La veterinaria Susana Muñiz de Miguel, Diplomada Europea en Medicina de Comportamiento Animal, aborda en un artículo recogido por el Grupo de Especialidad en Medicina del Comportamiento y Bienestar Animal (GEMCA) de AVEPA todo lo relacionado con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad en perros.
La experta explica que el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los síndromes más frecuentes en psiquiatría pediátrica. Interfiere con el funcionamiento diario, deteriora las relaciones entre los niños y sus familias o compañeros y aumenta el riesgo de aislamiento social. Aunque se asocia con la infancia, dos tercios de los niños diagnosticados continúan presentando síntomas en la edad adulta. Se trata de una patología neurocognitiva con cambios estructurales en el cerebro3 y desregularización de determinados neurotransmisores.
Al igual que en las personas, "los perros pueden presentar un síndrome similar al TDAH, denominado «TDAH-like». Este trastorno neurocognitivo tiene tres formas de presentación: hiperactividad/impulsividad concurrente y déficit de atención; predomina el déficit de atención; y predomina la hiperactividad/impulsividad".
Si bien, aclara que un alto nivel de actividad en un perro no implica necesariamente que padezca TDAH-like.
Muñiz de Miguel comenta que el TDAH-like en perros se caracteriza por un conjunto de comportamientos que incluyen hiperactividad, impulsividad y problemas de atención. Al igual que en humanos, estos síntomas pueden afectar la calidad de vida del perro y de sus cuidadores. Aunque en la literatura veterinaria se han utilizado términos como «hiperquinesis» o «hipersensibilidad-hiperactividad«, el término «TDAH-like» se ha adoptado recientemente para reflejar su similitud con el trastorno en humanos.
"La hiperactividad en perros puede ser normal (fisiológica) o un problema de comportamiento (patológica), y saber diferenciarlas es clave para ayudarles. Su origen es multifactorial, resultado de la interacción entre factores genéticos y ambientales. Así, algunas razas, especialmente las de trabajo y caza, pueden tener una predisposición hereditaria a la hiperactividad y la impulsividad", señala.
Además, subraya que ciertos factores ambientales pueden favorecer el desarrollo de estos comportamientos, como el destete temprano9, la falta de socialización y la insuficiente estimulación física y mental. También influyen la ausencia de juego social, el uso de castigos, la exposición a experiencias adversas, la escasez de interacciones afiliativas (como caricias de los cuidadores), largos periodos de separación tras la adopción y la permanencia prolongada en soledad.
"Cuando un perro no recibe suficiente ejercicio, no socializa lo necesario o no tiene cierto control sobre su entorno, su nivel de energía puede descontrolarse, aumentando el riesgo de desarrollar alteraciones del comportamiento que no tienen por qué ser patológicas", agrega.
Desde un punto de vista neurobiológico, la experta manifiesta que algunos estudios han identificado alteraciones en los niveles de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina en perros con TDAH-like, sugiriendo un mecanismo similar al del TDAH en humanos. La reducción de dopamina se ha relacionado con dificultades en la atención y la cognición, afectando la motivación y el procesamiento de recompensas. Además, bajos niveles de dopamina se han asociado con impulsividad, hiperactividad y agresividad. Por otro lado, la disminución de serotonina se ha vinculado con un aumento de conductas agresivas y compulsivas.
Los perros con TDAH-like pueden mostrar síntomas que se agrupan, según apunta, en tres categorías principales:
Hiperactividad e impulsividad | Déficit de atención | Síntomas fisiológicos asociados |
· Dificultad para permanecer quieto.
· Vocalización excesiva. · Inquietud y demanda excesiva de atención y juego. · Mayor reactividad/anticipación. · Le resulta difícil esperar. · Sueño reducido7 y mala calidad del sueño17. · Intolerancia a la recompensa retrasada18. · Falta de autocontrol (es decir, morder sin inhibiciones). · Destrucción excesiva de objetos. · Falta de saciedad | · Cualquier estímulo atrae la atención.
· Fácil pérdida de interés. · Dificultades de concentración. · Falta de atención cuando alguien les habla directamente. · Dificultad con las tareas prácticas. · Se distrae fácilmente. · Problemas de aprendizaje. | · Aumento del ritmo cardíaco y respiratorio.
· Dilatación de las pupilas. · Temperatura elevada. · Problemas digestivos. |
"Los perros pueden manifestar diferentes combinaciones de estos síntomas y pueden no presentar de manera uniforme todos los signos. La clave es evaluar la frecuencia e intensidad en distintos contextos y su impacto en la calidad de vida del animal y de sus tutores", aclara.
Para diagnosticar correctamente esta condición, "es fundamental acudir a un veterinario etólogo para hacer una evaluación completa del perro. Esto incluye conocer su rutina diaria, nivel de actividad, interacciones con su entorno y posibles experiencias de vida que puedan estar influyendo en su comportamiento. Se debe descartar que la hiperactividad o el déficit de atención no sean simplemente el resultado de un ambiente poco adecuado para sus necesidades".
