El concepto de “Una Salud” se basa en la comprensión integral de que los seres humanos, los animales y el medio ambiente que los rodea están interconectados. Se trata de un enfoque interdisciplinario para resolver problemas mediante la colaboración entre las personas involucradas en la salud humana, animal y ambiental. Por lo tanto, se están llevando a cabo debates para promover la salud integral de las mascotas, que pasan un tiempo considerable en el mismo entorno que los humanos. Una de las cuestiones centrales es el intercambio de microbios y enfermedades infecciosas; las cuestiones relacionadas con las zoonosis, en particular, han recibido constantemente una gran atención.
Los microbiomas residenciales humanos coexisten en varios sitios del cuerpo, como el intestino, la piel, los pulmones y la cavidad oral. Se estima que el número total de bacterias en el hombre es de 38 billones de células. El microbioma intestinal es el factor principal que mantiene la salud. Un desequilibrio debido a cambios externos puede conducir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias, diabetes, enfermedad inflamatoria intestinal (EII), enfermedades cerebrales, enfermedades renales crónicas y enfermedades hepáticas.
Las bacterias residenciales humanas se ven sustancialmente afectadas por múltiples factores del entorno externo. Se ha informado que las mascotas que comparten entornos con humanos son un factor considerable que influye en la composición taxonómica y la diversidad filogenética de los microbiomas intestinales y cutáneos humanos a través de la transferencia microbiana directa o indirecta. El contacto entre humanos y mascotas altera la composición de las bacterias intestinales y potencialmente reduce el riesgo de enfermedades alérgicas en los bebés. El perro es considerado el primer animal domesticado. Los perros domésticos están en contacto diario con sus dueños y comparten sus entornos de vida. Con respecto a la salud mental, algunos estudios han demostrado que la tenencia de perros tiene un impacto en la mejora del bienestar humano a través de cambios en las funciones fisiológicas, como la regulación endocrina. Otro estudio informó que la modificación de la microbiota canina por probióticos específicos se reflejó en el microbioma intestinal de los niños. Por lo tanto, resulta de interés comprender el impacto de las interacciones ecológicas en las estructuras microbianas y cómo afectan la salud humana y de los perros.
ESTUDIO SOBRE 28 FAMILIAS CON PERROS
Aunque el efecto de los perros en el microbioma humano se considera sustancial, la mayoría de los estudios lo han analizado a nivel taxonómico. No está clara la transferencia directa de microbios intestinales de los perros o el intercambio coincidente de los mismos taxones entre humanos y perros. El microbioma intestinal del perro fue similar al microbioma intestinal humano, con un 63 % de correspondencia con el catálogo de genes humanos, lo que sugiere una posible interacción. En un estudio realizado en Japón, los autores plantearon la hipótesis de que pasar tiempo con los dueños conduce al intercambio microbiano entre humanos y perros, lo que resulta en microbiomas intestinales similares.
Examinaron 28 familias con perros. Los perros se obtuvieron originalmente de refugios y criadores. Todos los perros se mantuvieron en el interior, libres de enfermedades, sin medicación y fueron alimentados con comida comercial para perros. Se recogieron muestras fecales tanto de humanos como de perros. Se recogieron muestras fecales de los perros en las instalaciones donde estuvieron retenidos durante 2 a 3 meses antes de la adopción y de los dueños 1 semana antes de la adopción, así como de los dueños y los perros a las 2 semanas, 1 mes y 3 meses después de la adopción. Se realizó un análisis del microbioma y un análisis de la variante de secuencia del amplicón del gen ARNr 16S compartido (ASV).
Los cinco géneros dominantes principales en el microbioma intestinal humano, Bifidobacterium, Blautia, Streptococcus, Bacteroides y Faecalibacterium, se han descrito como los principales componentes del microbioma intestinal humano. Los géneros abundantes en el microbioma intestinal de los perros, incluidos Streptococcus, Blautia, Peptoclostridium y Fusobacterium, también se han identificado como los principales componentes del microbioma intestinal del perro.
El análisis de los ASV del gen ARNr 16S indicó que los microbios intestinales se han transferido entre humanos y perros. La estructura general del microbiota intestinal dentro de las parejas humano-perro permaneció sin cambios después de 3 meses de adaptación. Sin embargo, un total de 11 ASV fueron compartidos dentro de las parejas humano-perro. Muchos ASV compartidos fueron altamente abundantes dentro de cada huésped, y esta alta abundancia “puede considerarse un factor que influye en la transferencia bacteriana entre huéspedes”, comentaron.
LA TRANSFERENCIA DE MICROBIOMA PUEDE DEPENDER DE LA EDAD
Por otro lado, observaron que los bebés expuestos a perros a una edad temprana tienen una microbiota intestinal alterada, lo que respalda un mecanismo potencial que explica la reducción del riesgo de atopia y asma. “El efecto de la transferencia microbiana puede depender de la edad del huésped”, indican.
Ante estos hallazgos, comentaron que “este trabajo proporciona evidencia de alta resolución de la transferencia del microbioma intestinal durante la cohabitación entre humanos y perros”. Los ASV compartidos en el intestino exhibieron una alta abundancia relativa en cada huésped, lo que sugiere que “es más probable que el intercambio de ASV ocurra en el taxón dominante”.
Los resultados también sugieren que un período de cohabitación de al menos 1 mes puede ser importante para el intercambio microbiano. Por otra parte, el número de ASV compartidos fue similar al mes y a los 3 meses de cohabitación. Esto indica que, más allá del primer mes, “el número de ASV compartidos no continúa aumentando con el tiempo, sino que se estabiliza en un cierto nivel”.
No obstante, matizan que “se necesita un tamaño de muestra más grande en futuros estudios para diferenciar los efectos de diferentes entornos de vida, razas de perros, sexo del huésped, edad del huésped y tiempo pasado con perros”. Además, “se requieren más análisis para determinar la relevancia de los ASV compartidos específicamente por cada individuo para evaluar los riesgos en la salud posteriores”.
En resumen, “nuestros resultados brindan información importante sobre el potencial de transferencia de bacterias intestinales entre humanos y perros. Estos hallazgos se consideran cruciales para comprender el impacto de la cohabitación entre humanos y perros en varios aspectos de la salud”.