Evalúan la disminución de toxoplasmosis congénita en Europa y América

La infección prenatal con el parásito protozoario Toxoplasma gondii puede causar toxoplasmosis congénita (TC), una afección a menudo fatal o incapacitante de por vida en las personas. La TC se produce cuando las mujeres embarazadas se infectan por primera vez con el parásito Toxoplasma gondii y la infección se transmite al feto. Se estima que la condición afecta alrededor de 190.000 embarazos en todo el mundo cada año, y el 3 % de los bebés afectados mueren dentro del mes de nacimiento.

Varios estudios de poblaciones humanas han informado disminuciones temporales en la seroprevalencia, lo que sugiere una disminución de la incidencia de TC. Sin embargo, la consistencia de esta tendencia entre diversas poblaciones sigue sin estar clara, al igual que su implicación para los programas de detección prenatal, la principal intervención contra la TC.

En este sentido, un estudio reciente, realizado Royal Veterinary College de Londres, ha explorado si existe una disminución real de la incidencia de la toxoplasmosis congénita.

El parásito Toxoplasma gondii se transmite a través del consumo de carne que contiene sus quistes, alimentos crudos sin lavar o agua que contiene parásitos excretados en las heces de los gatos infectados.

El estudio analizó datos de más de 250.000 personas en 19 países de Europa y América. Aunque confirmó que las tasas de exposición en los países de altos ingresos han estado cayendo durante varias décadas, también revela picos de casos de toxoplasmosis congénita en países donde más mujeres se infectan por primera vez durante el embarazo.

“El toxoplasma causa una gran carga de salud pública, desde enfermedades congénitas graves entre los bebés hasta infecciones fatales entre personas con sistemas inmunológicos comprometidos, y otros cambios más sutiles en el comportamiento del huésped”, explican los autores.

Así, señalan que “es una noticia prometedora encontrar evidencia consistente de disminuciones en la exposición a parásitos en muchas poblaciones y países. Mostramos que se necesitan más datos para evaluar las trayectorias de las tendencias de exposición en los países de bajos ingresos”.