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¿Realmente la gente se preocupa menos por sus gatos que por sus perros?
EDICIÓN

¿Realmente la gente se preocupa menos por sus gatos que por sus perros?

Un nuevo estudio respalda la idea de que hay un factor cultural en juego, en contraste con la creencia de que el comportamiento felino influye en la falta de capacidad de los humanos para preocuparse por sus gatos
Perro gato
Un nuevo estudio compara el grado de preocupación de los dueños de perros con el de los dueños de gatos.

Anteriores estudios han demostrado que los dueños de gatos parecen preocuparse menos por sus felinos que los dueños de perros por sus canes, tanto en términos de su estado emocional de apego como de su disposición a pagar por servicios que potencialmente benefician a los animales. Sin embargo, estos análisis se basaron principalmente en un muestreo de conveniencia de propietarios y se llevaron a cabo en un solo país.


Según algunas hipótesis, la diferencia está impulsada por el comportamiento de la mascota, pues el comportamiento de los perros fomenta el cuidado más que el de los gatos. Sin embargo, esto planteaba diversas dudas. De hecho, según una teoría de Zasloff, la diferencia significativa en el apego desaparecía al descartar dos preguntas estrechamente relacionadas con la utilidad del perro (“Mi mascota me hace sentir seguro” y “Hago más ejercicio gracias a mi mascota”).


Por esta razón, un grupo de científicos ha realizado un estudio que compara el grado de preocupación de los dueños de perros con el de los dueños de gatos. El análisis se llevó a cabo a raíz de las respuestas a un cuestionario de dueños de mascotas extraídos de muestras representativas de ciudadanos (de 18 a 89 años de edad) en tres países europeos diferentes: Dinamarca, Austria y Reino Unido.


Las medidas utilizadas para medir la preocupación por los animales fueron la escala de apego a las mascotas de Lexington (LAPS), la posesión o no de seguro médico para mascotas y la disposición a pagar por un tratamiento que salve vidas. En comparación con estudios anteriores, los investigadores agregaron una medida adicional: el nivel de expectativa de los propietarios de que habría diferentes niveles de equipo veterinario disponibles para diagnosticar y tratar a perros o gatos en la clínica a la que los propietarios suelen asistir con su animal.


Si se encontraba un patrón similar de propietarios que se preocupasen más por los perros que por los gatos en todos los países, esto tendería a respaldar la hipótesis que afirma que los niveles de cuidado humano en relación con los miembros de las dos especies están impulsados por el comportamiento de la mascota. Si no se encontraba tal consistencia, se tendería a apoyar la hipótesis de la cultura.


HIPÓTESIS DE LA CULTURA


Conviene recalcar que la diferencia entre los dueños de perros y gatos fue mayor en Dinamarca que en Austria y el Reino Unido. Si bien es cierto que en los tres países había más perros que gatos asegurados, la proporción estaba mucho menos sesgada en el Reino Unido en comparación con Dinamarca.


En términos de tratamientos costosos para salvar vidas, en general había en todos los países más dueños de perros que de gatos dispuestos a gastar más de una cierta cantidad, pero las diferencias fueron mucho más pronunciadas en Dinamarca en comparación con el Reino Unido.


En Dinamarca y Austria, además, los dueños de perros esperaban que hubiera más opciones de tratamiento veterinario disponibles. Sin embargo, no variaron las expectativas en los dueños del Reino Unido.


En general, los autores concluyen que la gente se preocupa más por sus perros que por sus gatos en todos los países, pero con una clara variación entre países y una diferencia muy modesta en el Reino Unido. Por lo tanto, no parece ser un fenómeno universal que las personas se preocupen mucho menos por sus gatos que por sus perros.


Más bien, las conclusiones se oponen a la hipótesis que gira en torno a la diferencia entre el comportamiento de perros y gatos. Esto respalda la idea de que un factor cultural está en juego, en contraste con algunos otros estudios que se centran en el papel del comportamiento felino en la (falta de) capacidad de los humanos para preocuparse por sus gatos. "Este hallazgo tiene implicaciones prácticas para esfuerzos futuros", advierten los investigadores. 

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