El aborto enzoótico ovino (AOE) es una enfermedad infecciosa de distribución global causada por la bacteria Chlamydia abortus, una bacteria intracelular obligada perteneciente a la familia Chlamydiaceae que puede infectar a una amplia variedad de especies animales, incluyendo a los humanos. Este patógeno, que es una de las causas más comunes de aborto infeccioso en pequeños rumiantes en todo el mundo, también es un problema de salud pública. Por lo tanto, C. abortus puede provocar infecciones graves en humanos, especialmente en individuos inmunodeprimidos, y enfermedad fetal o incluso abortos en mujeres embarazadas, siendo considerada una zoonosis ocupacional.
La infección por Chlamydia abortus en pequeños rumiantes suele ser asintomática, excepto al final de la gestación, cuando pueden ocurrir abortos y otros fallos reproductivos, como mortinatos, partos prematuros y nacimientos de corderos débiles. Después del fracaso reproductivo, se eliminan grandes cantidades de C. abortus en las secreciones de fluidos, la placenta y/o el pelaje del cordero, que son la principal fuente de infección tanto para animales sin infección previa como para humanos a través de la ingestión o inhalación. En rebaños recién infectados, las tasas de aborto pueden alcanzar un máximo del 30 % a más del 60 % durante el segundo y tercer año.
Después de este período, la OEA se vuelve cíclica, con tasas de aborto que caen a menos del 10 %, especialmente en hembras primíparas preñadas. En este contexto epidemiológico, la OEA puede resultar en un impacto económico sustancial, amenazando la sostenibilidad de la cría de ovejas y cabras, que es el sector ganadero más vulnerable en la Unión Europea (UE). Además del ganado, también se ha informado de la infección por C. abortus en diferentes especies de rumiantes salvajes, y se ha sugerido que estas especies podrían actuar potencialmente como reservorios naturales para este patógeno multihuésped.
Aunque la OEA es una enfermedad de declaración obligatoria ante la Organización Mundial de Sanidad Animal, la información sobre la exposición a C. abortus en pequeños rumiantes en Europa sigue siendo escasa, y la mayoría de los datos disponibles proceden de países no pertenecientes a la Unión Europea. De forma consistente, en España, el país con la mayor población de pequeños rumiantes domésticos de la UE, los datos sobre la circulación de C. abortus son muy limitados. En este trabajo, Débora Jiménez-Martín, Ignacio García-Bocanegra, Saúl Jiménez-Ruiz, Sabrina Castro-Scholten, Javier Caballero-Gómez, Jorge Paniagua y David Cano-Terriza, del Grupo de Investigación en Sanidad Animal y Zoonosis (GISAZ), del Departamento de Sanidad Animal, UIC Zoonosis y Enfermedades Emergentes ENZOEM, de la Universidad de Córdoba, y Paloma Prieto-Yerro, de la Junta de Andalucía, se propusieron evaluar la seroprevalencia y los factores de riesgo asociados a la exposición a C. abortus en pequeñas poblaciones de rumiantes salvajes domésticos y simpátricos en ecosistemas mediterráneos del sur de España, una región clave que impulsa el sector ovino y caprino español, donde grandes poblaciones de rumiantes salvajes en libertad están muy extendidas y a menudo comparten hábitats y recursos con estas especies de ganado.
Se realizó un estudio transversal para evaluar la prevalencia de anticuerpos frente a C. abortus en rebaños de cabras y ovejas en Andalucía. Se recogieron un total de 780 muestras de sangre de 390 ovejas y 390 cabras, entre 2015 y 2017. Respecto a los rumiantes salvajes, también se recogieron muestras de sangre de 390 ciervos rojos, 110 muflones y 105 cabras montesas. Todos los rumiantes silvestres incluidos en este estudio fueron cazados legalmente por cazadores con licencia o eliminados como parte de programas de control poblacional implementados en reservas de caza.
Se detectaron anticuerpos anti -C. abortus en 222 (28,5 %) de los 780 pequeños rumiantes. La seroprevalencia fue mayor en cabras (34,1 %) que en ovejas (22,8 %). Se detectó seropositividad en el 76,9 % de los rebaños muestreados. El modelo final de ecuaciones de estimación generalizadas identificó el sistema de manejo (intensivo y semi-intensivo) y el mayor tamaño de la granja (≥492 animales) como factores de riesgo significativos asociados con la seropositividad de C. abortus en pequeños rumiantes domésticos.
En rumiantes salvajes, la seroprevalencia general fue del 2,6 %. Se encontraron anticuerpos anti- C. abortus en el 1,8 % de los ciervos rojos, el 3,8 % de las cabras montesas ibéricas y el 4,6 % de los muflones. La alta exposición de los pequeños rumiantes a C. abortus es “motivo de preocupación para la salud pública y animal”, indicaron.
“Hasta donde sabemos, este es el primer estudio que ha sido capaz de detectar anticuerpos específicos contra C. abortus en cabras montesas ibéricas, lo que aumenta el rango de especies susceptibles a esta bacteria”, añadieron.
Sin embargo, los bajos valores de seroprevalencia observados en poblaciones de rumiantes silvestres simpátricos indican que estas especies “parecen desempeñar un papel limitado en la epidemiología de C. abortus en el sur de España, lo que sugiere ciclos epidemiológicos independientes de este patógeno en poblaciones de rumiantes domésticos y silvestres en esta región europea”.
En conclusión, la alta seroprevalencia individual y en rebaños a C. abortus detectada en pequeños rumiantes domésticos podría ocasionar pérdidas económicas significativas para este sector ganadero y plantea inquietudes tanto para la salud animal como para la salud pública. No obstante, la baja seropositividad observada en poblaciones de rumiantes silvestres simpátricos “sugiere un papel limitado de estas especies en el ciclo epidemiológico de C. abortus en el área de estudio”. No obstante, justifican estudios epidemiológicos y moleculares adicionales para respaldar esta hipótesis y descartar la posible influencia de otros factores contribuyentes. Las medidas de control efectivas, especialmente en rebaños manejados bajo sistemas de producción intensivos y semi-intensivos y en aquellos con un gran número de animales, “pueden mejorar la salud animal y la resiliencia de la producción de pequeños rumiantes, contribuyendo a la sostenibilidad y rentabilidad de este sector”.
Así, se deben implementar medidas de control en las pequeñas explotaciones de rumiantes para minimizar el riesgo de transmisión de C. abortus a otras especies simpátricas, incluido el ser humano.