La ecografía veterinaria es un examen ecográfico rápido, basado en evidencia, no invasivo, repetible y que ahorra radiación en el paciente. Los médicos generales pueden dominar fácilmente las habilidades de ecografía necesarias para realizarla, lo que resulta especialmente valioso cuando existe la necesidad de priorizar la seguridad del paciente sin retrasar las intervenciones diagnósticas y terapéuticas.
La ecografía se puede integrar en la práctica diaria cuando se realiza como una extensión del examen físico. Se puede realizar con el gato en la posición en la que se sienta más cómodo; esta suele ser una posición esternal, de pie o sentado, aunque se puede preferir una posición lateral en felinos con lesiones particulares (por ejemplo, fracturas pélvicas o espinales).
Entre las patologías que se evalúan comúnmente con ecografía del pulmón se incluyen enfermedad del espacio pleural y del parénquima pulmonar (p. ej., aire/líquido). Por parte de la ecografía abdominal, se puede agilizar el diagnóstico y el tratamiento terapéutico de los gatos con abdomen agudo, incluidos aquellos con distensión abdominal y azoemia.
No obstante, la ecografía puede aplicarse para ayudar al diagnóstico de patologías en las que nunca se había utilizado. En este sentido, un trabajo reciente ha evaluado la precisión y viabilidad de la ecografía en el diagnóstico de otitis media de origen natural en gatos, utilizando la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM) como estándar de referencia.
Generalmente, la otitis media (OM) se diagnostica mediante imagenología o, en algunos casos, mediante evaluación otoscópica, detectando líquido en la bulla timpánica (TB). En los gatos, el tabique de la bulla divide la TB en compartimentos ventromedial (VMC) y dorsolateral (DLC), y la ecografía se limita a visualizar únicamente la VMC. Para realizar el trabajo, se incluyeron en el estudio treinta y dos gatos de propiedad privada (64 orejas) con y sin OM.
En el estudio, la TC o la RM confirmaron la presencia de líquido (otitis) o aire (normal) en la bulla timpánica, mientras que la ecografía detectó aire o líquido en los compartimentos ventromedial. Asimismo, se calcularon las estadísticas de rendimiento de la ecografía en el diagnóstico de la otitis media.
La ecografía de bulla tardó un promedio de 3,5 minutos en completarse y 23 gatos estaban despiertos. La ecografía detectó aire en el conducto deferente en 41 oídos, líquido en 22 oídos y sombra acústica en un oído debido al engrosamiento de la pared de la tuberculosis, lo que impidió la detección de gas o líquido. Treinta y nueve oídos medios estaban llenos de aire y 25 oídos presentaban líquido, según la TC/RM. Dos falsos negativos resultaron de líneas de líquido escasas e indetectables. Los datos ecográficos de 63 oídos (se excluyó el oído con sombra acústica) mostraron lo siguiente: sensibilidad (92 %), especificidad (100 %), valor predictivo positivo (100 %), valor predictivo negativo (95 %) y precisión (97 %).
Por ello, comentan que “la ecografía fue rápida, bien tolerada y diferenció con fiabilidad el líquido del aire en el VMC, diagnosticando otitis media en la mayoría de los gatos”. Sobre los falsos negativos, indican que se debieron a la escasez de líquido, y que la sombra acústica podría indicar OM crónica.