Respuesta al comunicado del MAPA que habla de "falsa problemática del medicamento en clínicas veterinarias"

El Comité de Crisis Veterinaria ha tenido acceso a un documento enviado, desde la Dirección General de Sanidad de la Producción Agroalimentaria y Bienestar Animal del Ministerio de Agricultura, a distintos departamentos de la administración en los que supuestamente aclaran la situación de los veterinarios y las demandas de los últimos meses.

Por ello, han emitido un comunicado donde muestran "nuestro rechazo rotundo, lamentando profundamente el tono despreciativo hacia la profesión, que se aprecia a lo largo de todo el texto".

A continuación, reproducimos íntegramente dicho comunicado:

"Detallamos los motivos y argumentos que debemos hacer públicos ante un escrito que cuestiona una profesión y una normativa que pone en riesgo la salud de los animales:

Iniciar el documento hablando de “falsa polémica” y de “falta de conocimiento del sector veterinario”, cuando TODA la profesión en su conjunto (asociaciones científicas, empresariales, sindicales, clínicas, universidades, colegios y una fuerte movilización popular) así se ha manifestado, es algo como mínimo ofensivo, indica una gran falta de respeto y banaliza nuestra problemática.

Denostar las legítimas demandas de un mayor reconocimiento como profesión sanitaria, algo que ya hace la Ley 44/2003, y tratar de embarullarlo con la exigencia de una reducción del IVA aplicado a los servicios veterinarios demuestra ignorancia, si no, mala fe. El gravamen del IVA no afecta a los veterinarios sino a los propietarios de los animales, que son considerados como un artículo de lujo, un sin sentido habida cuenta de los beneficios que aporta su compañía a la sociedad, considerándose un miembro más de la familia.

Cuando afirma con rotundidad que “la mayoría de los veterinarios clínicos que se unen a esta reivindicación querrían seguir vendiendo medicamentos, tal y como estarían haciendo desde antes de 1990”, entendemos que dispone de datos que lo avalan; algo que nos sorprende. Y siguiendo su argumento, si así fuera, ¿es el MAPA el organismo encargado de oponerse a la venta de medicamentos veterinarios en los centros veterinarios?

Cuando tras afirmar que existe la demanda de que “se permita a los veterinarios clínicos la legitima actividad de venta al por menor de todos los medicamentos veterinarios necesarios para el tratamiento de los animales a su cuidado”, ¿pueden los “compañeros” del MAPA explicar sus argumentos para oponerse sistemáticamente a esta demanda?

Pero lo que es aún más sorprendente es que estas demandas “tan desproporcionadas” según el MAPA, son la práctica habitual en toda Europa, con la excepción de nuestro país y un par más.

El colectivo clínico demanda poder suministrar el tratamiento íntegro, exclusivamente para poder controlar el medicamento, sin productos sobrantes, que puedan inducir a la automedicación, e incluso aumentar los riesgos de resistencias a los antibióticos, pudiendo llegar a fomentar la venta fraudulenta por internet como ya ocurre. NUNCA los envases, por mucho que se insista en ello, van a poder adaptarse a animales con un peso, usando como ejemplo solo el perro, que van desde 1 kg, a más de 60 kg. Si un animal necesita 2 comprimidos, queremos poder suministrarle 2 comprimidos, y no una caja de 10 ó de 20, como sucede en la actualidad. 

En su documento indica que atendiendo a esta situación “se ha creado una logística de fabricación, distribución y venta, en el que la realidad se ha alejado durante más de 35 años de la legislación vigente”. Quizá la legislación es la que está alejada de la realidad y si se nos dejara trabajar con libertad, funcionaría perfectamente.

En pocos meses se han recogido más de 500 incidencias en las oficinas de farmacia con las prescripciones realizadas; destacando la ausencia de los medicamentos recetados, el retraso importante para disponer de ellos y la sustitución frecuente, en contra de lo que indica la normativa, del medicamento veterinario por uno de medicina humana.

En su escrito indica que “es un hecho reconocido que las posologías o indicaciones de un relevante número de medicamentos veterinarios están desactualizadas y anticuadas las fichas técnicas”, y efectivamente así es, y puesto que su modificación resulta difícil, ya que implica tiempo y dinero por parte de los laboratorios, y tenemos serias dudas de que lo vayan a realizar ¿no es más sencillo hacer una interpretación más flexible en su uso, tal y como han hecho muchos países de nuestro entorno?

Afirmar como se hace en el escrito que “hay libertad de prescripción siguiendo una cascada de decisión”, cuando en la práctica estamos absolutamente encorsetados en las fichas técnicas y, por ejemplo, ante la inexistencia de un medicamento registrado para una especie animal, debemos buscar en todos los países de la UE antes de poder recetar el de humana, que tenemos en la farmacia de la esquina, ¿es esto facilitar la prescripción?

