La propagación de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) es una amenaza importante para la salud humana y animal en todo el mundo. La presión selectiva ejercida por el uso de antimicrobianos (incluido el uso indebido y el uso excesivo) se considera uno de los factores más importantes para un aumento de la RAM.
En medicina veterinaria, los animales de compañía están ganando interés con respecto a su papel en la epidemiología general de la RAM. De hecho, aunque hasta la fecha hay pocos datos basados en evidencia disponibles, su proximidad con las personas podría facilitar la transmisión interespecies de RAM y plantea un desafío significativo de Una Salud.
Además, las infecciones en perros y gatos se tratan principalmente con los mismos antibióticos utilizados en medicina humana, como fluoroquinolonas, penicilinas y cefalosporinas, lo que aumenta el riesgo de desarrollo de las mismas resistencias a los medicamentos. Específicamente, las infecciones del tracto urinario (ITU) se encuentran comúnmente en la clínica veterinaria, afectando a una proporción sustancial de animales de compañía cada año.
Se ha estimado que cerca del 14 % de los perros evaluados por un veterinario desarrollarán ITU durante su vida, con una edad promedio de 7,8 a 8 años. Por lo tanto, de manera similar a la medicina humana, las ITU también son un motivo frecuente de prescripción de antimicrobianos en las clínicas.
Aunque la terapia antimicrobiana ha sido tradicionalmente la piedra angular para el tratamiento de las ITU, la aparición de patógenos resistentes a múltiples fármacos (MDR) ha complicado las estrategias de manejo, planteando serias implicaciones para la salud pública.
Las ITU representan una fuente importante de morbilidad entre los animales de compañía, lo que lleva a signos clínicos de diferente gravedad, una disminución de la calidad de vida y posibles complicaciones potencialmente mortales si no se tratan. Además, la creciente participación de las bacterias RAM también es primordial para los humanos con los que cohabitan. La resistencia a múltiples fármacos se ve exacerbada por factores como la selección inadecuada de antimicrobianos, la dosificación subóptima y las dificultades para establecer programas sólidos de administración de antimicrobianos en entornos veterinarios.
Por lo anterior, la Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas de los Animales de Compañía (ISCAID) redactó directrices específicas para el tratamiento de las ITU en animales de compañía. En particular, algunos de los antibióticos sugeridos para el tratamiento de las ITU en perros y gatos también se utilizan en medicina humana, y algunos de ellos, las quinolonas y las cefalosporinas de tercera generación, específicamente, se consideran de máxima prioridad y de importancia crítica (HPCIAs) por la Organización Mundial de la Salud. Estas directrices son recomendaciones generales, que requieren un ajuste adecuado teniendo en cuenta la legislación nacional sobre prescripciones de antimicrobianos, las tasas geográficas específicas de RAM y los matices epidemiológicos.
Dadas estas premisas, existe una necesidad urgente de una investigación exhaustiva que aborde la RAM en las infecciones urinarias entre los animales de compañía, incluidos datos locales sobre la etiología, las tasas de RAM y su relación con la administración de antibióticos.
Un estudio realizado en Italia tuvo diferentes objetivos: describir la prevalencia de bacterias aisladas de muestras recolectadas en perros y gatos con ITU evaluados en un Hospital Universitario Veterinario; determinar patrones de no susceptibilidad de dichos aislamientos; describir patrones de uso de antimicrobianos en muestras positivas; evaluar el impacto de la aplicación de las pautas ISCAID en las tasas de RAM y el uso de antimicrobianos durante un período de 30 meses.
Incluyeron a la investigación un total de 729 aislamientos bacterianos. La especie bacteriana aislada con mayor frecuencia fue Escherichia coli tanto en perros (52,8 %) como en gatos (45,7 %). Otras especies aisladas frecuentemente fueron estafilococos miembros del grupo Staphylococcus intermedius (SIG), K. pneumoniae, P. mirabilis, E. faecalis y S. canis. Específicamente, S. canis se asoció con una mayor frecuencia en perros. Por otro lado, especies bacterianas como E. faecalis, C. urealyticum, S. aureus y S. felis fueron significativamente más prevalentes en gatos.
Siguiendo las directrices de ISCAID, casi la mitad de los casos se clasificaron como ITU superiores (24,9 %) o cistitis recurrentes (24,8 %).
El porcentaje de resistencia a múltiples fármacos (MDR) fue del 37,3 % (n = 272), y el porcentaje de RAM del 75,5%. El tratamiento previo con amoxicilina-clavulánico, marbofloxacino, enrofloxacino y piperacilina-tazobactam se relacionó con tasas más altas de MDR.
Mientras que el análisis de tendencia temporal para las tasas de no susceptibilidad mostró una disminución significativa durante los cinco semestres con respecto al porcentaje de MDR y el porcentaje de E. coli MDR. De igual forma, se registraron disminuciones significativas para los porcentajes de no susceptibilidad hacia amoxicilina-clavulanato, amikacina, gentamicina o tetraciclina, entre otros.
Asimismo, se registró una disminución significativa en las muestras de pacientes tratados previamente y en tratamiento en el momento del muestreo.
“La aplicación de las directrices ISCAID, especialmente en pacientes que ya recibían terapia antibiótica en el momento de la inclusión o con terapia antibiótica previa, utilizando moléculas dirigidas y el momento informado de la terapia, puede haber disminuido la tendencia de la resistencia a los antibióticos que selecciona poblaciones bacterianas no MDR”, celebraron.
Además, consideran que vale la pena mencionar la disminución significativa con el tiempo en la proporción de E. coli MDR por dos razones. Primero, “esta especie fue la más comúnmente encontrada, y también hay evidencia de que la E. coli uropatógena puede compartirse entre humanos y mascotas”, por lo que una reducción en la MDR con el tiempo es importante también desde una perspectiva de Una Salud.
De esta forma, han concluido que el estudio destacó que los animales de compañía son reservorios potenciales de RAM. “Nuestro trabajo subraya cómo un sistema de monitoreo bien definido puede ayudar a detectar correlaciones entre el consumo de antibióticos y las tasas de resistencia, priorizando el uso de antibióticos siguiendo la optimización del uso”.
Puesto que las mascotas son un reservorio potencial de resistencia a varios antibióticos y están en contacto con personas, estos hallazgos también representan un “desafío importante desde la perspectiva de Una Salud”.