La leishmaniasis canina (CanL) es una enfermedad transmitida por vectores causada por el parásito protozoario Leishmania infantum y transmitida por flebótomos del género Phlebotomus en la cuenca mediterránea. L. infantum se considera endémica en esta región, pero también está presente en América del Sur y en Asia central y suroccidental. Los perros domésticos son reservorios primarios y huéspedes definitivos de L. infantum en áreas urbanas, pero hay cada vez más evidencia de leishmaniasis en la vida silvestre, incluidos cánidos salvajes, roedores, mustélidos, quirópteros y otros.
La presencia de reservorios del patógeno y la naturaleza zoonótica de la transmisión constituye una amenaza para la salud de los humanos, que son huéspedes definitivos y en quienes L. infantum causa una infección grave y potencialmente mortal. De hecho, la OMS considera las diversas formas de leishmaniasis como una de las tres enfermedades tropicales desatendidas (ETD) causadas por protozoos. A nivel mundial, se estima que entre 3,8 y 4,5 millones de personas están infectadas con Leishmania spp. y se reportan más de 5000 muertes cada año, principalmente en países orientales del África subsahariana.
La presentación clínica de CanL puede variar ampliamente, desde infección sin signos clínicos, hasta lesiones cutáneas y/o mucosas y afectación visceral. Las lesiones viscerales generalmente incluyen linfadenopatía periférica, esplenomegalia, hepatomegalia y glomerulonefritis. Las manifestaciones cutáneas incluyen alopecia, dermatitis, onicogrifosis, nódulos cutáneos o lesiones mucocutáneas. Sin embargo, en humanos, los síntomas viscerales prevalecen sobre las lesiones cutáneas, que pueden ser fatales sin un tratamiento farmacológico adecuado. Debido a su proximidad física, a menudo compartiendo el mismo entorno vital y su carácter familiar, los perros constituyen una amenaza epidemiológica para los humanos que debe prevenirse. Por esta razón, un diagnóstico preciso es esencial para implementar medidas de control y prevenir la aparición de signos clínicos al permitir un tratamiento rápido y adecuado. Las metodologías basadas en moléculas, como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), son técnicas sensibles y específicas que permiten la detección e identificación del parásito no solo en infecciones activas. Dentro de los métodos basados en PCR, la PCR cuantitativa (qPCR) aborda varias limitaciones inherentes a las técnicas de PCR estándar, como la reducción del riesgo de contaminación, la cuantificación de la carga parasitaria y la mejora del límite de detección.
Según diversos estudios, la prevalencia global de CanL en España es del 15,7 %, pero varía según el área geográfica. Así, la seroprevalencia de casos de CanL en el noroeste del país apenas alcanza el 2 %, pero puede oscilar entre el 31,6 % y más del 40 % en las provincias del sur de Andalucía y el sureste de la costa mediterránea, respectivamente. Diversos autores clasifican la prevalencia de CanL en la Península Ibérica en cuatro regiones epidemiológicas: (i) libre de leishmaniasis, Islas Canarias; (ii) baja endemicidad, costa cantábrica, Galicia—excepto provincia de Ourense—Navarra, La Rioja y norte de Castilla y León; (iii) endémicas, Meseta Central, Badajoz y norte de la costa mediterránea, excepto Girona; (iv) hiperendémica, Andalucía, Comunidad Valenciana e Islas Baleares.
Dada la escasez de datos sobre la prevalencia de CanL en perros en el noroeste de España, un equipo formado por Javier Merino Goyenechea, Elora Valderas-García, Rafael Balaña-Fouce y María Martínez-Valladares, de la Universidad de León, y Verónica Castilla Gómez de Agüero, del Instituto de Parasitología y Biomedicina “López—Neyra”, de Granada, ha estudiado la presencia de L. infantum en muestras de frotis bucal de perros en la provincia de Zamora mediante análisis qPCR durante los años 2021-2022 para contribuir a la imagen actual de esta enfermedad en España.
El estudio se realizó en 151 perros aparentemente sanos de 29 razas diferentes entre 2021 y 2022. El muestreo se realizó en 18 localidades de la provincia de Zamora. La provincia de Zamora presenta dos tipos climáticos bien caracterizados: un clima húmedo en la zona montañosa (noroeste de la provincia), con abundantes precipitaciones, inviernos fríos, nevadas y veranos suaves, y un clima continental extremo, que afecta al resto de la provincia, con inviernos fríos y veranos calurosos.
Se recopilaron 151 hisopos bucales, uno por perro, que se obtuvieron raspando la mucosa del interior de las mejillas durante al menos 1 minuto. Tras la toma de muestras, los hisopos se enviaron inmediatamente al laboratorio para su análisis mediante qPCR. Además, se registraron variables epidemiológicas de cada perro mediante un cuestionario completado por el propietario o el veterinario. Estas variables incluían factores intrínsecos asociados al perro, su ubicación o hábitat, y posibles signos clínicos relacionados con la CanL.
El ADN total aislado de la mucosa oral de 45 de los 151 perros muestreados en el estudio amplificó, y por lo tanto se consideraron positivos para la infección por L. infantum. Por lo tanto, la prevalencia de la infección por L. infantum en la población del estudio actual se estimó en un 30 %.
Como se esperaba, la mayoría de los perros muestreados no mostraron signos clínicos en CanL y solo 10 de los 151 animales (6,6 % de la población muestreada) mostraron algunos signos clínicos compatibles con infección por L. infantum. Los signos clínicos más frecuentes, en estos 10 perros, fueron ganglios linfáticos inflamados (72,7 %) y onicogrifosis (63,6 %), seguidos de áreas de alopecia (54,5 %), dermatitis (45,5 %) y pérdida de peso (45,5 %). Los signos clínicos menos frecuentes fueron palidez de las mucosas (27,1 %), presencia de úlceras (18,2 %), epistaxis (9,1 %) y lesiones oculares (9,1 %).
Ninguna raza canina mostró una susceptibilidad particular a la infección por L. infantum. Otros factores intrínsecos del animal que no se relacionaron estadísticamente con la infección por L. infantum fueron el peso, el sexo y la longitud del pelo.
Respecto a la edad de los animales, se observó una correlación positiva, entre la susceptibilidad de los animales a la enfermedad y la edad de los perros muestreados, probablemente debido a una mayor exposición a las picaduras de flebótomos y a la inmunosenescencia natural de los animales mayores.
En relación con los factores asociados al hábitat del animal, se observó que no existían diferencias entre las dos opciones posibles: si el animal pasaba la mayor parte del tiempo dentro de la casa o al aire libre, en una perrera. Tampoco se observaron diferencias en el nivel de infección según el entorno geográfico en el que vivían los perros (urbano, periurbano o rural) ni en la zona geográfica de relieve, solo llanuras o colinas.
Este estudio aporta nueva evidencia molecular de la infección por Leishmania infantum en perros de la provincia de Zamora, una región tradicionalmente considerada de baja endemicidad y con datos limitados. El uso de un método de muestreo no invasivo (hisopos bucales) combinado con la detección por qPCR “permitió la identificación y cuantificación del parásito en un número significativo de animales, incluyendo casos asintomáticos”. La detección de una proporción considerable de perros con PCR positiva destaca, indican, la posible relevancia de esta zona en el panorama epidemiológico actual de la leishmaniosis canina. Estos hallazgos respaldan la utilidad de las herramientas moleculares para la vigilancia y fomentan, añaden, la implementación de estudios epidemiológicos más amplios para comprender mejor la distribución y la dinámica de la infección en las regiones del interior de España.