Control de la reproducción de mascotas desde una perspectiva ética

Durante las últimas décadas, la castración quirúrgica ha sido el método más utilizado en el control de la reproducción de mascotas. En las hembras, el proceso consiste en extirpar los ovarios y/o el útero, y en los machos, extirpar los testículos o, muy raramente, cortar el tubo de los conductos deferentes, lo que se denomina vasectomía.

Es sabido que la reproducción descontrolada de animales de compañía está superando la capacidad de albergues, refugios y centros colaboradores de todo el mundo.

Concretamente, en EEUU de 6 a 8 millones de animales están en refugios, y tan solo la mitad encuentran un hogar adoptivo, mientras que la otra mitad son sacrificados.

Por otra parte, los perros y gatos callejeros plantean diversos riesgos para la vida silvestre (contaminación ambiental, depredación de especies autóctonas) así como para la salud pública, como transmisión de zoonosis, o daños a la propiedad de las personas.

Ante esta situación, diversos países han comenzado a tomar iniciativas para solucionar el problema. Por ejemplo, en Bélgica, desde el 2018, todos los gatos deben someterse a una esterilización obligatoria.

Asimismo, para combatir esta dinámica, en muchas partes del mundo la mayoría de las agencias de protección animal, refugios y protectoras requieren que los dueños de mascotas castren a sus animales.

En España, según datos de Veterindustria, la tasa de esterilización entre el 2011 y 2016 ha sido del 32 % para perros, frente al 70 % para gatos. Datos similares muestra Italia, pero a su vez muy alejados si se comparan con otros países del territorio europeo, como por ejemplo Francia o Reino Unido, mostrando este último tasas del 72 % para perros y 90 % para gatos. 

CAMBIO DE MENTALIDAD HACIA LOS ANIMALES

Por otra parte, cada vez más, tanto los ciudadanos como las autoridades, consideran que los animales de compañía son seres sensibles que forman parte de la familia. Aunque la esterilización es necesaria para frenar los comportamientos no deseados y los abandonos, los métodos utilizados están cambiando para tener en cuenta estas expectativas sociales.

Por ejemplo, en Noruega, desde el 2014, es ilegal realizar esterilizaciones quirúrgicas a las mascotas, salvo razones médicas.

Lo mismo sucede en Alemania, donde desde el 2018 es ilegal castrar quirúrgicamente a las mascotas como una rutina, o después de que los clientes lo exijan sin motivo médico.

La conjunción de la necesidad real de esterilización y el cambio de conciencia hacia el respeto de la integridad de las mascotas, ha promovido el desarrollo de nuevas técnicas de esterilización no basadas en la cirugía.  

En este sentido, en el caso del perro, existe Suprelorin® de Virbac, una alternativa reversible a la castración quirúrgica. Suprelorin® consiste en un implante subcutáneo cuyo principio activo es el acetato de deslorelina. Es un implante biocompatible de tamaño parecido a un microchip que se desintegra con el tiempo. Está registrado para inducir la esterilidad transitoria en perros machos sexualmente maduros, sin castrar y sanos. Su actividad se prolonga durante un mínimo de 6 meses.

Los implantes de deslorelina actúan sobre la hipófisis, bloqueando toda la cascada de hormonas sexuales, tanto las que se producen en los órganos sexuales como las que se liberan en otros órganos.