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¿Es seguro el uso de emulsiones lipídicas intravenosas en intoxicaciones en perros y gatos?

¿Es seguro el uso de emulsiones lipídicas intravenosas en intoxicaciones en perros y gatos?

Los agentes toxicológicamente confirmados fueron teobromina, clozapina y cafeína, pero el tóxico permaneció sin identificar en casi la mitad de los pacientes
Gato veterinario
Se observó un efecto positivo en el 74 % de los pacientes.

Las intoxicaciones son una causa común por la que perros y gatos acuden al servicio de urgencias veterinarias. Además del tratamiento sintomático y los intentos de descontaminación, se puede administrar emulsiones lipídicas intravenosas (ILE) para eliminar los tóxicos lipófilos de sus sitios de acción. Se han publicado varios informes de casos, pero sólo se ha realizado un estudio clínico prospectivo, además de una investigación en animales de laboratorio, para evaluar el efecto de la ILE en perros y gatos.

 

Se ha propuesto que, según la teoría del transbordador de lípidos, la sustancia tóxica es redistribuida por los lípidos contenidos en el plasma y metabolizada o excretada por el hígado o los riñones, evitando así que llegue a los tejidos diana. Algunos informes de casos respaldan esta hipótesis o describen los efectos beneficiosos de la ILE sobre la recuperación mitocondrial y la inotropía directa al aumentar la concentración de calcio dentro de los miocitos cardíacos.

 

En un estudio clínico prospectivo, se lograron resultados positivos más rápido con el tratamiento con ILE (0,25 ml/kg/min durante 60 minutos) en comparación con la administración de solución salina isotónica en el grupo de control basado en un sistema de clasificación clínica para gatos con intoxicación por permetrina.

 

Esto llevó a numerosos autores a concluir que la ILE es una terapia complementaria útil en el tratamiento de diversas intoxicaciones. Sin embargo, se han informado múltiples efectos adversos en medicina humana y veterinaria. Estos incluyen, entre otras, complicaciones cardiovasculares y pulmonares.

 

Dada la brecha de conocimiento actual sobre la terapia ILE en veterinaria, el objetivo de un estudio realizado en Alemania fue analizar el uso de ILE en una gran cohorte de perros y gatos con intoxicaciones confirmadas o sospechadas, incluidos los efectos terapéuticos, efectos adversos, dosis aplicadas y resultados de ILE. La hipótesis de los autores fue que la administración de ILE presenta una opción de tratamiento segura y conduce a una reducción de los signos clínicos de intoxicaciones con tóxicos lipofílicos.

 

Durante el período de 5 años, 313 perros y 100 gatos que presentaron intoxicación confirmada o sospechada fueron tratados con emulsión lipídica intravenosa. Las razas predominantes en los perros fueron mestizos (27,5 %) y Labrador Retriever (15,0 %), seguidos por Golden Retriever, Pastor Australiano, Jack Russell terrier y Chihuahua. En gatos, el doméstico de pelo corto (76,0 %) fue la raza predominante, seguido del británico de pelo corto.

 

Los signos clínicos se hicieron evidentes en una media de 2,0 h tanto en perros como en gatos después de la ingestión o el contacto con sustancias tóxicas sospechadas o presenciadas. La presentación en el servicio de urgencias de la clínica fue en una media de 5,0 h en ambas especies.

 

Los signos en el momento del ingreso hospitalario fueron predominantemente signos neurológicos (83,3 %), seguidos de una alteración del comportamiento general, signos cardiovasculares o deshidratación, termorregulación alterada y signos gastrointestinales.

 

Teobromina y cafeína

 

Los agentes toxicológicamente confirmados fueron teobromina, clozapina y cafeína. Sin embargo, el tóxico permaneció sin identificar en casi la mitad de los pacientes. Las intoxicaciones con uno o más de un tóxico fueron fuertemente sospechadas u observadas con similar frecuencia (51,6 %).

 

Independientemente del tratamiento de ILE, la mayoría de los pacientes recibieron tratamiento de apoyo, incluidos líquidos intravenosos, analgésicos y antieméticos.

 

El tratamiento con ILE se inició en una media de 6,0 h después de la intoxicación. Los perros y gatos recibieron una cantidad total de una media de 8,0 ml/kg (1,5 a 66,6 ml/kg) y 15,8 ml/kg (1,8 a 69,4 ml/kg) de ILE, respectivamente.

 

Se observó un efecto positivo en el 74 % de los pacientes, mientras que los signos clínicos empeoraron en el 4 % de los pacientes después de la administración de ILE. Asimismo, no se detectó ningún efecto subjetivo en el 22 % de los pacientes.

 

Los efectos adversos sospechados o posibles de ILE ocurrieron en el 6 % de los pacientes, incluidos signos neurológicos (sopor y ataxia), bradicardia, hipertermia, vómitos, diarrea, dificultad respiratoria, empeoramiento del comportamiento general, hinchazón facial y tromboflebitis. La tasa de supervivencia global fue del 96 %, y un perro que potencialmente experimentó eventos adversos fue sacrificado.

 

Tasa de efectos adversos generalmente baja 

 

Ante estos hallazgos, al revisar 313 casos de intoxicación canina y 100 felinas tratados con ILE, los investigadores presumen efectos beneficiosos atribuidos a la administración de ILE basándose en la impresión clínica, pero su cuantificación “sigue siendo un desafío”.

 

El deterioro clínico debido a los efectos adversos de la ILE no se puede diferenciar de manera confiable de las complicaciones asociadas a tóxicos, pero “se sugiere que la tasa de efectos adversos es generalmente baja (<6 %)”.

 

Por lo que la falta de efectos adversos en >94 % de los pacientes tratados con ILE confirma “una amplia ventana de seguridad con las dosis recomendadas”.

 

En resumen, los casos tratados con ILE “tuvieron una alta tasa de supervivencia, pero no se puede excluir la apnea que requirió eutanasia en un caso como efecto adverso de la administración de ILE”, concluyen los autores.

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