Las dermatopatías isquémicas (IDs) son un grupo de enfermedades vasculares inmunomediadas que comparten características clínicas e histopatológicas a pesar de tener diferentes etiologías. En términos generales, el cuadro clínico se presenta debido a una disminución del aporte adecuado de sangre oxigenada a través de los vasos dañados, resultando en isquemia y la posterior atrofia prolongada del tejido cutáneo receptor. La patogenia exacta es desconocida; sin embargo, se sospecha vasculitis pobre en células en vasos cutáneos de pequeño tamaño, secundaria al depósito de complejos inmunes que se forman en enfermedades inmunomediadas o infecciosas o durante reacciones a medicamentos o inducidas debido a la vacunación, entre otras.
Los signos clínicos pueden incluir alopecia, descamación, hiper o hipopigmentación, úlceras y costras. Estas lesiones se encuentran típicamente en las áreas marginales del cuerpo, como los márgenes de los pabellones auriculares y/o la punta de la cola y/o prominencias óseas y/o dedos/almohadillas de las patas, porque en esas áreas regionales, los vasos son de pequeño calibre. Las características histopatológicas más comunes descritas en la literatura son atrofia anexial, dermatitis de interfase pobre en células, borrones de colágeno subepidérmico, vasculitis o vasculopatía y dermatitis linfoplasmocítica y/o paniculitis.
La leishmaniosis canina (CanL) debida a Leishmania infantum es clínicamente muy pleomórfica. Las manifestaciones cutáneas de CanL pueden clasificarse como típicas o atípicas. Los patrones clínicos típicos como dermatitis descamativa, dermatitis ulcerativa localizada en prominencias óseas, dermatitis papular y onicogrifosis son frecuentes y/o altamente indicativos de la enfermedad, mientras que los patrones clínicos atípicos como dermatitis pustulosa, dermatitis nodular, dermatitis ulcerativa no localizada en prominencias óseas y almohadillas plantares y/o hiperqueratosis nasal son menos frecuentes y/o pueden imitar varias otras enfermedades, lo que las hace menos sugestivas de CanL. Entre las formas atípicas de CanL, se encuentran aquellas manifestaciones cutáneas que sugieren daño vascular, como dermatitis ulcerativa localizada en los márgenes de las pabellones auriculares, la punta de la cola, los dedos y las almohadillas plantares. Aunque raramente documentada, la patogenia de las úlceras se atribuye a vasculitis cutánea con depósito de complejos inmunes circulantes (CIC) en la pared de los vasos. De hecho, se sugiere que en perros con leishmaniosis, una marcada producción no protectora de anticuerpos, el depósito de CIC en las paredes de los vasos de pequeño calibre puede ocurrir, resultando en signos clínicos asociados no solo con vasculitis sino también con uveítis, glomerulonefritis y/o artritis.
De manera anecdótica, también se pueden observar signos de DI en perros con leishmaniosis. Por lo tanto, el objetivo un estudio clínico elaborado por Nuria García, Alejandro Cobos, Laia Solano Gallego, Marina García y Laura Ordeix, de la Universidad Autónoma de Barcelona, fue describir las características clínicas, inmunológicas y patológicas de la DI en una cohorte de perros con leishmaniosis clínica. Según el conocimiento de los autores, es importante destacar que nunca se han descrito las características clínicas de los perros con leishmaniosis e DI.
Se realizó una búsqueda exhaustiva en la base de datos del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Veterinario de la propia universidad de perros diagnosticados de leishmaniosis e ID entre 2013 y 2024. Se revisaron secciones de piel de biopsias cutáneas fijadas con formalina e incluidas en parafina que se tiñeron rutinariamente con hematoxilina y eosina. En todos los casos, la presencia de Leishmania spp. en el infiltrado dérmico se evaluó utilizando un protocolo estándar con un método de inmunoperoxidasa indirecta.
Se incluyeron seis perros en el estudio, y las razas presentes fueron galgo, chihuahua, whippet, american bully, hound y mestizo. La mediana de edad en la presentación fue de 6 años [2-8 años], y los perros fueron en su mayoría machos (n = 4).
En el examen físico, tres perros presentaron linfadenomegalia generalizada leve, y las lesiones cutáneas fueron alopecia multifocal con piel atrófica con hiper o hipopigmentación (5/6), úlceras (3/6) y onicodistrofia (2/6). Estas lesiones se limitaron a la cara, el tronco y las extremidades (incluidas las uñas) y se desarrollaron en el momento del diagnóstico de leishmaniosis (5/6) o durante el primer mes después del diagnóstico y durante el tratamiento de la leishmaniosis (1/6).
Las biopsias de piel de todos los pacientes demostraron una dermatitis linfoplasmocítica y atrófica similar compuesta por las siguientes características histopatológicas: Se observaron infiltrados linfoplasmocíticos perivasculares a intersticiales leves a moderados en todos los casos. Además, tres de los casos tenían dermatitis de interfaz caracterizada por una inflamación dérmica superficial mínima a leve que se orientaba a la unión dermoepidérmica con degeneración de células basales individuales con apoptosis, degeneración hidrópica e incontinencia pigmentaria.
Se observó vasculopatía leve en los plexos vasculares superficiales y leves en 4/6 perros y se caracterizó por la combinación de vasocongestión, células endoteliales que aparecieron hipertrofiadas y hundidas en el lumen vascular (activación endotelial) y focos hemorrágicos. En tres casos, se observó daño vascular más grave, consistente en trombosis capilar, adhesión y migración neutrofílica, y en las arterias y arteriolas, se observó hipereosinofilia leve de la pared.
En cuanto a la evaluación inmunohistoquímica, la detección de IgG reveló una intensa señalización de las luces vasculares en los capilares y, en menor medida, en las arterias y venas en todos los casos. Las células endoteliales capilares no mostraron tinción positiva. También se observó ausencia de inmunopositividad en los vasos más grandes en la túnica íntima, media y adventicia.
En 4/6 perros se confirmó la presencia de Leishmania spp. en los cortes de piel. Se observaron amastigotes de Leishmania en focos inflamatorios de macrófagos en la dermis, y su número fue bajo en estos cuatro perros.
En conclusión, los autores han explicado que la ID puede estar asociada con la infección por L. infantum en perros. Las características clínicas e histopatológicas observadas en este estudio “se asemejan mucho a las descritas previamente en ID de otras etiologías”. Si bien la relación causal exacta sigue siendo incierta, “planteamos la hipótesis de que los altos niveles de anticuerpos anti- Leishmania circulantes serían la base de que la leishmaniosis podría ser un factor subyacente que contribuye al desarrollo de la ID”. Por último, añaden que, hasta donde saben los autores, “esta es la primera descripción completa de ID en perros con leishmaniosis”.