Tras conocer la noticia de la muerte de una compañera de profesión por suicidio, "la tercera veterinaria que conozco desde que ha comenzado el año", ha querido expresar el grave problema que sufre la profesión veterinaria y alzar la voz.
"Tres personas, tres vidas, tres vocaciones rotas por un dolor silenciado. Nuestra profesión, la Veterinaria, se encuentra entre las que presentan una de las tasas de suicidio más altas —no solo en nuestro país, sino también a nivel internacional. Los datos son estremecedores, y las situaciones que los provocan, aún más. Podemos preguntarnos: ¿qué estamos haciendo ante esta realidad? ¿Se ha impulsado alguna ley, decreto, plan, programa o análisis para comprender esta problemática y aportar soluciones? Lamentablemente, la respuesta es no. Al contrario: se persiste en aplicar normativas desconectadas de la realidad de nuestro ejercicio profesional, que no tienen en cuenta la diversidad de funciones, contextos ni necesidades de la profesión veterinaria", expresa López Bejar.
La veterinaria es una profesión altamente exigente, con una carga emocional y burocrática creciente, pero también con una profunda vocación de servicio. Por eso, el decano se pregunta "¿dónde está el humanismo de nuestros dirigentes? ¿Dónde está la comprensión hacia una profesión que ama la vida, que cuida, que acompaña?".
López Béjar afirma que cuando los veterinarios alzan la voz las respuestas que reciben "son a menudo groseras, desafiantes y carentes de sensibilidad. Respuestas que hieren la dignidad de un colectivo que trabaja intensamente, muchas veces en silencio, por la salud pública, el bienestar animal, la seguridad alimentaria y —cada vez más— el apoyo emocional que los animales brindan a una sociedad emocionalmente agotada".
Por todo ello, "con un sentimiento de profunda tristeza", y "con lágrimas en los ojos", escribe esta reflexión. Con el objetivo de hacer un llamamiento "a la conciencia, a la responsabilidad y a la humanidad. Porque no podemos permitir que el dolor se instale en nuestra profesión como una sombra invisible, sin una verdadera voluntad de cambio”.