Dentro de la familia Onchocercidae, Dirofilaria immitis y Dirofilaria repens son filarioides transmitidos por mosquitos ampliamente distribuidos que infectan principalmente a perros y ocasionalmente a humanos, así como a otros carnívoros salvajes y domésticos. Los gatos desempeñan un papel limitado en la circulación de parásitos en comparación con los perros, siendo menos comúnmente infectados y presentando menores cargas parasitarias.
Específicamente, la infección felina por dirofilariosis por D. immitis se caracteriza por microfilaremia transitoria o ausencia de microfilaremia (es decir, infección oculta) y ubicación aberrante del parásito. Sin embargo, en áreas geográficas endémicas donde la quimioprofilaxis contra la dirofilariosis se realiza sistemáticamente en perros, mamíferos alternativos como zorros o, en menor medida, gatos, pueden contribuir a mantener la endemicidad de la infección.
La prevalencia de la infección por D. immitis en gatos varía del 9 % al 18 % de la observada en perros de las mismas áreas. No obstante, los casos probablemente se subestiman, ya que los gatos infectados a menudo tienen infecciones subclínicas o desarrollan signos crónicos/inespecíficos (p. ej., trastornos respiratorios leves a moderados, anorexia, letargo, pérdida de peso, vómitos) y alteraciones de laboratorio (p. ej., eosinofilia), incluso varios meses después de la infección.
Además, cuando los nematodos mueren en las arterias pulmonares, causan inflamación grave y tromboembolia, lo que resulta en una enfermedad respiratoria aguda asociada al gusano del corazón (HARD), que a menudo es mortal.
Debido a su potencial zoonótico, existe un creciente interés en la dirofilariosis subcutánea felina causada por D. repens, aunque se han realizado algunos estudios en Europa, que registraron una prevalencia que va del 0,7 % en Polonia al 1,6 % en Italia. Desde una perspectiva clínica, la dirofilariosis subcutánea felina tiene una relevancia limitada, siendo generalmente subclínica o caracterizándose por lesiones cutáneas de leves a moderadas. Como resultado, los gusanos de D. repens solo se recuperan ocasionalmente de los gatos, principalmente después de la citología de las lesiones cutáneas.
Considerando lo anterior, la detección de infecciones por D. immitis y D. repens en gatos representa una tarea desafiante y puede verse obstaculizada por resultados falsos negativos, lo que destaca la importancia de emplear pruebas directas e indirectas dirigidas, respectivamente, a antígenos de Dirofilaria spp. (p. ej., pruebas ELISA para antígenos femeninos de D. immitis o PCR dirigida a microfilarias circulantes en sangre de Dirofilaria spp.) y anticuerpos (p. ej., ELISA indirecto).
En general, se dispone de datos fragmentados sobre la distribución geográfica, la epidemiología y los factores de riesgo de la dirofilariosis felina. Además, la información de diagnóstico es escasa debido a la ausencia de encuestas epidemiológicas sistemáticas que empleen los mismos procedimientos de diagnóstico. Para llenar este vacío, un grupo de científicos, entre los que se encuentra Guadalupe Miró, de la Universidad Complutense de Madrid, ha explorado la ocurrencia de infecciones por D. immitis y D. repens, por medio de todas las técnicas de diagnóstico de laboratorio disponibles (es decir, prueba SNAP para detección de antígenos, ELISA indirecta para anticuerpos y PCR en tiempo real, PCR cuantitativa (qPCR) para ADN), sus factores de riesgo asociados y anormalidades clinicopatológicas en poblaciones felinas domésticas de seis países de la Cuenca Mediterránea, que se inscribieron en un estudio multicéntrico previo sobre leishmaniosis felina. Además, evaluaron la presencia de endosimbiontes de Wolbachia spp. en animales positivos para la infección por Dirofilaria spp.
Las especies del género Wolbachia incluyen bacterias gramnegativas, esenciales para la supervivencia de Dirofilaria spp., ubicadas en el tracto reproductivo femenino, así como dentro de los cordones laterales de los nematodos machos y hembras, en todas las etapas de desarrollo, “lo que hace que estas bacterias sean detectables incluso durante infecciones ocultas”, explican los autores.
Se obtuvieron muestras de sangre y suero de gatos con acceso al exterior de España (n = 354), Portugal (n = 287), Italia (n = 125), Grecia (n = 116), Israel (n = 101) y Francia (n = 100). Los sueros de los gatos se analizaron mediante herramientas serológicas antigénicas directas (prueba SNAP, kit ELISA comercial) y de anticuerpos indirectos (ELISA interno), y las muestras de sangre mediante PCR en tiempo real y convencional dirigidas al ADN de Dirofilaria spp., seguidas de secuenciación. Se realizó un análisis estadístico para evaluar la relación entre la infección por Dirofilaria spp. y las variables independientes, así como entre las coinfecciones por el virus de la inmunodeficiencia felina (VIF) y/o el virus de la leucemia felina (FeLV) y las anomalías clinicopatológicas.
Los autores descubrieron que el 3,8 % (es decir, 41/1083) de los gatos dieron positivo para la infección por Dirofilaria spp., con prevalencias que oscilaron entre el 2 % en Israel y el 7,8 % en Grecia. En España, el resultado fue de un 4.2 % de positividad.
De los 41 gatos positivos, 16 estaban infectados por D. immitis (mediante la prueba SNAP y/o PCR) y dos por D. repens (mediante PCR); los animales restantes dieron positivo para anticuerpos contra Dirofilaria spp. utilizando el ELISA interno. Asimismo, se detectó ADN de Wolbachia en un gato infectado con D. immitis.
En cuanto a los factores de riesgo, la positividad del nematodo se asoció significativamente con la edad, la raza, la hiporexia, la caspa y la disnea. Por otro lado, las condiciones de alojamiento y el género no fueron significativos.
También descubrieron que de los 41 gatos positivos para Dirofilaria spp., ocho gatos también fueron positivos para L. infantum.
Los autores también destacaron un hallazgo importante. “Todos los datos anteriores enfatizan la importancia que juegan los contextos epidemiológicos específicos para favorecer la circulación de parásitos, como en el caso de las islas donde se detectó una alta prevalencia de D. immitis en gatos de Ibiza, España (es decir, 8/40, 20 %) y Kythnos, Grecia (es decir, 4/30, 13 %)”. Así, indican que “las islas mediterráneas pueden representar lugares óptimos para el desarrollo de la infección por Dirofilaria spp”.
En resumen, este estudio proporciona datos sobre el estado epidemiológico actual de las infecciones por Dirofilaria spp. en gatos de diferentes países de la Cuenca Mediterránea, lo que sugiere que “D. immitis circula principalmente en gatos de islas como Ibiza (España) y Kythnos (Grecia)”. Además, considerando la falta de consenso entre las pruebas diagnósticas empleadas en este estudio, así como la presentación clínica inespecífica y las anomalías de laboratorio de los gatos infectados, “se aboga por un enfoque multimodal para la detección de la infección por Dirofilaria".