El 19 de mayo, la Unión Europea y el Reino Unido renovaron su compromiso de trabajar hacia un Espacio Veterinario Común. Este avance podría suponer un cambio radical para los animales, reduciendo la carga regulatoria y fomentando la convergencia en la mejora del bienestar animal.
Tras la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea en 2020, el comercio de animales y productos animales ha continuado sin un marco común para armonizar las normas de salud y bienestar animal. Además, en virtud del Acuerdo de Comercio y Cooperación vigente, que entró en vigor en enero de 2021, se han producido retrasos y complicaciones en el comercio, especialmente en el caso de los animales vivos, debido a controles y trámites adicionales.
Así, durante la cumbre UE-Reino Unido del 19 de mayo, ambas partes acordaron establecer un Espacio Veterinario Común que incluye un acuerdo sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF). Esto simplificaría el movimiento de animales entre la UE y el Reino Unido al armonizar las normas sobre salud y bienestar animal, seguridad alimentaria y protección del consumidor. Por tanto, al seguir ambos socios las mismas normas, se necesitarían menos controles y certificados, lo que reduciría el estrés de los animales en tránsito.
El acuerdo menciona una "alineación dinámica", lo que significa que el Reino Unido se alinearía automáticamente con cualquier nueva legislación de la UE relacionada con un tema cubierto por el acuerdo de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias. Por ejemplo, cuando la Unión Europea revise su legislación sobre bienestar animal, incluyendo la prohibición del uso de jaulas para animales de granja, algo que el Reino Unido también está considerando, ambos países adoptarían simultáneamente la nueva legislación, elevando los estándares en todos los ámbitos.
Esto también es importante para la seguridad del consumidor. Según el acuerdo MSF, productos como la carne de vacuno tratada con hormonas o el pollo clorado tendrían prohibida la entrada al área común. Esto es muy oportuno, ya que el Reino Unido está negociando actualmente acuerdos comerciales con países, como EE. UU., que podrían presionar para lograr una flexibilización de estas regulaciones sanitarias y de seguridad alimentaria.
Ahora bien, el Reino Unido mantendrá cierta flexibilidad. Así, puede optar por no alinearse dinámicamente con las nuevas normas de la UE bajo tres condiciones acumulativas: sus estándares no se quedan atrás de los de la Unión Europea; no bloquea las exportaciones de la UE a Gran Bretaña; y solo los animales y productos que cumplen las normas entran en la UE.
Esto significa que el Reino Unido aún podría introducir leyes de bienestar animal más estrictas, como la prohibición de las exportaciones de animales vivos, la prohibición de la importación de cachorros o un etiquetado más claro sobre la crianza de los animales, siempre que dichos productos no afecten negativamente al mercado de la UE.
Sin embargo, si el Reino Unido eleva sus estándares por encima de los de la UE, seguiría teniendo que aceptar los productos que solo cumplan con las normas de la UE. Sobre este punto, Eurogroup for Animals insta a los socios a “corregir este desequilibrio para que ambas partes acepten únicamente productos que cumplan con sus más altos estándares de bienestar, respetando las preocupaciones éticas de los ciudadanos del Reino Unido”.
Eurogroup for Animals, así como la Coalición para el Comercio y el Bienestar Animal han celebrado el renovado compromiso de la UE y el Reino Unido de colaborar: “Al establecer un acuerdo veterinario sólido y basado en el bienestar animal, la Unión Europea y el Reino Unido pueden liderar la protección de los animales y defender los valores compartidos por los ciudadanos de ambas orillas del Canal de la Mancha”, exclaman desde la organización de protección animal.