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Cinco años de ilusión: los veterinarios del futuro empiezan la carrera
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Cinco años de ilusión: los veterinarios del futuro empiezan la carrera

​Estudiantes de primero y quinto comparten sensaciones y consejos en este inicio de nuevo curso
Estudiantes facultad veterinaria
Alicia Reguero y Manuel Ramón Díaz.

Comienza un nuevo curso. Miles de estudiantes empiezan en estos días la carrera con la que llevan soñando y preparandose años, mientras que para otros tantos son sus últimos años como universitarios. Es el caso de Alicia Reguero y Manuel Ramón Díaz, estudiantes de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Santiago de Compostela (USC). Ella empieza primero de Veterinaria y él se graduará en 2023.


Ambos comparten la pasión por la Veterinaria y el amor por los animales. Alicia se ha preparado durante cuatro años desde que terminó Bachillerato para entrar en la carrera, y tras una visita al hospital de la facultad confirmó su vocación. Manuel Ramón tuvo que esperar un curso para poder empezar el grado, cuando lo logró “estaba tan emocionado que me daba un miedo terrible que me echasen de la carrera”, explica en declaraciones a Diario Veterinario. Con el paso del tiempo ha comprobado que es muy difícil que esto suceda.


La sensación que transmite la carrera varía cada curso, según las asignaturas que se imparten. Alicia entiende que estas primeras materias son más generales, plantan las bases para el futuro pero, aunque no le entusiasmen, “saber que van a cambiar cada año da fuerzas para darlo todo”. Ramón entiende su ilusión, y recuerda el “golpe de efecto” que supone empezar la universidad para cualquier persona.


A Reguero le asusta pensar que alguna asignatura se le pueda complicar y le haga “perder el entusiasmo”, no obstante espera que sus ganas puedan más. Díaz, ante esto, considera que durante la carrera hay varias fases: tras superar el primer año, el segundo en la USC se centra más en la producción animal que en la clínica. “Si has entrado a Veterinaria para dedicarte a la granja o a producción te lo pasas muy bien, pero sino es un momento muy duro”. Varios compañeros suyos se plantearon incluso dejarlo, si bien, confiesa que “en tercero te enamoras completamente de la carrera. Es increíble”. Pasado el bache de segundo, “los dos últimos cursos resultan cortos”.


Los conocimientos que se adquieren durante el grado son fundamentales, y hay otros muchos aspectos que marcan la vida universitaria. Por ejemplo, la relación entre compañeros y profesores. Alicia no tiene quejas. Asegura que desde agosto está en contacto con gente de diferentes promociones y comparte piso con alumnas de cursos superiores, “y desde el principio han ofrecido ayuda para todo”. Los profesores, aunque temía que “fueran más despegados”, han calmado los nervios de los primeros días y se han mostrado cercanos, confiesa.


Manuel Ramón, sin embargo, cree que antes había más compañerismo. “Durante los cinco años que he estado con mi generación nunca vi a nadie vender apuntes, ni había quien no los quisiera compartir. Quienes teníamos algo lo pasábamos”. Entiende que es trabajo personal, aunque cree que es más importante ayudar a otros compañeros. Con el profesorado, recomienda “paciencia e ir de buenas”, y recuerda que “más moscas se cogen con miel que con hiel”.


A punto de acabar la carrera, Díaz sabe qué mejoraría. La carga práctica que ofrece la USC le parece muy adecuada, pero cree que “cuanta más, mejor. No todo el conocimiento se adquiere de los libros”. Esto supone más tiempo, comparte la necesidad de aumentar la duración del grado hasta los seis años. Cree que algunas materias esenciales apenas se estudian, “como el caso de la Etología en mi facultad”, y este cambio permitiría una mejor formación. “Va a ser más pesado, pero permitirá profundizar en algunos temas en los que hoy no es posible hacerlo”, y facilitará que los estudiantes “se especialicen en determinados campos”.


Ambos quieren trabajar en áreas que están algo olvidadas en los planes de estudios actuales. Ramón sabe que se quiere dedicar a animales silvestres. Alicia no se quiere “quedar solo en perros y gatos”, y le gustaría trabajar con grandes mamíferos o exóticos, aunque tiene “la mente abierta”.


Por último, Ramón aconseja a los nuevos estudiantes y a los que vendrán que “si realmente quieren ser veterinarios, si quieren dedicarse a esto y es lo que quieren hacer en la vida, que lo disfruten. Que se esfuercen y que lo disfruten”.

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