Se ha sugerido que los perros son un modelo útil para varios tipos de cáncer humano, incluido el melanoma. La caracterización exhaustiva de estos modelos acelerará el desarrollo y la aplicación de nuevas estrategias terapéuticas. Los análisis genómicos comparativos entre tumores humanos y caninos subrayan el valor del modelo canino para avanzar en el conocimiento de la iniciación y la progresión tumoral en humanos. Estos estudios han acelerado la identificación de tratamientos clínicamente relevantes para ambas especies. La inmunoterapia, en particular, se muestra prometedora como estrategia debido a su potencial para efectos terapéuticos sistémicos, pero específicos del cáncer.
La inmunoterapia se reconoce actualmente como uno de los pilares fundamentales del tratamiento del cáncer humano, con una importancia clínica equivalente a la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia tradicional. El estudio de la carcinogénesis y el desarrollo de diferentes terapias contra el cáncer es un área de investigación que avanza con gran rapidez. Se están desarrollando nuevas modalidades de tratamiento para brindar una mejor atención veterinaria a los caninos.
Los inhibidores de puntos de control inmunitario (ICI) se utilizan ampliamente para tratar cánceres humanos, y la creciente evidencia sugiere que los ICI son tratamientos prometedores para neoplasias malignas caninas. Hasta la fecha, se han identificado varios factores séricos que predicen el beneficio de los ICI entre pacientes humanos con cáncer, incluyendo proteína reactiva (PCR), IL-6, PD-L1 soluble y varias citocinas y quimiocinas. Sin embargo, el valor predictivo de las citocinas aún está poco investigado en el cáncer canino. En medicina veterinaria, varios estudios clínicos han evaluado la eficacia del bloqueo de puntos de control inmunitario para perros con cáncer.
Por lo tanto, el objetivo de un trabajo realizado por Carmen Gloria Pérez-Santana, Ana A. Jiménez Alonso y Enrique Rodríguez Grau Bassas, del Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria (IUSA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), y Sara E. Cazorla-Rivero, Francisco Rodríguez Esparragón, Jesús María González Martín, Ruth Henríquez-Cabrera y Bernardino Clavo-Varas, del Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, fue identificar prospectivamente niveles o perfiles de citoquinas específicas que pudieran servir como biomarcadores y proporcionar información sobre el estado de la enfermedad, la presencia o ausencia de tumores después de la cirugía, o que permitieran distinguir entre metástasis y subtipos de tumores a lo largo del período de seguimiento.
Se incluyeron prospectivamente en este estudio perros afectados por melanoma maligno oral que acudieron al Servicio de Oncología Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria desde 2021, con un seguimiento mínimo de un año hasta 2024.
Se estadificó a diez perros mediante un examen clínico exhaustivo, hemograma completo, perfil bioquímico sérico, radiografías de tórax (tres proyecciones) y tomografía computarizada (TC) corporal total cuando fue necesario.
De ellos, cuatro fueron diagnosticados con melanoma melanótico y seis con melanoma amelanótico. Se recogieron muestras de suero al inicio (antes de la cirugía), el día de la cirugía y, posteriormente, cada 3-4 meses, junto con exámenes clínicos y radiografías torácicas.
Los autores cuantificaron las concentraciones de GM-CSF, IFN-γ, IL-2, IL-6, IL-7, IL-8, IL-10, IL-15, IL-18, IP-10, similar a KC, MCP-1 y TNFα. Las muestras de seguimiento indicaron que, tras la extirpación del melanoma maligno, los niveles séricos de GM-CSF, IFN-γ, MCP-1, IL-18 e IL-2 aumentaron significativamente. Por el contrario, al comparar muestras de perros con melanoma maligno oral con las de aquellos sin la enfermedad, “las concentraciones de IL-7 y MCP-1 fueron significativamente mayores en ausencia de muestras de enfermedad que en las muestras de melanoma maligno oral”. Además, al comparar las concentraciones séricas entre muestras de pacientes con OMM con metástasis y pacientes en remisión, “los niveles elevados de MCP-1 se asociaron con una peor supervivencia general debido al desarrollo de metástasis de melanoma maligno oral”.
Por último, los investigadores realizaron una comparación de citocinas en muestras de melanoma maligno oral melánico y amelanótico, que reveló que las muestras de melanoma amelanótico exhibieron concentraciones más altas de IL-6, IL-10 e IL-15 en comparación con sus contrapartes melanóticas.
“Nuestros hallazgos demuestran un aumento significativo en citocinas como IL-2, IL-18, GM-CSF, IFN-γ y MCP-1 después de la extirpación del tumor”. Esto sugiere una activación de la respuesta inmune que puede contribuir a los efectos antitumorales observados en la fase posquirúrgica. En particular, “los altos niveles séricos de IL-2 se asociaron con una supervivencia prolongada, lo que subraya su papel crucial en la respuesta inmune contra el melanoma”.
Así, comentan que “este estudio destaca el potencial significativo de usar el melanoma maligno oral canino como modelo para comprender los mecanismos de evasión inmunitaria y desarrollar nuevas estrategias inmunoterapéuticas que podrían ser relevantes tanto para la medicina veterinaria como para la humana”.
Dadas las similitudes histopatológicas y clínicas entre los melanomas malignos caninos y humanos, los hallazgos brindan “información valiosa sobre la dinámica inmunológica en juego durante la progresión tumoral y después del tratamiento”.
Ante tales resultados, han concluido que “la identificación y comprensión de los biomarcadores séricos en el melanoma maligno oral podría mejorar considerablemente la estadificación y el pronóstico de la enfermedad, lo que daría lugar a estrategias de tratamiento más personalizadas”. En este punto, añaden que la investigación continua sobre estos biomarcadores es esencial para mejorar las tasas de supervivencia y la calidad de vida del paciente. “Este estudio contribuye a la creciente evidencia de que los modelos caninos pueden ofrecer información valiosa que también podría traducirse en tratamientos más eficaces y específicos para el melanoma humano”.