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Día Mundial de la Veterinaria: profesionales resilientes y comprometidos, pero faltos de reconocimiento
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Día Mundial de la Veterinaria: profesionales resilientes y comprometidos, pero faltos de reconocimiento

Este sábado 30 de abril se celebra el Día Mundial de la Veterinaria enfocado en el “fortalecimiento de la resiliencia veterinaria”. Este ha sido el tema elegido este año por la Asociación Mundial Veterinaria (WVA) y HealthforAnimals
Clinica veterinaria perro via sangre
​El Día Mundial de la Veterinaria es una oportunidad de celebrar las contribuciones de los veterinarios a la salud de las personas, animales y medio ambiente.

El Día Mundial de la Veterinaria es una oportunidad para celebrar las contribuciones de los veterinarios a la salud de los animales, las personas y el medio ambiente. Sin embargo, esta carga puede ser física y mentalmente agotadora. El estrés, el agotamiento y otros problemas de salud han aumentado en los últimos años, particularmente durante y después de la pandemia.


Los veterinarios, al igual que sus pacientes, necesitan las herramientas y el apoyo adecuado para mantener su salud y bienestar personal, ya que los animales para estar sanos requieren profesionales saludables. Por ello, la resiliencia, el tema elegido este año para la celebración del Día Mundial de la Veterinaria, cobra más sentido que nunca, ya que los veterinarios resilientes están mejor equipados para manejar los desafíos y las crisis diarias que pueden ocurrir en sus trabajos.


Conocedores de la importancia de ello, los colegios veterinarios de toda España han puesto a servicio de sus profesionales atención psicológica que les pueda permitir un desahogo emocional y un fortalecimiento de sus capacidades ante situaciones adversas. El último en sumarse a esta iniciativa ha sido el Colegio de Veterinarios de Cáceres, a través del Programa de Acompañamiento y Atención Psicológica a la Profesión Veterinaria de la Provincia de Cáceres, con el objetivo de facilitar la prestación de asistencia psicológica y psiquiátrica a los veterinarios colegiados. Iniciativas como esta pretenden normalizar y favorecer que se busque tratamiento para los posibles problemas mentales sin que conlleve ningún tipo de estigmatización de los profesionales veterinarios.


COMPROMISO CON QUIEN MÁS LO NECESITA


La veterinaria es una profesión que produce en muchas ocasiones estrés o agotamiento, pese a ello, los profesionales demuestran día a día su capacidad de resiliencia, no solo con un alto nivel de adaptación a las circunstancias, sino también con su elevado compromiso con quienes más lo necesitan. Es el caso de la ONG veterinaria española Global Vets Aid, que viajó recientemente hasta República Dominicana para trabajar en varias zonas urbanas con animales callejeros en Santo Domingo y Boca Chica. "Hemos crecido como personas que seguimos creyendo que otro mundo de colaboración entre personas es posible", contaba Julián Fernández, vicepresidente de la organización, en declaraciones a Diario Veterinario.


Otro claro ejemplo de la capacidad de ajustarse a la adversidad es el compromiso que están mostrando los veterinarios con la situación provocada por la guerra de Ucrania. Ante el protocolo establecido por el Ministerio de Agricultura, en todas las comunidades autónomas se está solicitando la colaboración altruista de los veterinarios para poder llevar a cabo correctamente el protocolo, “el compromiso de los veterinarios ha sido brutal, y si no hubiera sido por nuestra profesión, esto hubiera sido un desastre”, aseguraba Fernando Pérez, presidente del Colegio de Veterinarios de Álava.


Por su parte, Armando Solís, presidente del Colegio de Veterinarios de Asturias, confirmaba la implicación de los veterinarios: “existe compromiso por parte de todo el mundo, ya que estamos en una situación de emergencia sanitaria, tanto de la administración como de los colegios veterinarios y los veterinarios clínicos”.


Asimismo, los veterinarios, además de entregarse con su trabajo voluntario, han enviado material necesario a la frontera con Ucrania. 


También es reseñable la labor de los veterinarios desde los inicios de la pandemia, con el reconocimiento por parte del Gobierno de profesión “esencial”. Los veterinarios continuaron su trabajo en todos los eslabones de la cadena alimentaria, “de la granja a la mesa”, velando por la salud de los animales de compañía protegiendo a las personas de otro tipo de enfermedades zoonósicas, investigando medidas y procedimientos para atajar el virus en los múltiples centros de investigación y facultades de Veterinaria, y un largo etcétera.


UN COMPROMISO NO RECONOCIDO POR LAS AUTORIDADES


A pesar de la implicación de los veterinarios con la sociedad, las administraciones siguen sin reconocer el papel esencial que desempeñan. Prueba de ello es el escaso reconocimiento de su condición de sanitarios por parte de los políticos españoles.


Con motivo de ello, el pasado 3 de abril las calles madrileñas se llenaban de veterinarios reclamando que, de una vez por todas, se les valore como se merecen. Pese a lo que recoge la ley, la Veterinaria se encuentra excluida de la formación sanitaria especializada del Sistema Nacional de Salud; el IVA de los servicios sanitarios se encuentra en un 21 % equiparable al de artículos de lujo; los veterinarios no pueden, a diferencia de los europeos, dispensar y vender medicamentos al por menor; o los centros veterinarios no son considerados de forma plena como centros sanitarios, a pesar de ser una barrera esencial para el mantenimiento de la salud pública, entre otros problemas que sufren.


Este sentimiento de hartazgo viene de la situación no solamente laboral, sino de estrés que hemos mantenido todo este tiempo. Como bien se dijo en la manifestación, los veterinarios somos considerados esenciales y no pudimos cerrar durante la pandemia precisamente por esa categoría, pero, a la hora de la verdad, cuando llega el momento de incluirnos en leyes que tienen que ver con los animales, no se nos incluye, y hay veterinarios que se han contagiado, hay veterinarios que han enfermado gravemente y hay veterinarios que han muerto”, denuncia Pilar Pérez Miñano, veterinaria clínica y una de las convocantes de la manifestación.


El estrés se ha visto incrementado por el descontento de los veterinarios ante el escaso reconocimiento de su papel, su esencialidad y la solidaridad demostrada con la cesión de equipos en los meses más duros de la pandemia. “Llega un momento en el que el veterinario se sobresatura y si eso lo acompañamos de unas leyes que te coaccionan, que te desvalorizan, que te menosprecian, pues llega un momento que se hartan”, lamenta Pérez Miñano.


Esa falta de presencia en la toma de decisiones es algo que también comparte Juan Antonio Rol, secretario general de Fesvet: “el problema es que no estamos en los foros en los que se debaten todas las medidas que afectan a la salud pública y, cuando no estás, pues no se te tiene en cuenta”.


En definitiva, reclaman un reconocimiento en todos los ámbitos, desde el punto de vista laboral, profesional y retributivo. “Esas tres cuestiones van encadenadas, porque al final el tener un mayor prestigio profesional nos llevaría a un mayor reconocimiento retributivo”, asegura Rol.

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