Las habilidades blandas son una serie de competencias profesionales no técnicas que cubren áreas como las competencias sociales y de comunicación, la gestión empresarial, el emprendimiento, el liderazgo y la empatía. La consulta clínica veterinaria es un excelente ejemplo de un entorno en el que estas habilidades se practican de forma ubicua y se cuestionan de forma rutinaria. El dominio de estas habilidades es muy valorado y puede mejorar significativamente la empleabilidad de los recién graduados. La formación en estas competencias también se ha relacionado con una mayor satisfacción laboral y éxito financiero en los veterinarios clínicos. Entre estas habilidades blandas, la comunicación eficaz orientada al cliente, el trabajo en equipo y las habilidades de liderazgo son unas de las más importantes para los clínicos veterinarios. Todas estas competencias están catalogadas como "Day One Skills" por la Asociación Europea de Establecimientos de Educación Veterinaria (EAEVE) y se consideran fundamentales para los veterinarios.
Una comunicación eficaz durante la consulta veterinaria mejora la satisfacción y la adherencia del cliente, contribuye a un mejor cumplimiento y resultados del tratamiento, mejora el bienestar profesional y reduce el número de demandas por mala praxis. Uno de los aspectos más complejos de la interacción veterinario-cliente-paciente es la necesidad de un proceso de toma de decisiones compartido, capaz de armonizar el conocimiento científico y las preferencias del profesional con los requisitos y prioridades de los clientes. Una comunicación adecuada orientada al cliente también es fundamental durante la notificación de malas noticias (notificaciones de muerte, discusión sobre eutanasia, etc.), donde los médicos deben mostrar empatía y compasión en una situación altamente estresante.
Las habilidades de trabajo en equipo (comunicación profesional efectiva, manejo de conflictos, etc.) también son fundamentales para los veterinarios clínicos. Muchos veterinarios trabajan en grandes instalaciones con una mezcla de colegas con diferentes conocimientos, experiencia y responsabilidades, cada uno de ellos con prioridades, convicciones y objetivos a veces divergentes. Además, las interacciones con otras disciplinas (técnicos veterinarios, fisioterapeutas, herradores, etc.) podrían complicar aún más la red de relaciones jerárquicas y barreras comunicativas. Los equipos veterinarios bien ajustados con una clara comprensión de roles y una comunicación abierta y saludable entre sus miembros están vinculados a una mayor satisfacción laboral, menor propensión al agotamiento y menos errores médicos.
Los veterinarios también suelen ser requeridos para liderar equipos multidisciplinarios. Un líder veterinario competente debe inspirar y motivar a todo el equipo, aportar una visión y dirección compartidas, ser capaz de resolver conflictos internos, distribuir la carga de trabajo y brindar retroalimentación válida.
El juego de roles (consultas veterinarias simuladas) se ha utilizado previamente para enseñar habilidades de comunicación a estudiantes de Veterinaria. Con esta metodología, se pueden crear diferentes escenarios de casos para representar desafíos y situaciones futuras que serán rutinarias para el estudiante. Dado que las simulaciones se realizan en un entorno seguro y de apoyo, el nivel de inseguridad y ansiedad de los estudiantes suele minimizarse, lo que facilita un aprendizaje más efectivo sin temor a cometer errores o “maltratar” a ningún dueño de mascota o animal. Sin embargo, se pueden encontrar escasos informes de actividades de juego de roles centradas en el trabajo en equipo o las habilidades de liderazgo en la literatura veterinaria y, hasta ahora, ninguno de ellos se centró en una consulta veterinaria simulada.
Por lo tanto, los objetivos de un trabajo Alejandro Pérez-Écija, Antonio Buzón-Cuevas, Adelaida De Las Heras y Francisco J. Mendoza, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba, fueron los siguientes: crear una nueva actividad de juego de roles de consulta veterinaria con una estructura jerárquica, evaluar la comunicación orientada al cliente, el trabajo en equipo y las habilidades de liderazgo en estudiantes universitarios de Veterinaria utilizando esta nueva actividad de juego de roles; estudiar las variaciones en el desempeño de los estudiantes después de recibir una breve conferencia/capacitación en estas habilidades blandas; y determinar la autoconciencia de los participantes sobre su competencia en estas habilidades blandas.
