En medio de una situación de alarma global por la expansión de los brotes de fiebre aftosa en varios continentes, la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos ha decidido apostar por el desarrollo de su primer banco de vacunas específico de esta enfermedad.
La fiebre aftosa se considera una de las mayores amenazas económicas para la ganadería. En el caso canadiense, se estima que su impacto económico oscilaría entre 22.000 y 75.000 millones de dólares, dependiendo del modo de introducción y el alcance de la propagación. Todo ello a pesar de que Canadá está libre de fiebre aftosa desde 1952 y se han implementado medidas estrictas para prevenir su entrada.
“Contar con un suministro inmediato de vacunas de emergencia contra la fiebre aftosa fortalece la capacidad de los países para responder eficazmente ante los brotes, reducir su duración y limitar el número de casos”, señala Esteban Turic, CEO de Biogénesis Bagó, una de las dos empresas elegidas para producir y complementar este producto en Canadá, junto con Boehringer Ingelheim.
Biogénesis Bagó es en la actualidad el mayor proveedor de vacunas multivalentes contra la fiebre aftosa, con varias cepas disponibles en su banco de antígenos (entre ellas, la A2001). Desde 2006 provee de antígenos al banco norteamericano de vacunas de Norteamérica y en la actualidad también lo hace a los bancos de EEUU, Canadá, Argentina, Corea, Brasil y Taiwan.
Todo ello mientras el continente europeo está sufriendo su peor momento desde 2001, tras el brote declarado en Alemania en enero pasado. Aunque este país ya ha sido declarado libre de fiebre aftosa, han persistido brotes posteriores en Hungría y Eslovaquia y numerosos países han tomado medidas severas como la prohibicion de importaciones de carne o productos lácteos de las zonas afectadas.
Desde comienzos de 2025 la enfermedad ha estado presente en Argelia, Burkina Faso, Camboya, China, Corea, Guinea, Hungría, Indonesia, Irak, Israel, Libia, Mozambique, Palestina, Sierra Leona, Sudáfrica, Bahrein y Túnez, lo que ha obligado a organismos internacionles como FAO y OMSA a recomendar medidas urgentes de bioseguridad y una mayor vigilancia.
Según Paul MacKinnon, Presidente de la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos, “establecer un banco de vacunas contra la fiebre aftosa es una herramienta vital para salvaguardar la salud de nuestro ganado, el acceso al mercado y el futuro de nuestra industria”.
En medio de una situación de alarma global por la expansión de los brotes de fiebre aftosa en varios continentes, la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos ha decidido apostar por el desarrollo de su primer banco de vacunas específico de esta enfermedad, una herramienta estratégica destinada a reforzar la capacidad del país para responder de manera eficaz ante un eventual brote de esta enfermedad que afecta al ganado.
Este nuevo banco permitirá contar con dosis disponibles de forma inmediata, lo que facilitará una rápida contención del virus, reducirá la duración de los brotes y protegerá tanto el comercio como el sustento de los productores.
La fiebre aftosa causa lesiones dolorosas en animales de pezuña hendida, afectando gravemente su salud y productividad. La iniciativa se basa en una estrecha colaboración entre los gobiernos federal, provinciales y territoriales, junto con representantes del sector agropecuario. Autoridades como la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos, así como líderes de asociaciones ganaderas y lecheras, subrayaron la relevancia de esta inversión para preservar la salud animal, la economía rural y la seguridad alimentaria del país.