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Un estudio resalta que el hipotiroidismo canino podría diagnosticarse de manera excesiva e incorrecta
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Un estudio resalta que el hipotiroidismo canino podría diagnosticarse de manera excesiva e incorrecta

Consideran que existe una falta de conocimiento sobre el hecho de que algunos factores podrían reducir la sensibilidad y especificidad de las pruebas de función tiroidea
Perro veterinario (2)
Varios perros tenían un tratamiento concomitante durante el diagnóstico de hipotiroidismo.

El hipotiroidismo es una de las endocrinopatías más comúnmente diagnosticadas en perros. El hipotiroidismo primario representa aproximadamente el 95 % de los casos diagnosticados, y la tiroiditis linfocítica y la atrofia folicular idiopática representan aproximadamente el 50 % de los casos diagnosticados cada una. El hipotiroidismo se diagnostica comúnmente en la clínica generalista, y los perros diagnosticados generalmente son tratados con suplementos de levotiroxina de por vida.


La prueba “estándar de oro” para el diagnóstico del hipotiroidismo primario se considera la prueba de estimulación de la hormona estimulante de la tiroides (TSH). Por otro lado, la gammagrafía es capaz de distinguir entre hipotiroidismo y enfermedades no tiroideas en perros. Debido a la falta de preparaciones de TSH y gammagrafías disponibles en todo el mundo, estas pruebas se realizan con poca frecuencia.


La medición de las concentraciones séricas de tiroxina total (TT4), TSH y tiroxina libre (fT4) se realiza con mayor frecuencia. Estas pruebas tienen limitaciones importantes en cuanto a sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de hipotiroidismo primario. Las sensibilidades de las pruebas para TT4, TSH y fT4 son 89 %-100 %, 58 %-87 % y 80 %-98 % respectivamente, con especificidades de la prueba 73 %-82 %, 82 %-100 % y 78 %-94 % respectivamente.


POSIBILIDAD DE UNA ENFERMEDAD NO TIROIDEA


Los signos clínicos del hipotiroidismo primario suelen ser vagos e inespecíficos, y los perros con signos de enfermedades dermatológicas y metabólicas son los más comunes. Como no existen signos clínicos altamente específicos o patognomónicos asociados con el hipotiroidismo primario, siempre se debe considerar la posibilidad de una enfermedad no tiroidea como causa de los signos de presentación.


En ausencia de una prueba estándar de oro disponible para el diagnóstico del hipotiroidismo primario, y considerando las limitaciones antes mencionadas con respecto a la sensibilidad y especificidad de las pruebas comúnmente utilizadas, las pruebas de función tiroidea solo deben realizarse en perros con signos clínicos compatibles. cambios compatibles en las pruebas clínico-patológicas de rutina y después de considerar los posibles efectos de confusión de cualquier factor no tiroideo.


Para mejorar el rendimiento diagnóstico de cualquier prueba utilizada y aumentar los valores predictivos positivos y negativos de la prueba que se realiza, es importante que sólo se realicen pruebas a perros con una alta probabilidad previa a la prueba de la enfermedad en cuestión. La verdadera prevalencia del hipotiroidismo primario en perros sigue siendo desconocida, y existe la posibilidad de que se realice un diagnóstico incorrecto de hipotiroidismo primario en perros eutiroideos.


En consecuencia, un trabajo reciente realizado por autores de ámbito internacional se ha propuesto evaluar el porcentaje de perros diagnosticados y tratados por hipotiroidismo primario en la práctica de primera opinión, que son verdaderamente hipotiroideos y donde se considera indicada la suplementación con levotiroxina. La hipótesis es que a un porcentaje significativo de perros se les diagnostica erróneamente hipotiroidismo y se les trata innecesariamente con suplementos de levotiroxina.


Se realizaron búsquedas en las bases de datos computarizadas de 7 clínicas generalistas para identificar perros tratados con suplementos de levotiroxina. Tres diplomados del Colegio Europeo de Medicina Interna Veterinaria de Animales de Compañía se encargaron de evaluar los casos.