Estudiantes de tercer, cuarto y quinto año de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba participaron en este estudio. La actividad fue voluntaria y no tuvo impacto en la calificación final de los participantes.
Los autores diseñaron una novedosa actividad de juego de roles donde grupos de estudiantes de veterinaria de pregrado se enfrentaron a consultas clínicas simuladas previamente, representando diferentes roles en un grupo jerárquicamente estructurado. A los participantes de cada grupo se les asignó aleatoriamente un rol diferente: cliente, líder, veterinario clínico 1 (veterinario n.° 1) y veterinario clínico 2 (veterinario n.° 2). Posteriormente, evaluaron el desempeño de los participantes antes y después de recibir una charla centrada en las habilidades interpersonales.
La actividad consistió en una consulta clínica veterinaria simulada (es decir, un perro con vómitos recurrentes, un gato con problemas oculares, etc.), subdividida en tres escenarios. Se establecieron breves intermedios (2 minutos) antes del escenario 1 y entre cada escenario para que los participantes descansaran y prepararan sus roles. Cada escenario se limitó a 10 minutos para facilitar la gestión del tiempo.
Para evitar repeticiones, se crearon un total de 115 casos diferentes con diversas especies (gatos, perros, caballos), signos clínicos (proporcionados al cliente en el escenario 1), diagnóstico final (proporcionado a los veterinarios y al líder en el escenario 2) y opciones de tratamiento (proporcionadas a los veterinarios y al líder en el escenario 2).
El trabajo se dividió en tres fases. Fase 1: Juego de rol inicial con una duración: 34-35 min. Fase 2: Charla sobre habilidades blandas y su aplicación en la práctica clínica veterinaria con una duración: 90 min. Fase 3: Segunda simulación tras la conferencia.
Las charlas de la fase dos fueron sobre habilidades blandas, basada en la literatura disponible. Se abordó el liderazgo en clínicas veterinarias: creación de una visión compartida, creación de consenso y gestión de conflictos, el protocolo SPIKES de seis pasos para dar malas noticias en entornos clínicos veterinarios, o la toma de decisiones compartida y comunicación eficaz con el cliente: el modelo 4-E para la comunicación con el cliente, entre otros.
Los autores descubrieron que la fase 3 mostró un recuento total de incidentes significativamente menor en comparación con la fase 1. Los incidentes de comunicación orientada al cliente y trabajo en equipo fueron significativamente menores en la fase 3 que en la fase 1, mientras que no se observaron diferencias para los incidentes relacionados con el liderazgo entre ambas fases.
Asimismo, al comparar la calificación de cada rol entre la fase 1 y la fase 3, tanto los veterinarios como los líderes mostraron una mejora en la simulación posterior, según los clientes. Los líderes también percibieron una mejora significativa en el desempeño de los veterinarios y en el suyo propio; mientras que los estudiantes que actuaron como veterinarios solo percibieron esta mejora en los líderes, y no en el suyo propio.
“Las simulaciones de rol jerárquicamente estructuradas son una herramienta útil para entrenar y evaluar las habilidades de comunicación, trabajo en equipo y liderazgo en estudiantes de Veterinaria”, indican los autores. El rendimiento de los estudiantes en estas simulaciones “mejoró significativamente tras recibir formación teórica centrada en estas competencias”. Las habilidades de liderazgo parecen ser inherentemente difíciles de desarrollar para los estudiantes de Veterinaria, por lo que “podría ser necesario un curso de formación más extenso (más específico) para que comprendan las responsabilidades y los matices de este rol”, añaden. Además, indican que los participantes valoraron esta nueva metodología como muy valiosa y reconocieron su utilidad para fomentar las habilidades interpersonales en los estudiantes de Veterinaria.
Por tanto, concluyen que “el juego de roles jerárquicamente estructurado es una herramienta adecuada para mejorar las habilidades interpersonales en las facultades de Veterinaria, permitiendo el autoaprendizaje y la formación en un entorno controlado”.