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Veterinarios españoles evalúan la terapia con células madre mesenquimales en la enteropatía crónica canina
EDICIÓN

Veterinarios españoles evalúan la terapia con células madre mesenquimales en la enteropatía crónica canina

Han evaluado la concentración de los biomarcadores de estrés oxidativo y los posibles cambios en estos parámetros en perros con enteropatía crónica tratados con células madre mesenquimales
Perro veterinaria
La albúmina fue el único parámetro que difirió significativamente entre perros con EIC y perros sanos.

La enteropatía inflamatoria crónica canina (EIC) comprende una inflamación crónica idiopática del tracto de la mucosa gastrointestinal que alterna períodos durante los cuales el paciente está estable con brotes de actividad de la enfermedad. Según si el paciente responde a los cambios en la dieta o a la terapia inmunosupresora, la enfermedad se denomina enteropatía sensible a los alimentos o enteropatía sensible a los inmunosupresores, también conocida como EII (enfermedad inflamatoria intestinal).


Hasta hace poco, se reconocía una tercera categoría denominada diarrea que responde a antibióticos (ARE) como una forma de enteropatía canina. Sin embargo, trabajos más recientes recomendaron evitar el ensayo de tratamiento antimicrobiano empírico en el estudio diagnóstico de la EIC canina, debido a los efectos perjudiciales del uso indiscriminado de fármacos antibacterianos en el paciente y la población general. Además, el bajo número de perros que responden a los antibióticos arroja dudas sobre la verdadera existencia de un grupo ARE.


Los pacientes que no mejoran con ninguno de los tratamientos se incluyen en el grupo de enteropatías que no responden.


PAPEL DEL ESTRÉS OXIDATIVO


Se ha demostrado que el estrés oxidativo desempeña un papel importante en la patogénesis de la EII en humanos y perros. El estrés oxidativo ocurre debido a la producción excesiva de radicales oxidativos o la falta de moléculas antioxidantes. En la EII, la respuesta inmune excesiva que se produce como consecuencia de la inflamación crónica y la mala perfusión tisular debido al daño de la mucosa conduce a la sobreproducción de especies reactivas de oxígeno y nitrógeno (ROS/RNS). Debido a todas estas características, se han estudiado ciertos antioxidantes y compuestos oxidativos, como el malondialdehído (MDA), el glutatión reducido (GSH) y la albúmina.


La MDA se produce durante la peroxidación lipídica, un proceso implicado en la patogénesis de numerosas enfermedades inflamatorias y neoplasias malignas. El GSH es un antioxidante endógeno que actúa contra los intermediarios reactivos del nitrógeno y tiene efectos desintoxicantes contra endobióticos y xenobióticos malignos. Por su parte, la albúmina es la proteína más abundante del organismo y se utiliza como marcador de las reservas proteicas y del estado nutricional, aunque también es una importante molécula antioxidante extracelular.


En medicina veterinaria se ha estudiado el papel oxidativo de la MDA en perros con dermatitis atópica, insuficiencia cardíaca congestiva o diferentes tipos de cáncer. El GSH se ha estudiado en perros y gatos con hepatopatías, enfermedades cardiovasculares, numerosos tumores y anemia hemolítica y no hemolítica. Sin embargo, nunca se han investigado en pacientes con EIC.


Además, la administración segura y la capacidad antiinflamatoria de células madre mesenquimales (MSC) alogénicas derivadas del tejido adiposo en el tratamiento de la EIC en perros se ha descrito en investigaciones previas. Las propiedades antioxidantes de las MSC, ejercidas ya sea disminuyendo la actividad de los agentes oxidantes o promoviendo las defensas antioxidantes, han sido demostradas en diferentes enfermedades, como la inflamación gastrointestinal y las lesiones isquémicas. No obstante, el estrés tras la aplicación de esta novedosa terapia celular en perros con EIC sigue sin explorarse.


DIFERENCIAS ENTRE PERROS SANOS Y ENFERMOS


Por todo ello, un estudio realizado por José Ignacio Cristóbal, Francisco Javier Duque, Jesús Usón-Casaús, María Salomé Martínez, María Prado Míguez y Eva María Pérez-Merino, investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura se ha propuesto evaluar la concentración plasmática de los biomarcadores de estrés oxidativo MDA, GSH y albúmina en perros sanos y con EIC. Un segundo objetivo fue investigar posibles cambios en estos parámetros en perros con EIC tratados con MSC con o sin prednisona concomitante.


Estos parámetros se compararon entre perros sanos (n = 12) y perros con EIC, y antes, 1, 3, 6 y 12 meses después del tratamiento con MSC solas (n = 9) o junto con prednisona (n = 11).


Se evaluó la relación entre el Índice de Actividad de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal Canina (CIBDAI) y el estrés oxidativo.


Los autores comprobaron que la albúmina fue el único parámetro que difirió significativamente entre perros con EIC y perros sanos. “Sólo se observaron diferencias en los valores de albúmina después del tratamiento combinado con MSC y prednisona. No se observaron diferencias en MDA y GSH después del tratamiento con MSC con o sin prednisona”, comentan.


Por otro lado, el tratamiento con MSC, solo o en combinación con corticosteroides, demostró ser eficaz en la EIC. Sin embargo, “solo el valor de albúmina varió (aumentó) después del tratamiento con MSC, mientras que el resto de los parámetros de estrés oxidativo analizados no fueron modificados significativamente por el tratamiento”.


En este sentido, sugieren que sería “interesante considerar la albúmina como biomarcador de estrés oxidativo, así como marcador nutricional, por sus cualidades antioxidantes”.


En resumen, los veterinarios explican que “la albúmina podría ayudar a estadificar la EIC canina, así como a su pronóstico, como ya se ha demostrado, aunque es fundamental evaluar este parámetro por su capacidad antioxidante, por lo que podría ser un buen biomarcador de estrés oxidativo en esta patología”. Sin embargo, “el tratamiento con MSC parece incapaz de modificar ninguno de los parámetros de estrés oxidativo analizados”.

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