Cryptosporidium spp. son parásitos zoonóticos de distribución global que afectan a una amplia gama de hospedadores vertebrados, incluido el ser humano. La infección con este protozoo puede provocar criptosporidiosis, una enfermedad entérica reconocida como una zoonosis importante a nivel mundial. La principal vía de transmisión de este parásito es fecal-oral, mediante la ingestión de ooquistes infecciosos de Cryptosporidium spp. procedentes de ambientes, alimentos o agua contaminados.
Entre los animales susceptibles, los cerdos se consideran un reservorio significativo para Cryptosporidium spp.. La prevalencia global de Cryptosporidium spp. en cerdos se estimó en 16.3 %. La tasa de infección más alta de este parásito en cerdos por continente se encontró en África (40.8 %), seguida de Europa (18.3 %). Dentro de Europa, el Reino Unido e Irlanda informaron la prevalencia más alta (44.6 %), mientras que Alemania mostró la prevalencia más baja (0.4 %). En España, la prevalencia estimada de Cryptosporidium spp. fue de 13.7 %, basada en datos publicados de estudios previos en cerdos domésticos, cerdos ibéricos negros y jabalíes.
En la mayoría de los casos, las infecciones por Cryptosporidium spp. en cerdos son subclínicas. Sin embargo, en algunos casos, la criptosporidiosis puede presentar manifestaciones clínicas, particularmente en presencia de coinfecciones con otros patógenos entéricos como Cystoisospora suis y/o Rotavirus. En esos escenarios, los cerdos pueden presentar diarrea, tasas de conversión alimenticia reducidas e incluso mortalidad. Investigaciones previas indican que el desarrollo y la gravedad de los signos clínicos en cerdos y su gravedad están influenciados por factores como la edad de los cerdos infectados, las prácticas de manejo de la granja y la especie o genotipo específico de Cryptosporidium involucrado. Hasta la fecha, se han identificado 13 especies/genotipos de este protozoo en cerdos, siendo Cryptosporidium scrofarum , Cryptosporidium suis y Cryptosporidium parvum las especies más prevalentes detectadas tanto a nivel mundial como en España. Estas tres especies de Cryptosporidium también se han detectado en humanos, lo que destaca su potencial zoonótico y la importancia de implementar medidas de control efectivas.
El hecho de que de uno a diez ooquistes infectivos de Cryptosporidium spp. puedan iniciar una infección y causar enfermedad, junto con la supervivencia prolongada de estos ooquistes en diversas condiciones ambientales y el estrecho contacto entre cerdos y humanos, indica un riesgo considerablemente alto de transmisión zoonótica de Cryptosporidium spp. de los cerdos. Además, el potencial de contaminación de los recursos hídricos es significativo si el estiércol porcino no se gestiona adecuadamente. La creciente implementación de sistemas intensivos de producción porcina en Aragón, una región que albergaba la mayor población porcina española en 2024, da como resultado la generación de un volumen significativo de purines. A pesar de este riesgo elevado y el potencial de contaminación generalizada, la información actual sobre la prevalencia de Cryptosporidium spp. en esta área sigue siendo limitada. Un estudio realizado por Laura Garza-Moreno, Celia León y Joaquín Quílez, del Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2), de la Universidad de Zaragoza-CITA, tuvo como objetivo investigar la presencia de Cryptosporidium spp. en varias granjas porcinas de Aragón e identificar las especies de parásitos implicadas mediante caracterización molecular.
Diez granjas de cría comercial participaron voluntariamente en este estudio. Las diez granjas estaban ubicadas en la zona con mayor densidad de explotaciones porcinas de Aragón. Estas granjas abarcaban diversas etapas de producción: lactación (Fase 1, P1), transición (P2), engorde (P3) y/o transición-engorde (P2 + P3, también conocido como destete-engorde, WTF). Las granjas participantes se clasificaron en dos tipos de sistemas de producción: (A) granjas de tres fases, que incluyen las etapas P1, P2 y P3, y (B) granjas de dos fases, que incluyen las etapas P1 y WTF.
Un total de 72 muestras fecales fueron recolectadas por el veterinario responsable en granjas de cría comerciales seleccionadas entre marzo y junio de 2024. Entre estas granjas seleccionadas, cuatro granjas (40 %) siguieron un sistema de producción de tres etapas (P1, P2, P3), y seis granjas (60 %) utilizaron un sistema de producción de dos etapas (P1, WTF).
También se analizaron mediante un cuestionario los datos sobre el tipo de sistema de producción (dos o tres etapas), las etapas de producción y las instalaciones de cría (el tipo de suelo y fuente de agua) asociados con la presencia del parásito. Los resultados mostraron que Cryptosporidium spp. se detectaron por inmunofluorescencia en 12 de 72 (16,7 %) muestras colectadas provenientes de cinco granjas diferentes. Asimismo, se obtuvieron con mayor frecuencia en muestras fecales provenientes de sistemas de producción de tres etapas (21.9 %) en comparación con sistemas de dos etapas (12.5 %).
Al considerar todas las granjas muestreadas y los tipos de producción, la positividad más alta para Cryptosporidium spp. por inmunofluorescencia se observó en las fases de crianza y engorde (3/12, 25 % en cada fase de producción), seguida de la fase WTF (4/23, 17,4 %) y la fase de lactancia (2/25, 8 %). No se encontró asociación estadísticamente significativa entre la positividad de Cryptosporidium spp. y el tipo de producción utilizado.
“Las muestras de la etapa de engorde exhibieron la tasa de positividad más alta y el recuento estimado de ooquistes (3.0 ooquistes/campo microscópico)”, indicaron. Además, la caracterización molecular de Cryptosporidium spp. reveló la circulación de múltiples especies tanto entre granjas como dentro del mismo flujo de producción porcina, siendo Cryptosporidium scrofarum la especie más prevalente (7/72; 9.7 %), seguida de Cryptosporidium suis (1/72; 1.4 %).
La criptosporidiosis humana es causada principalmente por C. hominis y C. parvum, siendo esta última la especie zoonótica más significativa de Cryptosporidium. En este estudio, no se detectó C. parvum. Estos hallazgos refuerzan la hipótesis de que los cerdos no son un reservorio significativo de infecciones humanas con C. parvum en esta región. Sin embargo, consideran que vale la pena mencionar que tanto C. scrofarum como C. suis también se han detectado esporádicamente en casos humanos. Dado el potencial riesgo zoonótico de las infecciones por Cryptosporidium spp., la implementación de estrictos protocolos de bioseguridad interna y prácticas de higiene adecuadas entre el personal de la granja es crucial para prevenir la transmisión de este parásito a los humanos y su propagación dentro de las granjas.
“Estos hallazgos subrayan la importancia de la vigilancia y la caracterización molecular de Cryptosporidium spp. para controlar infecciones en cerdos, considerando el potencial de transmisión zoonótica de este parásito a humanos”, exponen.