Investigadores de Canadá han desarrollado una nueva vacuna contra el Streptococcus suis, una bacteria poco conocida, pero temida tanto en salud animal como en salud humana.
Streptococcus suis es la principal infección bacteriana que afecta a las granjas porcinas a nivel mundial. Causa graves problemas de salud en los lechones y ocasiona importantes pérdidas económicas a los productores.
La infección también es zoonótica, lo que significa que puede transmitirse a los humanos y causar complicaciones graves como la meningitis. “Esto es especialmente cierto en algunas zonas del sudeste asiático, donde es común el consumo de carne de cerdo poco cocida o platos tradicionales elaborados con sangre cruda. Streptococcus suis se convierte entonces en una de las principales causas de meningitis humana”, afirman.
En Europa y Norteamérica, el riesgo existe principalmente para veterinarios, trabajadores de mataderos, carniceros y cazadores que entran en contacto directo con animales infectados. “En Occidente, se considera una enfermedad profesional. Quienes manipulan animales enfermos y no siguen necesariamente los protocolos de bioseguridad, como el uso de guantes, pueden contraerla”.
Hasta la fecha, no existe una vacuna comercial contra la infección por Streptococcus suis. Los veterinarios deben recurrir a vacunas autólogas, o vacunas elaboradas a partir de la cepa bacteriana aislada de cerdos enfermos, cuyos resultados han sido contradictorios, indican.
Asimismo, añaden que los productores también han recurrido durante mucho tiempo a los antibióticos para prevenir enfermedades, pero que este uso preventivo alimenta la resistencia a los antibióticos.
Para combatir estos problemas en la intersección de la salud animal y humana, el equipo, apoyado por colaboradores extranjeros, ha recurrido a una estrategia innovadora: las vacunas glicoconjugadas.
El Streptococcus suis se protege con una cápsula de azúcar que actúa como camuflaje e impide que el sistema inmunitario lo detecte. La idea era reproducir artificialmente una pequeña porción de esta "cápsula de azúcar" en el laboratorio y luego unirla a una proteína transportadora.
"Esta combinación hace que la molécula sea visible para el sistema inmunológico, que luego aprende a reconocer y eliminar las bacterias", continúan.
Esta investigación se enmarca en el enfoque Una Salud, ya que abarca la salud animal, la salud humana y la salud ambiental. El éxito del proyecto depende de la complementariedad de los conocimientos especializados.
Si bien el desarrollo de esta vacuna aún está en curso, los resultados parecen prometedores. Como señala el equipo, proteger a los cerdos también significa proteger a los humanos y contribuir a la lucha contra la resistencia a los antibióticos.