Desde que el pasado 23 de junio se notificara el primer positivo en Málaga, la inquietud por la enfermedad vírica de la lengua azul no ha parado de crecer entre ganaderos y veterinarios de Andalucía. Con la confirmación de un brote en Almegíjar y otros cinco en la misma comarca de Órgiva (que se tratarán como positivos), más dos en Zafarraya y Alhama pendientes de recibir los resultados, el Colegio Oficial de Veterinarios de Granada urge a "revisar el papel estratégico del veterinario ante crisis sanitarias, para la vigilancia, control y respuesta frente a epidemias animales".
Según cuenta el Colegio de Veterinarios de Granada, "el veterinario de explotación era un requisito obligatorio, atendiendo al Real Decreto 364/2023, que desarrolla la normativa de la Unión Europea y asigna a los titulares de las explotaciones ganaderas una serie de responsabilidades en aspectos como la bioseguridad, uso prudente y responsable de medicamentos veterinarios, y la prevención y control de enfermedades. Sin embargo, el Real Decreto 346/2025, de 22 de abril, elimina esta obligación, aunque considera de menor riesgo sanitario a las explotaciones que voluntariamente cuenten con estos profesionales".
“El veterinario de explotación juega un papel fundamental para detectar los síntomas precozmente, asesorar y comunicar la sospecha de enfermedad a los veterinarios de la Consejería de Agricultura. Su figura como garante de la salud y el bienestar animal en las explotaciones ganaderas es vital”, afirma la vocal de ganadería del Colegio Oficial de Veterinarios de Granada, Purificación Gómez.
También conocida como fiebre catarral ovina por su sintomatología clínica de aumento de la temperatura corporal, hinchazón de cabeza y párpados, lengua inflamada y oscura, cojera o lesiones en las pezuñas, diarrea o vómitos, y abortos, malformaciones o incluso la muerte en los casos más graves, la lengua azul es un virus que afecta a los rumiantes, principalmente ovejas, a través de la picadura del mosquito Culicoides.
Pero no es una zoonosis y, por tanto, no se transmite a personas, ni por contacto con los animales ni por el consumo de sus productos, como carne, queso o leche.
“Al ser una enfermedad vírica, no hay cura. Sólo tratamientos de apoyo a los animales con síntomas”. El director de la Oficina Comarcal Agraria (OCA) de Órgiva, José Miguel Mayor, recalca la importancia de las medidas preventivas: uso de repelentes, desinfección de espacios y camas de los animales y, sobre todo, vacunación. “Se recomienda la vacuna siempre y cuando el animal no muestre síntomas. Si ya está infectado, o se sospecha que puede estarlo, la vacunación puede ser contraproducente”, matiza.
En este sentido, resaltan que "la normativa también se ha vuelto más laxa para aliviar el doble castigo que supone para el ganadero el gasto extra en vacunación y medidas de prevención, y la caída en el precio a consecuencia de una menor demanda”. Además de la eliminación de restricciones sanitarias vinculadas a los movimientos de animales, la Orden del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) publicada el 11 de marzo de 2025 establece la vacunación voluntaria en todo el territorio peninsular, en lugar de obligatoria. “No existe inmunidad cruzada para la lengua azul, es necesaria una vacuna por cada serotipo, excepto para el 1 y el 4, que sí existe una vacuna bivalente”.
La Junta de Andalucía, que estaba facilitando gratuitamente ésta última a través de las Agrupaciones de Defensa Sanitaria (ADSG), ha anunciado que también subvencionará el 50 % de los gastos por compra y administración de vacunas frente a los serotipos 3 y 8.
Desde el MAPA se ha centralizado la confirmación de focos de lengua azul en el Laboratorio Central de Veterinaria de Algete y se ha solicitado que no se recojan ni envíen más de dos muestras por rebaño y por comarca. Para el resto de rebaños en riesgo se establece un protocolo de visitas clínicas veterinarias cada 24 o 48 horas y encuesta epidemiológica.
Si bien las autoridades autonómicas consideran que la incidencia del virus en Granada es hasta el momento “baja”, ya que las comarcas con la mayor parte del censo ovino provincial (Huéscar, Baza y Guadix) no han reportado casos sospechosos, unos 1.400 animales permanecen bajo estrecha vigilancia. Ante la mínima sospecha se pide que se aísle a las cabezas de ganado afectadas, además de aplicar todas las medidas preventivas posibles, y avisar a los veterinarios además de la correspondiente Oficina Comarcal Agraria. “Es vital que los ganaderos trabajen de forma coordinada y responsable con su veterinario de explotación para evitar bulos e información falsa que puedan poner en riesgo la salud de los animales”, concluye Mayor.