Hace tiempo que los veterinarios clínicos venimos avisando que la salud de los animales y la salud de la población está en riesgo.
Somos sanitarios y nos hemos formado para prevenir y curar enfermedades en los animales, pero también para proteger la salud de las personas. Promovemos la medicina preventiva en su máxima expresión: evitar que las enfermedades animales lleguen a la población. Como dice el lema de la profesión desde sus inicios: "Hygia pecoris, salus populi" (“La salud de los animales es la salud del pueblo”). Pero la normativa que ahora regula nuestro trabajo, lejos de ayudarnos, nos asfixia. El Real Decreto 666/2023 y el sistema PRESVET nos impide tratar los animales con los medicamentos que necesitan para poder sanar.
Lo decimos claro: esta regulación no protege la salud animal ni la salud pública. Al contrario, genera retrasos en los tratamientos, fomenta la automedicación, encarece la atención veterinaria y nos aleja de los estándares europeos.
En otros países, los veterinarios pueden suministrar directamente los medicamentos necesarios en sus clínicas, ajustando el tratamiento a cada caso.
En España, la ley nos ata de manos y nos obliga a enviar a los propietarios de los animales a recorrer farmacias, donde muchas veces no encuentran los medicamentos prescritos o tardan días en recibirlo, cuando se lo podríamos suministrar en nuestras consultas.
El sistema PRESVET nos convierte en burócratas sin criterio clínico, exigiendo registrar detalles absurdos como el número exacto de gotas administradas o el porcentaje usado de una crema, bajo la amenaza de sanciones de hasta 1,2 millones de euros.
¿A quién beneficia esta burocracia sin sentido? ¿A quién sirve una regulación que criminaliza a los veterinarios y nos roba tiempo de lo importante, que es atender a nuestros pacientes?
La evidencia científica y el criterio clínico avalan la prescripción veterinaria
Los veterinarios somos los únicos profesionales sanitarios con formación y competencia para diagnosticar y tratar enfermedades en los animales.
Nuestra prescripción se basa en la lex artis, es decir, en la aplicación de la evidencia científica, las terapéuticas internacionales y el criterio clínico profesional. Prescribimos lo que es mejor para el paciente, no lo que dicta un sistema rígido e ineficaz como PRESVET.
Negar a los veterinarios la capacidad de prescribir con libertad y de suministrar los tratamientos necesarios es poner en peligro la salud de los animales, la salud pública y el bienestar social.
Menos tiempo para atender pacientes. Los animales se ven privados de su derecho a un servicio de calidad
Más estrés y miedo a sanciones desproporcionadas. Además de ser los sanitarios peor pagados, los veterinarios sufren altos índices de burnout (agotamiento emocional, físico y mental)
Profesionales agotados que abandonan la clínica con crisis de salud mental
Animales que no reciben el tratamiento adecuado a tiempo. Tienen que esperar a pruebas diagnósticas o recorrer farmacias para en muchos casos no encontrar el medicamento que necesitan.
En definitiva, estamos en situación de riesgo para la salud animal y la salud de la población.
No reclamamos privilegios. Exigimos nuestro derecho a ejercer con dignidad nuestro trabajo:
Poder suministrar los medicamentos necesarios en nuestras clínicas a los animales que están bajo nuestro cuidado, para garantizar tratamientos completos y seguros.
Flexibilidad real en la prescripción, basada en la lex artis, la evidencia científica y el criterio clínico.
Que se escuche a los veterinarios antes de legislar sobre nuestra profesión, porque protegemos la salud animal y la salud de todos.
Para los veterinarios de toda España resulta increíble que el Ministerio de Agricultura, responsable de esta situación y que conoce perfectamente las graves dificultades que padecemos para ejercer nuestro trabajo, todavía no haya rectificado. Una vez más, pedimos al ministro Planas que atienda nuestras reivindicaciones, que son de justicia.
Este fin de semana volveremos a salir a la calle en toda España. No es solo una protesta profesional: es una defensa de la salud de los animales, de las familias que los cuidan y del modelo de atención veterinaria que queremos para nuestro país.
Porque sin veterinarios, no hay salud animal. Y sin salud animal, no hay salud pública.
Porque la salud de los animales es la salud de todos.