Un estudio español busca cómo mejorar la técnica artroscópica en veterinaria

La artroscopia es un procedimiento mínimamente invasivo que facilita el diagnóstico y el tratamiento de patologías intraarticulares. Esta técnica proporciona una imagen magnificada en un monitor de alta definición. Al mismo tiempo, se distiende la articulación con líquido, lo que permite una visualización completa de las estructuras intraarticulares, incluyendo los tejidos blandos y el cartílago articular, en su entorno más natural. En caninos, esta técnica ha crecido exponencialmente en los últimos años, impulsada por la demanda de los propietarios y los avances tecnológicos como cámaras de alta resolución, fibra óptica y fuentes de luz fría. Hoy en día, se considera la técnica de referencia para la evaluación de estructuras intraarticulares.

Aunque la artroscopia es un procedimiento con una baja tasa de complicaciones, un estudio reciente encontró que el 17,1 % de los perros corren el riesgo de presentar complicaciones perioperatorias “menores o mínimas”. Una de estas complicaciones es el sangrado intraarticular, que ocurre después de la creación del portal artroscópico y durante la manipulación de los tejidos articulares. Este sangrado se diluye con el líquido de irrigación, lo que afecta negativamente la calidad de la imagen artroscópica. 

Mejorar la técnica artroscópica en veterinaria

En medicina humana y en caballos, la hemorragia intraarticular compromete la visibilidad de la articulación, prolonga la cirugía y aumenta la complejidad, lo que puede provocar errores de diagnóstico y daño tisular. Además, se ha asociado con un mayor riesgo de complicaciones posoperatorias, susceptibilidad a infecciones, toxicidad del cartílago articular, sinovitis posterior y aumento del dolor posoperatorio. En consecuencia, se han desarrollado métodos para minimizar la presencia de sangre en la articulación, como la coagulación térmica (electrocauterización), los sistemas de irrigación con bomba, los torniquetes, la aplicación de técnicas de anestesia locoregional o la administración de un fármaco hemostático. En medicina humana, se aplican fármacos como la adrenalina o la noradrenalina mediante líquido de irrigación artroscópica.

En medicina veterinaria, la adrenalina se administra comúnmente por vía intravenosa para el tratamiento del shock anafiláctico y la reanimación cardiovascular. Sin embargo, también se utiliza localmente para actuar como un agente hemostático para reducir el sangrado a través de su efecto de taponamiento y la vasoconstricción periférica del tejido. En medicina humana, el uso de adrenalina durante el procedimiento artroscópico, debido a las propiedades hemostáticas a concentraciones de 0,33 mg L −1 en el líquido de irrigación, se considera una técnica común y segura durante el manejo anestésico. Se ha asociado con un menor grado de sangrado intraarticular. La evidencia respalda que conduce a imágenes de mayor calidad, disminución del tiempo operatorio, reducción del volumen total de líquido de irrigación y mejoría del dolor posquirúrgico. El riesgo de hipertensión, taquicardia con o sin arritmia ventricular y/o edema pulmonar es mínimo o casi inexistente. En medicina veterinaria, no existen publicaciones sobre el uso de estos fármacos y sus beneficios.

Adrenalina a una dosis de 0,33 mg L

Por lo tanto, un trabajo realizado por Ana Zapata, Claudio Iván Serra Aguado, José Román Soto Muñoz y Rocío Fernández-Parra, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Católica de Valencia San Vicente, y José Ignacio Redondo, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Cardenal Herrera-CEU, busca evaluar el impacto de la adición de adrenalina al líquido de lavado intraarticular en los parámetros cardiorrespiratorios durante procedimientos artroscópicos, y cómo se puede influir en la calidad de la imagen artroscópica. La hipótesis sugiere que el uso de adrenalina a una dosis de 0,33 mg L −1 diluida en el líquido de irrigación artroscópica disminuirá el sangrado intraarticular con mínima afectación del sistema cardiovascular y mejorará la calidad de la imagen artroscópica.

Se realizó un ensayo clínico prospectivo, doble ciego y aleatorizado en 20 rodillas de 18 perros sometidos a artroscopias diagnósticas. Los perros fueron asignados aleatoriamente a dos grupos: grupo A (recibió Ringer lactato (LR) con adrenalina 0,33 mg L −1 ) y grupo C (recibió LR con 0,33 mL de solución salina). Los parámetros cardiovasculares se registraron utilizando un monitor multiparamétrico y se midieron los niveles de glucosa, cortisol y adrenalina en varios puntos temporales.

El análisis de las variables cardiorrespiratorias, incluyendo frecuencia cardiaca (FC), frecuencia respiratoria (FR), presión arterial sistólica (PAS), presión arterial media (PAM), presión arterial diastólica (PAD), no reveló diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos de tratamiento en los puntos temporales medidos, ni para el mismo grupo a lo largo del tiempo. Se observó una tendencia hacia valores más altos en el Grupo A para PAS, FC y FR, pero estas diferencias no fueron estadísticamente significativas.

La concentración de hemoglobina se calculó con base en el líquido residual y la calidad de la imagen fue evaluada por un cirujano ciego mediante una escala visual analógica (EVA).La EVA se representó como una línea de 0 a 100 mm, donde 0 mm representaba ausencia de visibilidad y 100 mm visibilidad perfecta.

Sin alteración de los parámetros cardiorrespiratorios

Los autores comentan que no se observaron diferencias significativas entre los grupos en los parámetros cardiovasculares, glucosa, cortisol, adrenalina, hemoglobina ni puntuaciones de la EVA. La media fue de 97 mm para el grupo C y 89,5 mm para el grupo A. La satisfacción con el procedimiento artroscópico fue similar entre los grupos: 88,5 mm para el grupo C y 94,5 mm para el grupo A. En este sentido, añaden que solo se observaron diferencias temporales en el cortisol y la adrenalina. 

La adición de adrenalina al líquido de lavado intraarticular a una concentración de 0,33 mg L −1 no afectó los parámetros cardiorrespiratorios durante los procedimientos artroscópicos de diagnóstico, lo que lo convierte en un enfoque seguro para el uso clínico. “Este hallazgo es consistente con los datos de la medicina humana, que no indican reacciones cardiovasculares adversas”.