102 PERROS CON DIAGNÓSTICO DE LA ENFERMEDAD


Cada diplomático analizó los datos del caso de forma independiente y ciega, y asignó del 1 al 4 a las evaluaciones clínicas a cada caso. Las 4 evaluaciones clínicas fueron las siguientes; hipotiroidismo confirmado o muy probable, hipotiroidismo sospechado, pero no confirmado, hipotiroidismo considerado improbable, ningún motivo para sospechar hipotiroidismo o pruebas de función tiroidea no consideradas indicadas.


Después de la evaluación del caso, cada veterinario también comentó si consideraban o no que la suplementación con levotiroxina estaba indicada para ese caso. Si al menos 2 de los veterinarios consideraron indicada la suplementación con levotiroxina o no, esa se consideró la evaluación de consenso para ese caso.


Un total de 105 perros cumplieron los criterios de inclusión. Sin embargo, debido a que los registros clínicos estaban incompletos, se excluyeron 3 casos, por lo que se obtuvieron 102 perros en el estudio. Hubo 48 hembras castradas (47,1 %), 37 machos castrados (36,3 %), 9 hembras enteras (8,8 %) y 8 machos enteros (7,8 %). La mediana de edad en el momento del diagnóstico fue de 9 años.


En cuanto a los signos observados por los propietarios, la mayoría fueron problema en el pelo y pelaje (36 %) y problemas digestivos (17 %), así como letargo (16 %).


Por parte de los veterinarios, los principales signos fueron alopecia (21 %), otitis (9 %), y mala calidad del pelo (7 %).


En cuanto a las evaluaciones clínicas de “hipotiroidismo confirmado o probable”; “hipotiroidismo sospechado pero no confirmado”; “el hipotiroidismo se considera improbable”; y “no hay motivo para sospechar hipotiroidismo” fue asignado respectivamente por el veterinario 1 al 38,2 %, 5,9 %, 3,9 % y 52 % de los casos, por el veterinario 2 al 48 %, 22,6 %, 22,6 %, 6,9 % de los casos y por el veterinario 3 al 55,9 %, 11,8 %, 13,7 % y 18,6 %. Asimismo, los veterinarios 1, 2 y 3 consideraron que la suplementación con levotiroxina no estaba indicada en el 58,8 %, 52,9 % y 45,1 % de los casos, respectivamente.


En aquellos casos en los que la suplementación con levotiroxina se consideró no indicada, la razón más común dada por cada uno de los 3 evaluadores fueron hallazgos clínico-patológicos compatibles con hipotiroidismo.


FACTORES QUE AFECTAN A LAS PRUEBAS


En este punto, los autores explican que varios perros tenían un tratamiento concomitante durante el diagnóstico de hipotiroidismo, y “no se revisaron la dosis ni la duración del tratamiento, por lo que no se pudo sacar una conclusión sobre la probabilidad de que estos medicamentos pudieran afectar los resultados de los perros a los que se les realizó la prueba de hipotiroidismo”.


Sin embargo, “surge la preocupación de que existe una falta de conocimiento sobre el hecho de que algunos factores podrían reducir la sensibilidad y especificidad de las pruebas de función tiroidea”. En este sentido, apuntan que “múltiples factores no tiroideos, incluida la raza, enfermedades concurrentes, ciertos medicamentos, edad, y sexo pueden afectar significativamente los resultados de las concentraciones medidas de TT4, TSH y fT4”. Por ejemplo, “fármacos como los glucocorticoides, el fenobarbital, la aspirina, el ketoprofeno, el carprofeno, la clomipramida y las sulfonamidas afectan los resultados de las pruebas de función tiroidea”.


En resumen, estos resultados, indican, respaldan la preocupación de que “el hipotiroidismo podría diagnosticarse de manera excesiva e incorrecta en la clínica veterinaria generalista”, y que las pruebas de función tiroidea “deben realizarse solo en aquellos perros con una alta probabilidad de padecer la enfermedad antes de la prueba”.

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