Los niños con un cambio en su ADN que aumenta su probabilidad de desarrollar eczema tenían menos probabilidades de padecer la enfermedad si estaban expuestos a un perro en sus primeros años de vida, señalan investigadores.
Recientes hallazgos proporcionan nuevos conocimientos sobre qué podría causar el eczema en los niños y cómo los factores ambientales pueden influir en el riesgo genético, indican los expertos.
Este nuevo estudio no analizó el efecto de la exposición a perros en el tratamiento del eczema existente, y los expertos advierten que introducir un perro puede empeorar los síntomas en algunos niños.
El eczema es un trastorno de la piel que produce picazón y es causado por una combinación de efectos genéticos y ambientales, pero se sabe poco sobre cómo interactúan ambos.
El equipo de estudio internacional, integrado en parte por Mariona Bustamante Pineda del Instituto de Salud Global de Barcelona, de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y del Consorcio de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP); Amaia Irizar de la Universidad del País Vasco (UPV) y del CIBERESP; Sabrina Llop de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (FISABIO) y del CIBERESP; y Maties Torrent del Servicio de Salud de Islas Baleares (IB-SALUT), examinó datos de casi 300.000 personas para investigar si aquellos que son propensos a desarrollar eczema podrían responder de manera diferente a los factores ambientales.
Los investigadores probaron las interacciones entre las 24 variantes genéticas más significativas asociadas al eczema y 18 factores ambientales de los primeros años de vida durante el embarazo de la madre y el primer año de vida del niño.
Un análisis inicial de más de 25.000 personas sugirió que puede haber una relación entre siete factores ambientales (tener un perro, un hermano mayor, tener un gato, la lactancia materna, el tabaquismo, el uso de antibióticos y las prácticas de lavado) y al menos una variante genética establecida para el eczema.
Luego intentaron replicar sus hallazgos en un grupo más amplio de casi 255.000 personas. La interacción más fuerte encontrada fue entre una región del código de ADN que aumentaba el riesgo de eczema, pero en niños o bebés cuyas familias tenían un perro, ese riesgo desapareció.
La variación en el código genético se localizó cerca de un gen para el receptor de interleucina-7 (IL-7R), una proteína involucrada en la función de las células inmunes y la inflamación. Las pruebas de laboratorio confirmaron que en las células de la piel humana con la variante genética, las señales moleculares de un perro que podrían desencadenar una alergia funcionaron para suprimir la inflamación de la piel.
Por ende, los hallazgos sugieren que la proteína IL-7R puede proporcionar un objetivo potencial para el futuro tratamiento o prevención del eczema, aseguran los expertos.
"Las preguntas más difíciles que me hacen los padres en la clínica son por qué su hijo tiene eczema y cómo pueden ayudarlo. Sabemos que la genética influye en el riesgo de que un niño desarrolle eczema, y estudios previos han demostrado que tener un perro puede ser protector, pero este es el primer estudio que demuestra cómo esto puede ocurrir a nivel molecular. Se necesita más investigación, pero nuestros hallazgos significan que tenemos la oportunidad de intervenir en el aumento de las enfermedades alérgicas para proteger a las generaciones futuras", expresa uno de los investigadores.
El estudio también señaló un efecto similar en niños pequeños con hermanos mayores, pero se necesitan más estudios para confirmar la relación. Los científicos sugieren que la exposición temprana a diversas bacterias, a través del contacto con perros y otros niños, podría ser la causa de este efecto protector.
Las poblaciones utilizadas en el estudio se limitaron a personas de ascendencia europea blanca. Se necesita investigación con un grupo más diverso de personas para comprender mejor las interacciones entre los factores genéticos y ambientales vinculados al eczema en otros grupos ancestrales, afirma el equipo.
"Este estudio arroja luz sobre por qué algunos niños desarrollan eczema en respuesta a exposiciones ambientales, mientras que otros no. No todas las medidas preventivas funcionan para todos, y precisamente por eso los estudios genéticos y ambientales son cruciales. Nos ayudan a avanzar hacia estrategias de prevención más personalizadas y eficaces", concluyen los autores,
El equipo de investigación internacional incluyó científicos del Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Países Bajos, Noruega, España, Estados Unidos, Irlanda, Francia, Suecia, Australia, Italia y Kuwait.