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Día de la Mujer Rural: “Todavía hay muchas desigualdades y diferencias con los hombres”
EDICIÓN
La veterinaria Raquel Melguiz en una explotación de ganado bovino.

Día de la Mujer Rural: “Todavía hay muchas desigualdades y diferencias con los hombres”

Este sábado 15 de octubre se celebra el Día Internacional de la Mujer Rural
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En 2008 se celebró por primera vez esta fecha, que pretende visibilizar la contribución de las mujeres al desarrollo del mundo rural y a la mejora de la seguridad alimentaria. En España las mujeres representan más del 65 % del total de profesionales de la veterinaria, y según datos de la Organización Colegial Veterinaria (OCV), esta cifra es superior al 70 % entre los colegiados menores de 35 años. Sin embargo, las que se dedican al campo son una minoría.


Las veterinarias conviven en su día a día con las ganaderas, Concepción Corrochano, ganadera de Mejorada, Toledo, es una de ellas, y afirma que, “aunque vivir en el campo es enriquecedor y es más bonito que vivir en la ciudad, es un trabajo muy duro”. Por su parte, Raquel Melguizo, veterinaria de explotación, ilustra la exigencia de su profesión con un ejemplo: “no hago menos de 200 kilómetros al día. El máximo, 450”. Es el equivalente a viajar de Madrid a Salamanca cada día, con el coste en tiempo y dinero que supone. “La única forma de lograrlo es con mucha organización”.


Corrochano asegura que una de las mayores dificultades de vivir y trabajar en el mundo rural es la poca conexión a Internet y cobertura que hay en muchos lugares. Es un aspecto que hoy resulta imprescindible, y que obliga a muchas personas a desplazarse a la ciudad. Melguizo lo confirma subrayando que “muchos de los trámites relacionados con las explotaciones ganaderas se realizan por Internet, y muchos ganaderos no tienen acceso a él o no saben cómo manejarse correctamente”.


No obstante, la ganadera confiesa que, “aunque sea una vida muy dura en lo económico, se saca mucho beneficio personal”. Asimismo, hace hincapié en que es necesario “invertir más dinero para que el ganadero pueda vivir y para que los animales tengan más bienestar”.


Melguizo añade que uno de los principales problemas de la España vaciada es que la media de edad de los ganaderos es de más de 50 años, y “no tienen hijos que quieran dedicarse al campo, porque han visto en sus padres que es un trabajo muy duro”. También se nota la falta de gente que quiera trabajar de veterinario rural. Si bien, aclara que “si nos mejorasen las condiciones de trabajo sería probable encontrar relevo generacional, aunque seguimos estando muchísimo mejor que los de clínica”.


“TODAVÍA HAY MUCHAS DESIGUALDADES”


Ser mujer y trabajar en el campo sigue resultando extraño a algunos ganaderos. “Ser ganadera es un trabajo difícil, pero no solo por la exigencia que supone. Todavía hay muchas desigualdades y diferencias con los hombres”, lamenta Corrochano.


La veterinaria asegura que todas las semanas sufre algún tipo de discriminación. Si va a una ganadería ella sola, “por norma me suelen decir que qué hago yo en un sitio como ese, que si no estaría mejor en una clínica de pequeños animales”. Cuando saca sangre se ofrecen a levantarle el rabo de la vaca, “porque cómo voy a levantarlo yo con esos bracitos”. Todavía existe machismo en el mundo rural, pero recuerda que no es exclusivo de esa área: “el hecho de que no se molesten en aprenderse tu nombre y seas «oye, bonita» pasa en campo y en clínica”, afirma.


La veterinaria se queja también de la falta de seguridad. “No se considera un trabajo peligroso, pero estamos con animales de 700 kilos, y muchas veces las instalaciones no están modernizadas”. El riesgo no está solo en las patadas o cornadas que pueda dar la vaca, sino que tiene compañeros que han llegado a quedar inconscientes por problemas con las mangas de saneamiento. “He tenido que sanear animales en una que estaba hecha con un quitamiedos, con la inseguridad que eso supone. A esto se le suman las horas y kilómetros de coche, y la actitud de algunos ganaderos que llegan a amenazar. Estos, sin embargo, son un pequeño número”.


Las dos aseguran que siempre han querido dedicarse a su trabajo. Corrochano cree que “hay que valorarse y hay que saber vivir”, pero para poder mantener a una persona hay que tener muchos animales a su cargo. Melguizo recuerda que al acabar la carrera trabajó en una clínica de pequeños animales, lo que le confirmó que su vocación era dedicarse al campo. Añade que el desgaste de atender cada día a 50 dueños de perros y gatos no es el mismo que el de atender a los ganaderos: “sólo por salud mental tiro hacia el campo”.


“Lo mejor de hacer clínica de grandes animales son mis ganaderas. Como hay tan pocas mujeres trabajando en el campo, el apoyo que hay entre unas y otras es brutal”, concluye Raquel Melguizo. Concepción Corrochano asevera que “hay que seguir luchando y disfrutando”.

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