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España ayuda a Portugal en el primer estudio del país sobre el “mal rojo” en jabalíes
EDICIÓN

España ayuda a Portugal en el primer estudio del país sobre el “mal rojo” en jabalíes

La infección por Erysipelothrix rhusiopathiae está relacionada principalmente con el trabajo, incluidos los trabajadores de mataderos y los veterinarios
Jabalies
Durante la temporada de caza 2019/2020 se recogieron 111 sueros de jabalíes cazados y se analizaron serológicamente.

El número de jabalíes (Sus scrofa) está aumentando en la Europa continental, y la zona mediterránea no es una excepción.


Para muchos autores, estos niveles de densidad de población encontrados en Europa se deben a que su crecimiento poblacional no parece ser autolimitado y es difícil de controlar por los niveles actuales de presión cinegética que generalmente se realiza en Europa. Aunque son un recurso económico importante para muchos propietarios de tierras, así como para muchos cazadores, este creciente número de jabalíes se considera un problema para la agricultura, la silvicultura y la conservación de la vida silvestre.


Además, al ser anfitrión de una serie de agentes patógenos, el jabalí también representa una amenaza potencial de transmisión de enfermedades, algunas de ellas zoonóticas.


Su comportamiento alimentario, como omnívoros y carroñeros oportunistas, hace que el jabalí sea considerado una especie de gran importancia a la hora de analizar el riesgo de dispersión de enfermedades en zonas rurales.


Una de las enfermedades zoonóticas que puede afectar al jabalí es causada por Erysipelothrix rhusiopathiae. Aunque Erysipelothrix rhusiopathiae puede afectar a varias especies de animales domésticos y salvajes, la familia suidae se considera un reservorio de esta infección que se denomina erisipela porcina (SE), o “mal rojo”. En los cerdos domésticos, se la conoce como una enfermedad de mayor prevalencia e importancia económica.


En la familia Suidae, la transmisión de Erysipelothrix rhusiopathiae puede ocurrir directamente a través de la ingestión de heces, orina, saliva y secreciones nasales de animales enfermos o indirectamente a través de alimentos o agua contaminados. La infección también puede ocurrir a través de abrasiones de la piel o mediante vectores mecánicos, como las picaduras de artrópodos.


FORMA AGUDA, SUBAGUDA Y CRÓNICA


Los signos clínicos de infección se pueden dividir en tres tipos: agudos, subagudos o crónicos. La fase aguda se caracteriza por muerte súbita o signos de infección generalizada y septicemia; en ocasiones pueden aparecer áreas con eritema, petequias, vesículas y necrosis.


La fase subaguda tiene síntomas menos graves que la fase aguda, donde las lesiones cutáneas pueden estar ausentes o con poca intensidad. La fase crónica generalmente resulta de que el animal sobreviva a la enfermedad aguda o subaguda. En esta etapa, los animales afectados pueden tener endocarditis y artritis crónica, lo que puede observarse si una persona capacitada realiza un examen inicial sistemático después de la caza.


Si no se produce la muerte, los animales infectados con infección crónica pueden convertirse en portadores. Al parecer, los portadores tienen este microorganismo en las amígdalas y otros tejidos linfoides del tracto digestivo.


El diagnóstico puede basarse en los signos clínicos de la enfermedad. El diagnóstico definitivo se realiza en el laboratorio aislando la bacteria en muestras de diferentes órganos, como corazón, pulmón, hígado, bazo, articulaciones y riñón. También se pueden realizar hemocultivos durante la fase aguda. Sin embargo, en la fase crónica el diagnóstico debe ser serológico.


Es bien sabido que el jabalí también es susceptible a la infección por SE, pero se conoce escasa información al respecto y aún es necesario estudiar su ecología. Hasta la fecha, no se han realizado estudios sobre la prevalencia de SE en jabalíes en Portugal. También se desconoce información relacionada con su potencial influencia en la salud de los cerdos domésticos.


