Veterinarios de Salamanca: “no vamos a permitir que se dude de nuestra profesionalidad”

El pasado 15 de mayo, se publicó en el Boletín Oficial de Castilla y León la Resolución de 10 de mayo de 2023, de la Dirección General de Producción Agrícola y Ganadera, por la que se desarrollan determinados aspectos de los programas nacionales de enfermedades de los rumiantes en Castilla y León.

Desde el Sindicato de Veterinarios de Castilla y León (Sivecal-USCAL) se han mostrado muy críticos con dicha resolución, porque, “por una parte, desarrolla un amplio abanico de aspectos que son contrarios a los programas nacionales de control, vigilancia y erradicación de enfermedades de los rumiantes, y que el propio título de la Resolución menciona y que describe en su preámbulo y, por otra parte, ignora otros aspectos contemplados en dichos programas”.

Asimismo, expusieron discrepancias en la medida de flexibilización que afecta a la realización de las pruebas de movimiento de animales por los veterinarios no oficiales o contratados directamente para este fin, "ya que la experiencia demostrada en otras CCAA ha puesto de manifiesto que la falta de independencia en el diagnóstico traerá como consecuencia un aumento de la prevalencia de la tuberculosis a medio y largo plazo”.

La Asociación de Veterinarios de Producción Animal de Salamanca (Veproasa) se ha manifestado en respuesta a Sivecal-USCAL, explicando que “los veterinarios clínicos pertenecientes a esta asociación jamás hemos buscado la realización de las pruebas de sensibilidad frente a la tuberculosis bovina para las peticiones de parte ni para ningún otro escenario, sino que ha sido la Junta de Castilla y León quien ha propuesto tal medida”.

Por lo tanto, transmiten su inquietud ante la reunión mantenida con la directora general y la jefa de Servicio de Sanidad Animal el 25 de abril del presente año, y explican que “nuestra predisposición a ayudar es clara, pero, si bien no sería un problema ayudar con las peticiones de parte si se dan las condiciones que garanticen nuestra independencia, nos parece inapropiado que realicemos las pruebas de animales con destino vida”.

Ante la preocupación expresada por Sivecal, los veterinarios de Salamanca consideran que “no tienen motivos de ningún tipo y no vamos a permitir que se dude de nuestra profesionalidad como veterinarios clínicos. Sin embargo, coincidimos absolutamente en que ha de garantizarse la independencia más absoluta en la realización de estas pruebas”.

En su opinión, “la única forma de conseguirlo es mediante la ejecución de las mismas por parte del personal veterinario de la administración, evitando así cualquier desconfianza sobre los posibles intereses económicos o de cualquier otro tipo por parte de quienes las lleven a cabo”.

CONTACTO CON FAUNA SILVESTRE DE LA GANADERÍA EXTENSIVA

Asimismo, agradecen los esfuerzos de “la inmensa mayoría de los ganaderos”, en colaboración plena con los veterinarios clínicos, ya que “no sólo mantienen un alto grado de calidad en cuanto a la sanidad de sus rebaños, sino que con ello contribuyen de una forma decisiva a la protección de la salud pública”. Por lo tanto, consideran que “es hora de poner las cosas en su contexto”.

La ganadería extensiva, indican, es la actividad ganadera más sostenible que se conoce, con innumerables beneficios medioambientales a la vez que su contribución social, pero como contrapartida, “el contacto con la fauna silvestre que se produce gracias sobre todo al aumento de la biodiversidad que esta actividad garantiza, hace que no se pueda hablar de erradicación cuando hablamos de tuberculosis bovina, sino de control”.

La prevalencia por rebaños en Castilla y León, es del 1.34 % según los últimos datos del Ministerio de Agricultura de 2021, un 2.53 % en la provincia de Salamanca, muy por debajo de otras CCAA.

Añaden que, si bien, la vulneración de la legislación vigente “es inaceptable desde cualquier punto de vista”, en las condiciones de ganadería extensiva, “se hace imposible que esas prevalencias disminuyan mucho más si no se establecen cambios en los programas o se toman otras medidas de apoyo para su control”.

Para concluir, en el documento expresan que los veterinarios clínicos “jamás hemos dado un paso atrás en esa obligación sagrada de nuestra profesión, y no lo vamos a hacer ahora”. Pero estaría bien “que no se nos trate de utilizar como excusa o cabeza de turco en una situación en la que absolutamente nadie ha tenido la decencia de interesarse por nuestra opinión, a pesar de nuestra dilatada experiencia en este tipo de problemas”.