parte, la OIE destacó que España tiene un importante sector de producción ganadera, así como servicios veterinarios altamente cualificados, laboratorios de diagnóstico y centros de investigación en sanidad animal. “Muchos de estos centros y laboratorios, como CISA-INIA (Centro de Investigación en Sanidad Animal del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria), han participado activamente en la respuesta a otras crisis de salud animal, que fueron gestionadas y erradicadas con éxito a lo largo de los años. Las lecciones aprendidas de estas epizootias han demostrado el gran valor de la detección temprana como uno de los pilares para el control de la enfermedad, junto con un conjunto de medidas adicionales”.


La Organización Colegial Veterinaria (OCV) advirtió que “la enorme infrautilización de los laboratorios veterinarios provoca que dejen de realizarse millones de diagnósticos de coronavirus entre la población española, que son fundamentales para el éxito de la lucha contra la COVID-19 y la progresiva vuelta a la normalidad”. Pero sí que se empezaba a iniciar contactos con la industria veterinaria para producir la vacuna.

 

PEDRO SÁNCHEZ SE PRONUNCIA


Tras tantas desconsideraciones y comunicados de protesta, el 20 de abril, tras una carta enviada por la Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios, el Gobierno de Pedro Sánchez respondía al colectivo veterinario acerca de su presencia en la gestión de la crisis.


Foto 6 Pedro Su00e1nchez, presidente del Gobierno de Espau00f1a

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España.


La respuesta no fue como se esperaba. Fesvet agradecía al presidente Sánchez su reconocimiento por el “ánimo de colaboración de los veterinarios”, pero mostraban “su disgusto por la laguna en el conocimiento que mantiene el Gobierno de España de la profesión veterinaria”.


De forma casi paralela, la patronal del sector veterinario, CEVE, y los sindicatos CC.OO. y UGT habían dirigido al Ministro de Sanidad, Salvador Illa, una comunicación conjunta por medio de la cual le instaban a establecer una línea de contacto “verdaderamente operativa, al tiempo que brindaban su colaboración”.


CARA Y CRUZ DEL PAPEL DEL VETERINARIO


El desconocimiento de las funciones del veterinario se iba a reflejar en las desafortunadas declaraciones de un programa de la televisión pública gallega. En la emisión 81 de dicho programa, llamado “Malas noticias”, menospreciaron al colectivo veterinario. “Veterinarios luchando contra una pandemia tiene menos lógica que David Bisbal dando clase de filología gallega”, o “Capar una gata o meterle el brazo por el culo a una vaca tampoco os convierte en legionarios, no os flipéis”, fueron algunas de las palabras que se pudieron escuchar durante la retransmisión.


En la otra cara de la moneda, y dignificando la profesión, Moisés Vargas- Terán, especialista internacional de Salud Animal de la OIE (comprobar), explicaba en exclusiva para Diario Veterinario la necesidad de los veterinarios en la gestión de la actual y futuras pandemias. “La profesión veterinaria podría hacer aportes valiosos por su experiencia internacional en la detección, contención, control y eliminación de las enfermedades de los animales, ya que en un 70% son de carácter zoonótico”.


Asimismo, prueba de la valía de estos profesionales, la OMS incorporaba a dos veterinarios españoles para investigar sobre el coronavirus, Júlia Vergara-Alert y Joaquim Segalés. Los españoles entraron a formar parte del grupo de trabajo internacional sobre modelos animales de COVID-19 con el objetivo de encontrar los modelos animales más idóneos para desarrollar los tratamientos y la vacuna para la enfermedad. 


VETERINARIOS EN LAS COMUNIDADES, PERO NO EN EL GOBIERNO CENTRAL


Las comunidades autónomas, al margen de las decisiones del Gobierno central, comenzaron a ver la importancia de empezar a contar con veterinarios para gestionar la crisis. Asturias, Andalucía, Valencia o Castilla La-Mancha, que los consideró “imprescindibles” para la desescalada, han sido algunas de las comunidades autónomas que han ido incorporando veterinarios en sus comités de crisis, a diferencia del Gobierno que, a fecha de 17 de diciembre, ha continuado demostrando su desprecio a la profesión.


Tras la primera ola, el Gobierno decidió crear grupos de reconstrucción social y gestión de futuras crisis. El 2 de junio, se hacía pública la lista de los 34 expertos elegidos por los grupos parlamentarios para comparecer en el grupo de trabajo de Sanidad y Salud Pública de la Comisión de Reconstrucción Social y Económica. Entre los elegidos, no figuraba ningún veterinario. El presidente de la Organización Colegial Veterinaria (OCV), que en principio había sonado como posible candidato, Luis Alberto Calvodeclaraba en exclusiva a Diario Veterinario, su indignación ante esta noticia. La no presencia de la veterinaria en esta Comisión fue calificada por el presidente de la OCV como “inexplicable, increíble y totalmente injusta”.


Por otra parte, el 4 de julio se aprobaron las conclusiones del Grupo de Trabajo de Sanidad y Salud Pública de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica. Entre las conclusiones, los representantes políticos se olvidaron de una parte imprescindible de la Salud Pública como son las zoonosis o la seguridad alimentaria, que tanto reclamaban los veterinarios.


Foto 8 Grupo de Trabajo de Sanidad y Salud Pu00fablica de la Comisiu00f3n para la Reconstrucciu00f3n Social y Econu00f3mica.

Grupo de Trabajo de Sanidad y Salud Pública de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica.


La Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC) emitió un comunicado manifestando su descontento ante esta situación. “Desde AMVAC creemos que es inadmisible que no se cuente con los veterinarios para preservar la salud pública, cuando la mayoría de los agentes patógenos de las enfermedades infecciosas emergentes en los seres humanos tienen su origen en los animales”.


Según la OMS, cada año aparecen en el mundo cinco nuevas patologías humanas, tres de ellas de procedencia animal. Al menos un 75% de los agentes patógenos responsables de las enfermedades infecciosas emergentes tienen origen zoonótico, como el SARS-CoV-2.


El Gobierno de España parece hacer caso omiso a las indicaciones de la FAO, OIE o la propia OMS y, después del error de no contar con los veterinarios en el inicio de la pandemia, tampoco durante los grupos de reconstrucción, continuó su desprecio a la profesión no bajando el tan ansiado IVA de los servicios veterinarios que prometieron en su programa electoral o no incorporando a los veterinarios a la formación especializada del Sistema Nacional de Salud, como denunció el presidente de la OCV, Luis Alberto Calvo: “Los veterinarios deben tener acceso a la formación especializada multiprofesional y multidisciplinar a la que ya acceden el resto de las profesiones sanitarias e incluso otras que no son reconocidas como tales”. Calvo calificó de “inexplicable e injusto que los veterinarios no tengamos acceso a especialidades como Inmunología, Microbiología y Parasitología, Análisis clínicos y Bioquímica clínica”. 


La labor que realizan los veterinarios en el control y gestión de zoonosis y en otras muchas materias sanitarias resulta imprescindible para garantizar la salud pública. “De hecho, la gestión de la COVID-19 pone de manifiesto que hasta ahora no se han tomado las medidas preventivas necesarias para controlar esta pandemia y es absolutamente necesario combatirla desde un enfoque One Health”, señalaron desde la OCV.


Una situación que han manifestado diferentes partidos políticos de la oposición achacando al Gobierno falta de diálogo con los veterinarios en la gestión de COVID-19 e incluso con reuniones con la propia OCV.


Los veterinarios continúan luchando por el reconocimiento que se merece la profesión y que será el beneficio de todos los ciudadanos, a pesar del ninguneo de las administraciones.

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