Respecto a la problemática de PresVet consideramos imprescindible evidenciar la total sensibilización del colectivo clínico veterinario en la lucha frente a las resistencias a los antimicrobianos (RAM), como profesión implicada en la salud pública; conocedores de la importancia que esta “pandemia” tiene en el presente y se incrementará en el futuro. Tal es así, que en los años previos a la aparición de PresVet ya se produjo un fuerte descenso en el consumo de antibióticos en animales productores de alimentos, fruto del esfuerzo combinado de veterinarios y ganaderos, con las pérdidas e inconvenientes que implicó, pero que asumieron.

Pero nos parece vergonzoso e indigno que, sin ningún tipo de pruebas, pues faltan muchos estudios, se achaque al colectivo veterinario la responsabilidad de las muertes de personas por RAM. Tal y como indica en su propio documento “en mascotas no hay datos de vigilancia de resistencias antimicrobianas en bacterias comensales ni zoonósicas”. No señor, no todo vale para defender una mala aplicación informática de comunicación del uso de antibióticos. No obstante, los clínicos de animales de compañía, al igual que nuestros compañeros de animales productores de alimentos, nos implicamos y lo haremos cada vez más, en el uso racional de los antibióticos.

Es innegable que la principal causa de RAM es el uso de los antibióticos en medicina humana, algo lógico por otra parte; y que existen aspectos preocupantes a valorar, como son la presencia de bacterias multirresistentes en las aguas que salen de nuestras depuradoras. Efectivamente necesitamos el enfoque “one health”, pero no cargando el mayor peso en una sola pata, la medicina veterinaria.

Y entrando en los datos estadísticos, nuevamente existe una manipulación, pues las verdades a medias son grandes mentiras. Se oculta que la producción de porcino, muy importante en España y ejemplar en su gran mayoría, como bien conocen en el MAPA; requiere el uso de más antibióticos que otras especies, a pesar de su buen hacer. Y por mencionar solo otro dato, oculta que el consumo de antibióticos en perros y gatos, supone un 0,78% y 0,08% respectivamente; cuando en su escrito hace creer que es muy superior.

El Reglamento UE 6/2019 establece que “los Estados miembros podrán restringir en mayor medida el uso de antibióticos”, pero este requisito no es de obligado cumplimiento en animales de compañía hasta 2019, y no se entienden las prisas y no dar tiempo a que el sector se adapte; especialmente cuando ya existen otras vías que aportan información valiosa de los consumos, como los son el antiguo ESVAC y ahora ESUAVET. Consideramos que, si se permite la expresión, “el MAPA se ha pasado 3 pueblos”.

Respecto a los aspectos técnicos de PresVet, cuando afirma que “se trata de una base de datos que lleva ya años funcionando con total normalidad y que es utilizada diariamente por miles de veterinarios que trabajan con animales de producción” tal aseveración cae por su propio peso pues todas las asociaciones clínicas están incluidas en el comité de crisis, oponiéndose. Y sí claro, se vienen notificando las prescripciones, pero se olvida de mencionar que de no hacerlas en un plazo inferior a 15 días existía la amenaza de multas que oscilaban entre los 60.000 € y 1.200.000 €; sí, más de un millón de euros por un trámite burocrático.

Nuevamente dos afirmaciones repetidas “los veterinarios que trabajan con animales de compañía han tenido más de un año para prepararse” y “sobre PRESVET no se recibió ninguna alegación”, sin responder a la realidad, pues fue imposible probar la aplicación hasta noviembre de 2024, y ¿cómo alegar ante lo desconocido?, el papel lo soporta todo, hasta que no se empieza a trabajar, es imposible valorarlo. ¿No hubiera sido más sencillo preguntar previamente a los veterinarios clínicos? No se hizo con ninguno de los miles que se iban a ver obligados a utilizarlo.

En conclusión, “señor anónimo (de la Dirección General de Sanidad de la Producción Agroalimentaria y Bienestar Animal): ustedes lo han hecho mal, rematadamente mal, por no contar con los veterinarios clínicos, aprobando una norma que es la más restrictiva de Europa, que nos hace muy difícil nuestro trabajo y penaliza al colectivo como si fuéramos delincuentes del medicamento veterinario. No, señor anónimo, no; ustedes están poniendo en juego nuestro prestigio y la salud de los animales, y eso no lo vamos a tolerar. Aunque están a tiempo de solucionarlo”.

El Comité de Crisis Veterinaria continuará trabajando sin descanso hasta que se reconozca el valor sanitario de nuestra profesión, se garantice el ejercicio clínico con rigor científico y seguridad jurídica, y se derogue una normativa injusta que compromete la salud y el bienestar animal".