El amor y la felicidad que siente al tener contacto con cualquier animal llevó a Fernanda Riveros Romero a estudiar Veterinaria, quien reside en Bolivia, trabaja en el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad de los Alimentos y posee una trayectoria única. Como parte del equipo de Trazabilidad y Movimiento Animal, se asegura de que los animales mayores se reproduzcan y transporten de forma segura para prevenir la propagación de enfermedades durante su traslado a otras ciudades de Bolivia.
"Uno de mis momentos más memorables fue participar en una campaña de desparasitación y vitaminación para el ganado. A pesar del escepticismo inicial de mis colegas sobre mi capacidad para contribuir por ser mujer, insistí en participar y demostré mi valía en el campo. Fue un momento muy especial para mí, que demostró que la dedicación y la habilidad importan más que las suposiciones", comparte Riveros Romero en relación con el papel que juega el género en su experiencia.
"Uno de los muchos desafíos que he enfrentado es el sesgo de género que se manifiesta en las oportunidades de liderazgo. En Bolivia, no es diferente, especialmente para las mujeres jóvenes que comienzan sus carreras. El desafío que experimenté fue la falta de confianza a la hora de encontrar trabajo o aprender nuevas habilidades, creyendo que las mujeres son delicadas y que el trabajo de campo es cosa de hombres. El comienzo de mi carrera fue difícil. Todavía recuerdo cuando el único trabajo que me asignaban era papeleo y trabajo de oficina. Con el tiempo, me incorporé al ámbito práctico", explica la veterinaria boliviana.
"Aunque me desempeñaba bien, los dueños de los animales, especialmente los hombres, desconfiaban mucho de mí. Recibía miradas y críticas cuando tocaba a los animales, lo que me hacía sentir algo insegura y asustada. Pero a pesar de eso, seguí con mi trabajo. Al terminar, se dieron cuenta del buen trabajo que hacía y, con el tiempo, me gané su confianza. Y lo más importante, recuperé la mía. Esto me enseñó a no rendirme, demostrándome que debía continuar para no dejar que nadie rompiera la confianza que tenía en mí misma", celebra Riveros Romero.
"Desde mi experiencia ejerciendo en Bolivia, he visto que los prejuicios de género siguen profundamente arraigados en la sociedad, y estas percepciones a menudo representan obstáculos para las mujeres que se incorporan a la profesión veterinaria. Las mujeres, especialmente las jóvenes que recién comienzan, a menudo se enfrentan a la expectativa de tener años de experiencia antes de que se les confíen responsabilidades significativas. La falta de apoyo puede minar su confianza y dificultarles adquirir la experiencia que necesitan", expresa la veterinaria.
A pesar de estos desafíos, muchas veterinarias han sobresalido forjando su propio camino y estableciendo sus propias clínicas o consultorios. "Esta autonomía les ha permitido demostrar sus habilidades y demostrar que son igual de capaces". Sin embargo, "estos obstáculos deben superarse; es crucial que las mujeres mantengan una mentalidad firme, aprovechen los conocimientos adquiridos y perseveren en su determinación de alcanzar el éxito. No importa cuán exigente sea el trabajo, tenemos la misma capacidad para desempeñarnos y lograr resultados que cualquier otra persona", afirma Riveros Romero.
"Para lograr la equidad, creo que es esencial brindar más oportunidades a las jóvenes veterinarias, brindándoles confianza y apoyo. Brindar este apoyo puede inspirar a más mujeres jóvenes a seguir esta trayectoria profesional, que, si bien es exigente y desafiante, es necesaria en cualquier parte del mundo. Esto contribuiría a inspirar a las nuevas generaciones de veterinarias que piensan que una carrera exitosa en este campo es imposible. Es crucial garantizar que las mujeres sean evaluadas en función de sus habilidades, no de su edad, género o experiencia. Todas las personas deberían tener las mismas oportunidades de éxito", considera la veterinaria boliviana.
El consejo de Fernanda Riveros Romero es buscar mentores y el apoyo de colegas con más experiencia, a la vez que se desarrollan habilidades esenciales como la comunicación y el liderazgo. "Prioriza tu bienestar físico y mental. Explora con valentía nuevas oportunidades en diferentes áreas de la medicina veterinaria. Demuestra fortaleza y determinación a diario en cada área que elijas y desafíate a crecer continuamente, proponiéndotelo", concluye.