Al igual que otras enfermedades infecciosas, como la peste porcina africana y la tuberculosis, la erisipela porcina es una enfermedad que circula en la interfaz entre los animales domésticos y salvajes. Este riesgo de transmisión intraespecies es más marcado en cerdos y jabalíes al aire libre.


En zonas mediterráneas (Portugal y España), varios estudios han demostrado que la interacción entre animales domésticos (en este caso cerdos al aire libre) y animales salvajes conduce a un contacto directo/indirecto, lo que aumenta el riesgo de que en esta interfaz circulen patógenos, como SE. Otros factores de riesgo, como la endemicidad de la enfermedad en el área de estudio, la estacionalidad y las prácticas de manejo con animales domésticos y salvajes, son cuestiones clave a tener en cuenta al evaluar el riesgo de transmisión de erisipela porcina entre especies.


UNA ZOONOSIS OCUPACIONAL


En los seres humanos, la infección por Erysipelothrix rhusiopathiae está relacionada principalmente con el trabajo (exposición ocupacional), incluidos los trabajadores de mataderos y los veterinarios. La erisipela es la forma más común de infección en humanos, pero también se puede observar una forma séptica con endocarditis o la forma cutánea generalizada. Hoy en día, se considera que esta enfermedad tiene un importante potencial zoonótico según la comunidad científica.


La infección humana se produce principalmente a través de la exposición a animales infectados, sus productos (canales/vísceras) o desechos, o suelo contaminado. La vía de entrada puede incluir la ingestión de alimentos o agua contaminados y, en particular, pequeñas abrasiones en la piel. Respecto al SE en jabalí, el principal grupo de riesgo son los cazadores que pueden infectarse durante el eviscerado y preparación de la canal sin utilizar los dispositivos de protección adecuados.


Por este motivo, es importante formar a los cazadores para que adopten buenas prácticas de higiene y seguridad durante el eviscerado y preparación de la caza silvestre.


En este sentido, un grupo de investigadores de Portugal, en colaboración con científicos españoles, han realizado el primer estudio serológico de la infección por Erysipelothrix rhusiopathiae en jabalíes cazados para consumo privado en Portugal.


IMPORTANCIA DEL ENFOQUE ONE HEALTH


Durante la temporada de caza 2019/2020 se recogieron 111 sueros de jabalíes cazados y se analizaron serológicamente en laboratorio con un kit ELISA comercial. Ningún animal fue eviscerado ni examinado después de la caza. Los cazadores se llevaron todo el material cazado para consumo privado.


Los autores identificaron 18 animales que estuvieron expuestos a erisipela porcina, lo que corresponde a una seroprevalencia del 16,2 %. No se observó significación estadística sobre el efecto del sexo y la edad sobre la seropositividad. Aparte de su potencial capacidad debilitante y cronicidad en la población de jabalíes, “la SE es también una zoonosis ocupacional muy grave. Por tanto, el resultado de esta primera encuesta serológica en Portugal debería concienciar y alertar a las autoridades veterinarias nacionales competentes y a los implicados en el sector cinegético, especialmente a los cazadores que manipulan directamente estos cadáveres”, comentan los autores.


Asimismo, añaden que “se deben realizar más estudios para comprender mejor el papel del jabalí como reservorio y contagio de esta enfermedad a otros animales y humanos”.


Los resultados del estudio, resumen, crean conciencia entre los actores implicados en la interfaz entre la vida silvestre, el ganado y los humanos (enfoque One Health) sobre la creciente importancia de implementar esfuerzos sinérgicos en la gestión/control sanitario de enfermedades infecciosas compartidas, como la SE. Además, “también debe reforzarse el plan de vigilancia de las enfermedades de la caza mayor para controlar la evolución de esta enfermedad en la población de jabalíes con el objetivo de mitigar el impacto negativo de esta enfermedad en la salud humana y animal”.

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