Algunas enfermedades pueden provocar síntomas similares al TDAH-like, por lo que es necesario realizar pruebas veterinarias antes de llegar a un diagnóstico. Entre estas condiciones se incluyen:
Problemas hormonales, como hipotiroidismo o la enfermedad de Cushing.
Dolor crónico o enfermedades en las articulaciones.
Epilepsia con alteraciones en el comportamiento.
Trastornos de ansiedad o miedo.
El veterinario podrá realizar pruebas como análisis de sangre, revisión neurológica, estudios de imagen (radiografías o ecografías) y otras pruebas específicas según los signos que presente el perro.
Para considerar que un perro tiene TDAH-like, sus síntomas deben mantenerse por al menos seis meses y presentarse en diferentes situaciones. Además, estos comportamientos deben persistir a pesar de que el perro tenga una rutina adecuada de ejercicio, estimulación mental y socialización tras la exclusión de otras patologías médicas.
Actualmente, recuerda que no hay un método de diagnóstico definitivo para el TDAH-like en perros, "pero existen herramientas que pueden ayudar a evaluar sus síntomas. Algunos cuestionarios diseñados para medir la impulsividad y la atención en perros incluyen: el DIAS, que mide la impulsividad; la escala de Vas et al., que evalúa la falta de atención y la hiperactividad; y el Dog ADHD and Functionality Rating Scale (DAFRS), una herramienta prometedora, aunque aún en desarrollo".
En palabras de Muñiz de Miguel, el tratamiento debe ser personalizado y combinar modificación conductual, enriquecimiento ambiental y, si es necesario, farmacoterapia.
1. Modificación del Comportamiento
No castigar ya que puede generar estrés, miedo y otros problemas de comportamiento.
Evitar situaciones que sobreexciten al perro.
Interactuar con el perro cuando esté relajado, ignorando las demandas de atención.
Implementación de protocolos de relajación, como entrenar al perro a permanecer acostado en su cama en un estado tranquilo.
Evitar refuerzos inadvertidos a comportamientos impulsivos (por ejemplo, evitar premiar la excitabilidad excesiva).
Reforzar positivamente los momentos de calma y autocontrol.
Usar juguetes interactivos y actividades de estimulación mental para reducir el aburrimiento y la impulsividad.
Ejercicio físico adecuado según la raza y edad del perro.
2. Tratamiento Farmacológico
El uso de tratamiento farmacológico es necesario en aquellos casos en los que las estrategias de modificación de conducta no resultan suficientemente efectivas o cuando es imprescindible reducir la impulsividad, agresividad o el estrés del perro de forma rápida.
Existen diferentes tipos de psicofármacos utilizados en el tratamiento del TDAH-like en perros. Entre ellos, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), como la fluoxetina.
Además, algunos fármacos empleados en medicina humana, como la clonidina y el metilfenidato, han sido evaluados en perros. Sin embargo, el uso del metilfenidato en esta especie sigue siendo controvertido y solo ha mostrado resultados positivos en casos específicos.
Es fundamental que cualquier tratamiento farmacológico sea prescrito y supervisado por un/a veterinario/a especializado en medicina del comportamiento, ya que algunos medicamentos pueden presentar efectos secundarios o no ser adecuados para todos los perros.
Dado que el TDAH-like en perros parece estar influenciado por factores genéticos y ambientales, la prevención se basa en minimizar los riesgos desde una edad temprana. Por ello, aboga por:
Evitar la cría de perros con predisposición a problemas de hiperactividad e impulsividad.
Asegurar una socialización adecuada durante las primeras semanas de vida.
No separar a los cachorros de su madre y hermanos antes de las 8 semanas de edad.
Proporcionar ejercicio y estimulación mental suficientes desde cachorros.
Usar refuerzo positivo en la educación del perro para fomentar comportamientos equilibrados.
En cuanto al pronóstico, "suele ser favorable en la mayoría de los casos que reciben un tratamiento adecuado19, 31 aunque puede ser reservado si existen múltiples comorbilidades", indica.
En definitiva, la veterinaria cuenta que "el TDAH-like en perros es una condición que comparte similitudes con el TDAH en personas, tanto en su manifestación clínica como en su posible base neurobiológica. Aunque aún no existe un consenso definitivo sobre su diagnóstico y tratamiento, la combinación de estrategias conductuales, enriquecimiento ambiental y, en algunos casos, tratamiento farmacológico, puede mejorar significativamente la calidad de vida de los perros afectados y sus cuidadores. La investigación en este campo continúa evolucionando y es probable que en el futuro se desarrollen herramientas más precisas para la identificación y manejo de esta condición en perros".