Tras dos años de intenso trabajo, el Colegio de Veterinarios de Granada junto con la Fundación Agua de Coco y su contraparte local Bel Avenir han logrado un hito histórico: importar semen caprino de la raza Murciano-Granadina a Madagascar e iniciar la mejora genética de 38 cabras malgaches. Gracias al trabajo sobre el terreno del veterinario granadino Javier Maestra, que ha realizado con éxito la sincronización de celos y la inseminación artificial, Ronono Osy ha superado su fase clave.
Este proyecto solidario ‘One Health’ nace con el objetivo de acabar con la desnutrición infantil y fortalecer la seguridad alimentaria en las comunidades del sur de la isla, impulsando a su vez la producción de leche de cabra y productos lácteos derivados, como calostros, quesos y yogures. Pero, para ello, era necesario mejorar la raza caprina autóctona, bien adaptada a las condiciones ambientales y a la disponibilidad de recursos alimenticios, pero de menos lactaciones y de peor calidad. Así, en 2023, tras la visita de un grupo de veterinarios aventureros para conocer la realidad de Madagascar y los proyectos de la Fundación que dirige el también veterinario José Luis Guirao, surge la idea de mejorar genéticamente las cabras locales con la raza Murciano-Granadina, que produce una leche con una composición nutricional sobresaliente.
José Luis Guirao y Javier Maestra preparan la inseminación artificial de cabras malgaches con semen de la raza murciano-granadina.
El presidente del Colegio de Veterinarios de Granada, Francisco Cerezuela, asegura que “es un sueño hecho realidad”. “El ejemplo de nuestro compañero José Luis nos ha servido para no desfallecer en los momentos en que veíamos peligrar el objetivo. Creo que este proyecto es todo un ejemplo ‘One Health’ llevado a la práctica por la profesión veterinaria para mejorar la salud de la población en uno de los países más pobres del mundo”. Cerezuela destaca también “el trabajo desinteresado de Javier Maestra, alma mater del proyecto y sin el cual no hubiese sido posible este objetivo”.
Maestra ha viajado durante los tres últimos veranos a Mangily (Madagascar). “El primero nos sirvió para detectar la necesidad, en el segundo compramos las cabras, adaptamos instalaciones, saneamos e identificamos, y este año he realizado la inseminación de las cabras previa sincronización hormonal”, explica. El protocolo utilizado sigue el esquema habitual en España: el día 1 se coloca una esponja intravaginal por cabra y se administran 0,4 ml de prostaglandina. El día 6 se retiran las esponjas y se aplica gonadotropina ECG en dosis de 230 UI por cabra, ajustada al peso para evitar hiperovulación. La inseminación artificial se realiza 48 horas después.
Desde Madagascar, Maestra recalca la complejidad del proyecto: “Ronono Osy se gestó hace 3 años y ya va tomando forma, aunque ha habido momentos que pensábamos que no lo lograríamos. Conseguir las autorizaciones administrativas de dos países no ha sido nada fácil. Pero gracias al esfuerzo de todos se ha dado el primer paso y este proyecto será un ejemplo tanto de desarrollo del sector primario en este país, como de concienciación de niños y niñas de la importancia de cuidar a los animales”.
“A nivel personal el momento de la inseminación ha sido muy emocionante, ya que se ha hecho realidad el sueño que tuvimos la primera vez que vinimos. También quiero recalcar el cariño de la gente de aquí hacia el proyecto y el esmero que ponen al cuidar las cabras. Y por supuesto agradecer a todos los que han colaborado y han hecho realidad este proyecto tan importante para la población del sur de Madagascar y para el país”.
El proyecto no hubiese sido posible sin la colaboración de la Asociación Nacional de Criadores de Raza Murciano Granadina (CAPRIGRAN), que ha donado 80 dosis seminales congeladas de sementales élite, y de la veterinaria granadina, Mari Pía Peláez, que las seleccionó, las preparó para su transporte en un tanque especial con nitrógeno líquido y ayudó con la documentación. “Por mi experiencia en el comercio internacional de dosis seminales de caprino y tras solicitar y esperar la elaboración de varios convenios comerciales con otros países, puedo afirmar que esto ha sido casi un milagro. Si lo hemos logrado ha sido gracias al arduo trabajo conjunto y bien sincronizado”.
Peláez también destaca el componente solidario del proyecto: “Cuando el Colegio de Veterinarios de Granada nos trasladó la posibilidad de colaborar en este proyecto, la respuesta fue unánime. Poder contribuir a la mejora en la producción de esos animales con los sementales ya probados durante años en nuestras ganaderías, sin duda, constituye el fin más bonito que todo el trabajo de estos años podía tener. Para mi es la meta más alta a alcanzar laboralmente: hacer de mi profesión, oportunidad y esperanza para otros. Por ello, me siento eternamente agradecida de formar parte de este proyecto y dispuesta a seguir colaborando y contribuyendo a hacerlo grande”.