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Proponen incluir marcadores tempranos en el manejo de la hiperplasia prostática benigna en perros

Proponen incluir marcadores tempranos en el manejo de la hiperplasia prostática benigna en perros

La esterasa prostática específica canina (CPSE) como marcador permite anticipar de manera confiable si la enfermedad se mantendrá estable o progresará a corto plazo
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Esterasa prostática específica canina (CPSE) parece ser un predictor relevante de los síntomas en hiperplasia prostática benigna.

La hiperplasia prostática benigna (HPB) es el trastorno del tracto reproductivo más común en perros machos intactos, con casi el 90 % de los individuos afectados a los ocho años de edad. La HPB generalmente comienza como una afección subclínica, que eventualmente evoluciona a una forma sintomática caracterizada por una amplia gama de manifestaciones clínicas y complicaciones, que pueden afectar significativamente la calidad de vida del paciente. A medida que la enfermedad progresa, la estructura prostática puede sufrir diversas alteraciones, siendo la formación de quistes uno de los hallazgos más comunes. La evolución dinámica de la HPB se complica aún más por la predisposición a la prostatitis, una afección que, en algunos casos, puede poner en peligro la vida. De hecho, la evolución concomitante de HPB y prostatitis es común y puede conducir a síntomas más graves al tiempo que acelera el daño estructural dentro de la próstata, como la transformación séptica de quistes en abscesos que pueden agrandarse rápidamente y requerir un enfoque terapéutico diferente.

 

Considerando la naturaleza progresiva de la hiperplasia prostática benigna, los marcadores predictivos de implicaciones clínicas o estructurales se vuelven sumamente valiosos para el manejo integral de este trastorno. La esterasa prostática específica canina (CPSE) es el principal producto secretor de la próstata canina y comparte varias similitudes con el antígeno prostático específico (PSA) en hombres, incluyendo una regulación hormonal muy similar. Si bien el PSA se ha estudiado ampliamente como factor de progresión de la HBP en hombres, el papel de la CPSE en perros se ha explorado principalmente en el contexto del diagnóstico, más que como predictor de la evolución de la enfermedad.

 

Marcadores de la hiperplasia prostática benigna en perros

 

El objetivo de un estudio realizado entre veterinarios de Bélgica y Rumanía fue evaluar la CPSE como marcador predictivo de la progresión de la HBP en perros machos intactos en diferentes etapas, incluyendo la evolución concomitante de HBP y prostatitis. Específicamente, el estudio buscó determinar si los niveles de CPSE pueden predecir la gravedad clínica, la complejidad de los síntomas y las alteraciones estructurales ecográficas, proporcionando así una herramienta dinámica para la detección temprana, el seguimiento de la evolución de la enfermedad y la orientación de intervenciones terapéuticas personalizadas.

 

Los autores estudiaron a 71 perros, agrupados según la gravedad de la afección, desde formas simples hasta formas más complejas. Los cuatro grupos concretos fueron HBP subclínica: perros asintomáticos con prostatomegalia, HBP clínica: perros sintomáticos con prostatomegalia, BPH-Prostatitis: perros con prostatomegalia y evidencia citológica de inflamación prostática y/o absceso, y grupo control: perros asintomáticos sin prostatomegalia y con apariencia ecográfica prostática normal. El grado de agrandamiento de la próstata se evaluó según la relación entre el volumen real de la próstata y el volumen prostático esperado; en adelante denominada relación volumen real:esperado. Por otro lado, cada próstata se evaluó cualitativamente con base en cuatro criterios: ecotextura de fondo (normal, hiperecoica o hipoecoica), punteado parenquimatoso (regular, aumentado o grueso), apariencia general (homogénea o heterogénea) y cambios focales (quistes, opacidades mineralizadas o lesiones hipoecoicas focales).

 

Esterasa prostática específica canina (CPSE)

 

Los niveles medianos de CPSE variaron significativamente entre grupos específicos. Los niveles en perros de control (45,22 ng/mL) fueron significativamente menores que en los perros con HBP clínica (74,67 ng/mL) y HBP-Prostatitis (81,89 ng/mL). Sin embargo, no difirieron significativamente de los perros con HBP subclínica (56,33 ng/mL). Los niveles de CPSE en la HBP subclínica fueron significativamente más bajos que en la HBP clínica y en la HBP-prostatitis, pero no se observó ninguna diferencia significativa entre los dos últimos grupos.

