En la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) llevan tiempo observando preocupados por una realidad que afecta de forma silenciosa pero contundente a quienes estudian y ejercen la profesión: "el desgaste emocional, la sobrecarga mental y la sensación de desamparo que en demasiadas ocasiones acompaña al día a día del veterinario o veterinaria".
Por ello, el pasado 19 de junio, invitaron al profesor Manel López Béjar, Decano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, a impartir la conferencia “Salud Mental de la Profesión y del Alumnado de Veterinaria. ¿Qué podemos hacer en las Facultades?”
El interés que despierta este tema quedó patente en la sala, donde profesorado, estudiantado y personal llenaron prácticamente el aforo. López Béjar situó primero el contexto internacional, donde estudios procedentes de países como Estados Unidos, Reino Unido o Alemania ya han alertado sobre los elevados índices de burnout, ansiedad y depresión en el colectivo veterinario. Pero no se trata de una realidad lejana: investigaciones realizadas en las propias facultades españolas, como las de Cáceres o Barcelona, muestran datos similares y preocupantes.
La creciente importancia de los animales de compañía en la sociedad ha reforzado el papel del profesional veterinario en la salud pública, pero también ha aumentado su carga emocional y su responsabilidad. Las jornadas interminables, la dificultad para conciliar vida personal y laboral, o el peso que supone gestionar el sufrimiento de los animales y de sus familias, son solo algunos de los factores que alimentan este problema. Lo que ocurre en el ejercicio profesional tiene su eco, inevitablemente, en las aulas.
Uno de los elementos más valiosos de la conferencia fue el análisis que López Béjar compartió sobre el seguimiento que están realizando en la Facultad de Veterinaria de Bellaterra con su propio alumnado. Los datos han constatado que quienes comienzan el Grado lo hacen con una vocación intensa, sabiendo que la carrera no será fácil. Sin embargo, a lo largo de los años, esa motivación inicial se ve afectada por una combinación de factores como la sobrecarga académica, las exigencias propias de un plan de estudios complejo, dificultades en la organización del trabajo diario, la presión constante y, en ocasiones, una falta de conexión y de recursos adecuados para afrontar el día a día.
"La respuesta a este panorama no puede ser la resignación. Las propuestas que se están implementando en Barcelona —y que tendremos que analizar en profundidad para nuestro caso— pasan por una revisión crítica y constructiva de las propias estructuras: adaptar la programación académica, facilitar una mejor comunicación entre profesorado y estudiantes, como redefinir las tutorías, entre otros", apuntan desde la Facultad Veterinaria de la UCM.
Igualmente, la ampliación e integración de la formación en soft skills en los últimos cursos —con competencias como la gestión del estrés, la empatía o la resolución de conflictos— "parecen imprescindible para preparar mejor a nuestros futuros profesionales", advierten.
El intenso debate que siguió a la conferencia confirmó que no se trata de un asunto marginal. "Es una cuestión estructural, transversal y urgente. Como Facultad, no podemos mirar hacia otro lado. El compromiso con la salud mental de quienes estudian, enseñan o trabajan aquí debe ser una de nuestras líneas de acción prioritarias. Esta visita ha sido un primer paso, más visible, pero el camino por recorrer es largo y requiere de voluntad, escucha activa y valentía para cambiar", subrayan.