Cuestionan si una estrategia de vacunación sería eficaz para erradicar la peste porcina africana en jabalíes

Desde su primera introducción en Eurasia en 2007, el genotipo II de la peste porcina africana (PPA) ha mostrado una clara tendencia a persistir en las poblaciones de jabalí (Sus scrofa). La expansión sucedió a pesar de los esfuerzos de la mayoría de los países afectados para reducir la circulación del virus, mediante vallas y restricciones por zonas, y  hacer menos probable la transmisión del virus (reduciendo las densidades de jabalíes).

Los pocos ejemplos exitosos de erradicación se produjeron en Bélgica y la República Checa, donde el virus de la PPA se detectó en las primeras etapas de su invasión. En esos casos, se implementaron medidas de confinamiento rápidas y efectivas antes de que el área afectada fuera demasiado grande para ser manejada. En todos los demás casos, la PPA persistió y se volvió endémica, normalmente con niveles de prevalencia del virus bajos o muy bajos. Este patrón epidemiológico hace que las actividades de vigilancia de la PPA sean difíciles y, a menudo, poco fiables.

Aunque la PPA no representa una amenaza para la salud humana, causa graves pérdidas económicas directas e indirectas y tiene el potencial de alterar el sistema económico de producción de carne de cerdo en todo el mundo. A nivel mundial, la producción de carne de cerdo disminuyó desde la llegada de la PPA a Europa y Asia, con el consiguiente fuerte aumento de los precios de la carne. Por lo tanto, aunque desafiante desde un punto de vista teórico, la erradicación y el control de la PPA son una prioridad tanto desde el punto de vista económico como de seguridad alimentaria.

EFICACIA LIMITADA DE LAS VACUNAS

En este punto, la disponibilidad de una vacuna y su uso para la vacunación masiva podría ser la clave para lograr la erradicación del virus de la PPA de genotipo II en poblaciones infectadas de jabalíes euroasiáticos. Esto eliminaría el principal factor de riesgo (poblaciones de jabalíes infectados que contactan con el cerdo doméstico) para la transmisión del virus al cerdo. Dada la urgente necesidad de abordar el impacto de la PPA en la industria porcina, en los últimos años varios grupos de investigación internacionales han iniciado proyectos experimentales para desarrollar una vacuna eficaz y segura para el genotipo II de la PPA.

No obstante, en la actualidad, todavía no se dispone de una vacuna eficaz y segura contra la peste porcina africana. Aun así, según los resultados de los ensayos clínicos realizados con las vacunas candidatas, es realista que una vacuna contra la peste porcina africana no será 100 % efectiva y brindará protección durante no más de unos pocos meses.

Dadas estas premisas, y debido a la complejidad teórica de diseñar una estrategia de vacunación en poblaciones silvestres, es necesario comprender cómo interactuarán las características de una posible futura vacuna contra la peste porcina africana con los demás factores que afectan la persistencia de la enfermedad en los jabalíes. Estos factores son la densidad de población, la persistencia del virus en el ambiente relacionada con la temperatura y las diferentes acciones de manejo utilizadas junto con la vacunación. Es crucial evaluar si la erradicación de la peste porcina africana mediante vacunación seguirá siendo una opción realista en un escenario de vacunación parcial y temporal, y cómo se debe diseñar un programa de vacunación para maximizar las posibilidades de erradicación.

Sobre este asunto, un equipo de científicos italianos ha presentado un modelo basado en individuos de demografía de jabalíes y epidemiología de la peste porcina africana, ampliado con la opción de simular diferentes tipos de estrategias de vacunación, basadas en vacunas con diferentes características. El modelo se basa en los siguientes supuestos: (a) la vacuna se administra por vía oral, (b) la vacuna confiere inmunidad contra el genotipo II de la PPA, (c) la inmunidad resultante, aunque de duración variable, no permite la infección con el homólogo virus y por lo tanto es totalmente protectora, y (d) la vacuna es DIVA (que diferencia a los animales infectados de los vacunados), es decir, existe una prueba serológica que puede discriminar la presencia de anticuerpos vacunales de los inducidos por el virus salvaje.

ESCENARIOS CON DISTINTAS EFICACIAS DE LAS VACUNAS

En primer lugar, los autores comprobaron cuántos animales deberían vacunarse en relación con la eficacia de la vacuna y la duración de la protección de la vacuna. Además, estimaron cómo estos parámetros afectarían las probabilidades de erradicación de la PPA en jabalíes. Luego, evaluaron cómo es probable que la vacunación parcial interactúe con una serie de otros factores ecológicos, epidemiológicos y relacionados con el manejo vinculados con la persistencia de la PPA. Finalmente, presentaron algunas “opciones realistas” para maximizar las probabilidades de erradicación de la PPA en un escenario de vacunación parcial y temporal.

Como primer escenario de referencia, ejecutaron el modelo bajo la hipótesis teórica poco realista de que se emplearía una vacuna 100 % efectiva con protección de por vida. Este escenario “sólo sirvió como punto de referencia para compararlo con otros más realistas”. Después de generar dicho escenario base, lo compararon con tres situaciones más realistas. En el primer caso simularon una vacuna con alta eficacia (75 %) pero corta duración (90 días); en el segundo escenario, exploraron el desempeño de una vacuna con baja eficacia (25 %) pero con una larga duración de inmunidad (365 días); y finalmente probaron otra vacuna con 50 % de eficacia y 180 días de inmunidad.

En el caso de una vacuna muy eficaz y de corta duración, “las posibilidades de erradicación eran generalmente bajas y el virus sólo desaparecía al simular un trabajo de vacunación elevado (2,5 jabalíes vacunados/km2 )”.

En cuanto a una vacuna con baja eficacia y larga duración, fue “aún menos eficaz para erradicar el virus de la peste porcina africana, ya que ninguno de los escenarios simulados proporcionó tasas de erradicación aceptables”.

Finalmente, en el tercer escenario, la vacuna tuvo un desempeño ligeramente mejor, “especialmente cuando se usó en combinación con un alto esfuerzo de vacunación concentrado en una sola sesión en invierno”. En este escenario, los autores explican que la vacuna ofrecía aproximadamente un 90 % de posibilidades de erradicación después de 3 años.

VACUNA JUNTO A OTRAS MEDIDAS DE CONTROL

Ante estos resultados, los investigadores indican que, en condiciones realistas, “la vacunación contra el virus de genotipo II de la PPA no puede considerarse una herramienta eficaz e independiente para la erradicación”. En este sentido, proponen que su uso debe enmarcarse en una estrategia más integral, aprovechando todas las herramientas de gestión disponibles, como el control de la densidad mediante la caza y la retirada de cadáveres.

Asimismo, matizan que, si la vacuna tuviera una duración de protección de 12 meses o más, una opción factible “será dividir las campañas de vacunación en dos o tres fases de distribución de cebo durante el año”. No obstante, “si la vacuna tiene una duración de inmunización significativamente inferior a un año, una única distribución al final del invierno maximizará la probabilidad de erradicación”.