Los parásitos y las enfermedades parasitarias en los animales pequeños plantean un desafío importante para la salud pública, la salud animal y la sostenibilidad ambiental, y esto es particularmente relevante en el contexto del enfoque Una Salud, que reconoce su interconexión.
Los humanos coexistimos con animales que forman parte de los ecosistemas, aunque a menudo no son visibles debido a su pequeño tamaño. Además de los animales presentes de forma natural en el entorno, una gran cantidad de pequeños mamíferos se mantienen comúnmente como mascotas, incluyendo perros, gatos, roedores, erizos y conejos, sin mencionar otros animales exóticos como aves, reptiles, anfibios y peces. Estas estrechas relaciones explican por qué algunas enfermedades parasitarias también son zoonóticas, infectando a los humanos e incluso causando enfermedades graves. Las zoonosis también pueden conducir a pérdidas económicas significativas debido a la disminución de la productividad y el aumento de los costes de atención médica. Los animales domésticos y salvajes pueden actuar como reservorios y vectores de parásitos zoonóticos, facilitando la transmisión de enfermedades entre especies y aumentando el riesgo de brotes que comprometen tanto el bienestar humano como el equilibrio ecológico.
Ángela M. García-Sánchez y Rocío Callejón, del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla, han publicado una revisión sobre los parásitos y enfermedades parasitarias en animales pequeños. Las autores comienzan explican que las infestaciones por pulgas y muchas otras infecciones parasitarias son ejemplos que ilustran cómo los parásitos pueden afectar a múltiples huéspedes en diversos entornos. Estas enfermedades no solo causan graves problemas de salud en humanos y animales, sino que también conducen a pérdidas económicas significativas debido a los costes de tratamiento y control, así como a una menor productividad en sectores relacionados con la ganadería y la gestión de la vida silvestre. Además, factores como el cambio climático, la urbanización y el aumento del contacto humano-animal han exacerbado la propagación de parásitos a nuevas regiones geográficas.
Aunque se han producido avances en este campo en los últimos años, muchos aspectos siguen siendo desconocidos. “El éxito del concepto Una Salud requiere ahora derribar las barreras interdisciplinarias que aún separan la medicina humana y veterinaria de las ciencias ecológicas, evolutivas y ambientales”, indican. La vigilancia y el control de estas enfermedades son esenciales para mitigar su impacto y, sin estrategias eficaces que limiten la transmisión de animales reservorios a humanos, no es posible el control óptimo de estas infecciones. La implementación de medidas basadas en el enfoque Una Salud fomenta la colaboración interdisciplinaria entre médicos, veterinarios, ecólogos y otros especialistas para desarrollar soluciones integradas que aborden tanto las causas subyacentes como las consecuencias de las parasitosis zoonóticas.
En este sentido, consideran que es crucial fortalecer las iniciativas de vigilancia epidemiológica, mejorar las herramientas de diagnóstico y promover programas educativos dirigidos al público en general y a los profesionales de la salud. Estas acciones no solo protegerán la salud humana y animal, sino que también “contribuirán a mantener ecosistemas saludables y sostenibles en un mundo cada vez más interconectado”. Por estas razones, el estudio y el control de las enfermedades parasitarias en pequeños animales es crucial para mejorar la salud pública mundial.
La revisión incluye once artículos que abordan el desafío de las enfermedades parasitarias en pequeños animales, explorando su impacto tanto en la fauna silvestre como en las especies domésticas. Incluye estudios sobre la diversidad y la especificidad del hospedador de los hemosporidios aviares en una región de conservación afrotropical, lo que sugiere que las áreas con biodiversidad pueden albergar una mayor variedad de parásitos, lo cual es crucial para comprender la dinámica hospedador-parásito y la posible aparición de enfermedades en las poblaciones aviares. Por otro lado, se introduce la aplicación de la morfometría geométrica para diferenciar tres poblaciones de pulgas sinantrópicas en Andalucía (España), destacando la importancia de esta técnica para el estudio y la gestión de las comunidades de artrópodos.
Asimismo, se investiga la detección de polimorfismos de β-tubulina en Trichuris trichiura, lo que ofrece herramientas prometedoras para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de la tricuriasis. Además, se exploran la prevalencia y los factores de riesgo de parásitos gastrointestinales en perros domésticos en Serbia, ofreciendo recomendaciones para mejorar el control parasitario en caninos. El trabajo también aborda la incidencia de la infección por Platynosomum illiciens en gatos con enzimas hepáticas elevadas, lo que arroja luz sobre la epidemiología de esta infección parasitaria y sus efectos en la salud felina.
Además, un estudio examina el estado de Trypanosoma grosi y Babesia microti en pequeños mamíferos en la República de Corea, enfatizando la necesidad de entender la distribución y diversidad genética de estos parásitos para manejar mejor las enfermedades zoonóticas; otro informa sobre la detección de Theileria sinensis y Anaplasma capra en garrapatas, lo que contribuye al conocimiento de la distribución y diversidad genética de estos patógenos.
Se analiza la prevalencia de macroquistes de Sarcocystis spp. en aves silvestres de la región del Báltico oriental durante un período de tiempo específico, centrándose en el impacto económico de las infecciones por Sarcocystis rileyi en las aves de caza. Los datos sobre nuevos huéspedes intermediarios y accidentales de Angiostrongylus cantonensis en las Islas Canarias (España) destacan la propagación del parásito a nuevas áreas, lo que subraya la importancia de monitorear su distribución. Además, se informa sobre la prevalencia de microsporidios en el erizo norteafricano (Atelerix algirus) en las Islas Canarias y se discuten sus implicaciones para la salud y la conservación de la vida silvestre. Finalmente, la detección de Sarcocystis pilosa en un zorro rojo reintroducido en Corea del Sur proporciona información sobre la presencia de huéspedes intermediarios y definitivos en la región, lo que enfatiza la necesidad de monitorear la vida silvestre reintroducida para detectar infecciones parasitarias.
Estos estudios “ilustran colectivamente las complejas relaciones entre las infecciones parasitarias, la salud animal y la dinámica de los ecosistemas”.
En resumen, este texto destaca diversas contribuciones innovadoras que mejoran la comprensión de la epidemiología, la especificidad del hospedador y la diversidad de parásitos y enfermedades parasitarias en pequeños animales. “El monitoreo y control de estas enfermedades no solo protege la salud animal, sino también la salud pública al reducir el riesgo de infecciones zoonóticas, debido a su estrecho contacto con los humanos, sin olvidar los posibles brotes que puedan surgir en un futuro próximo”, recapitulan las autoras.