 

Asimismo, en los cuatro grupos, los niveles de CPSE se correlacionaron positivamente con el número de síntomas. Los valores más altos de CPSE fueron característicos de presentaciones clínicas más complejas. “Los niveles de CPSE predijeron significativamente tanto la complejidad clínica como la gravedad”, indican.

 

Por otro lado, el agrandamiento de próstata, medido por la relación volumen real/esperado, fue significativamente menor en el grupo control comparación con los otros tres grupos. También se observó una correlación positiva significativa entre los niveles de CPSE y la relación del volumen de próstata real/esperado, lo que indica que los niveles más altos de CPSE se asociaron con un mayor agrandamiento de la próstata.

 

En cuanto a la presencia de quistes/abscesos, se asoció significativamente con la categoría del grupo de pacientes. Fue altamente específica para la HBP clínica (100 %) pero menos específica para el grupo de HBP-prostatitis (88,9 %) y HBP subclínica (71,4 %).

 

Predictor relevante de la gravedad y complejidad

 

Según los resultados presentados en este estudio, la CPSE parece ser un predictor relevante de la gravedad y complejidad de los síntomas en la hiperplasia prostática benigna y, por lo tanto, de la progresión clínica. La relevancia de estos hallazgos, según los autores, radica en cómo se evalúa la HBP en entornos prácticos. Los mismos signos clínicos pueden persistir durante períodos prolongados, y el tratamiento no siempre se inicia a menos que estos signos afecten significativamente la calidad de vida del paciente. En este contexto, y en consonancia con las estrategias empleadas en medicina humana, algunos pacientes son tratados bajo un enfoque de "espera vigilante", con monitoreo rutinario cada 3 a 6 meses y sin intervención terapéutica inmediata. Una limitación importante de esta estrategia, explican, es la incapacidad de anticipar de manera confiable si la enfermedad se mantendrá estable o progresará a corto plazo. 

 

El valor predictivo de la CPSE en relación con la gravedad y complejidad clínica ofrece una posible solución a esta brecha”. Los niveles elevados de CPSE en pacientes tratados de forma conservadora pueden servir como indicadores tempranos de la progresión inminente de la enfermedad, lo que respalda “una toma de decisiones clínicas más proactiva”.

 

Virbac, a la vanguardia del manejo de la hiperplasia prostática benigna 

 

Así, en España, para poder realizar esta medición, los veterinarios tienen en el mercado Speed™ CPSE, un test rápido cuantitativo de Virbac que permite el análisis de CPSE circulante mediante el análisis de la fluorescencia inducida por láser.

 

Como parte del tratamiento, Virbac cuenta con Ypozane®, cuyo principio activo es el acetato de osaterona, un antagonista de los andrógenos a sus receptores prostáticos y bloqueador del transporte de testosterona a la próstata, es un medicamento eficaz para tratar la hiperplasia prostática benigna, administrándose vía oral una vez al día durante una semana, durando su efecto hasta 6 meses. Además de su excelente tolerancia en perros de edad avanzada, preserva la capacidad reproductora. Ypozane® también puede utilizarse como tratamiento complementario a la castración quirúrgica para una resolución más rápida de los síntomas. 

 

También Virbac ofrece Suprelorin®, un implante que contiene el principio activo acetato de deslorelina, que se puede utilizar para tratar la hiperplasia benigna de la próstata en perros, debido a la reducción de los niveles testosterona que provoca. 

 

En resumen, la CPSE demuestra ser un predictor fiable para evaluar la progresión de la enfermedad, además de servir como biomarcador para el diagnóstico de HBP en perros. El estudio demuestra asociaciones significativas entre los niveles de CPSE y la gravedad clínica, la complejidad y las alteraciones en la ecografía prostática. Estos hallazgos “subrayan el potencial de la CPSE para proporcionar una evaluación integral de la HBP más allá de las herramientas de diagnóstico convencionales, lo que facilita una toma de decisiones clínicas más informada”. 

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