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El impacto de la COVID-19 en las facultades de Veterinaria
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El impacto de la COVID-19 en las facultades de Veterinaria

Según el Ministerio de Universidades, las tasas de rendimiento y éxito en Veterinaria crecieron mucho más que en otras carreras en el curso 2019/2020, el último del que se tienen estadísticas
Estudiantes veterinaria complutense
Estudiantes de Veterinaria. Imagen: Universidad Complutense de Madrid.

La pandemia de COVID-19 ha supuesto una revolución en la educación, también en la universitaria. Según datos del Ministerio de Universidades, las tasas de rendimiento y éxito aumentaron en todas las carreras, pero en Veterinaria lo hizo de una forma más acentuada.


La tasa de rendimiento relaciona el número de créditos aprobados del total de matriculados. Durante el curso 2019/2020, el último del que se tienen estadísticas, aumentó algo más de 6 puntos porcentuales de media. En Veterinaria, sin embargo, creció 10 puntos.


La tasa de éxito es un parámetro similar, pero compara el total de créditos aprobados con los presentados. También aumentó más de tres puntos en el cómputo global, pero en Veterinaria el incremento fue el doble, casi siete puntos. Desde el curso 2015/2016 se había mantenido por debajo de la media, y tras el confinamiento se sitúa un punto y medio por encima.


Antonio Villamarín, profesor titular de Veterinaria en la Universidad de Santiago de Compostela, achaca estos datos a la evaluación telemática, y asegura que en la asignatura que impartió en el segundo semestre “las tasas de éxito y rendimiento aumentaron 7 u 8 puntos”, y al retomar los exámenes presenciales “volvimos a los datos de siempre”. Destaca, además, que ese pico solo lo registraron en asignaturas del segundo cuatrimestre, “en el primero los datos fueron normales”.


Como se refleja en las estadísticas del Ministerio de Universidades, el patrón fue similar en otras facultades. Miguel Batista, decano de Veterinaria en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, reconoce que los datos no le sorprenden. Menciona que, aunque no se facilitó el aprobado por parte de los profesores, “los alumnos encontraron facilidades” en el formato telemático. Sin embargo, añade, valora la honestidad de sus estudiantes y confía “en que hayan aprobado de forma honrada”.


Aunque los indicadores del ministerio son semejantes en muchas universidades, no son datos universales. En el caso de la CEU Cardenal Herrera, la tasa de rendimiento durante el curso 2019/2020 aumentó, pero de manera semejante a la de los últimos años. Joaquín Sopena, el decano de la Facultad de Veterinaria, asegura que “la implicación por parte de los alumnos ha sido máxima”, y que los notó con “muchas ganas de recibir información y de participar”.


Durante los meses de confinamiento los estudiantes se vieron obligados a dedicar más horas a sus estudios, porque desapareció la posibilidad de hacer otras actividades. Villamarín niega que se redujese el nivel desde las aulas para facilitar el aprobado, “los contenidos no variaron”, pero sí se modificó la metodología docente. “Se cambiaron las prácticas de laboratorio por un trabajo y las clases y tutorías grupales se impartían por Teams”.


Por su parte, Batista destaca que en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria también se apreció una mayor participación en las clases y prácticas online. Según explica, es posible que “se sintiesen más seguros detrás de una pantalla que frente al profesor”.


NUEVAS HERRAMIENTAS TELEMÁTICAS


La pandemia obligó a las universidades a emplear nuevas plataformas y herramientas para poder seguir impartiendo docencia, y muchas se siguen utilizando dos años después como complemento a las clases. Sopena reconoce que la necesidad de “adaptarse a las tecnologías de forma muy rápida” ha favorecido que a los estudiantes les resulte más fácil implicarse.


Algunos alumnos piensan que el confinamiento sirvió de excusa para bajar el nivel de la enseñanza. Laura Acevedo, en representación de estudiantes de Veterinaria, explica que desde el curso 2019/2020 les cuelgan vídeos pregrabados con los que sustituyen prácticas y seminarios. Otros portavoces de alumnos denuncian que hay muchas prácticas que han desaparecido.


La COVID-19 ha acelerado un cambio en la universidad que empezó hace unos años. Batista indica que “puede existir la sensación de que ha disminuido el nivel, pero lo cierto es que ahora encuentran otras formas de acceder al conocimiento, que antes solo se encontraba en los libros”. Sopena lo corrobora y añade que la exigencia memorística de entonces “ya no es tan necesaria. Ahora es fundamental aprender a resolver problemas y aplicar ese conocimiento”. Asegura creer que “la carrera de Veterinaria hoy es mucho más exigente”.


Las nuevas generaciones de alumnos no siempre se adaptan bien al nivel de exigencia. Villamarín reconoce que en general llegan mejor formados, aunque en ocasiones “hay ciertas lagunas en algunos aspectos básicos”. Sopena considera que en cierto modo “llegan con menos autonomía”. Sin embargo, considera que la culpa no es de los estudiantes, sino que “somos los padres, la educación en los institutos y la falta de adaptación de las universidades. La universidad se adapta, pero se adapta más despacio”.


En cualquier caso, destacan que Veterinaria es una carrera vocacional y sus alumnos estudian lo que les gusta. Esto se traduce en una mayor implicación en los estudios. Además, recuerdan que la nota de corte es muy elevada y están acostumbrados a la exigencia desde bachillerato.

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