El pH urinario puede considerarse como una estimación del equilibrio ácido-base. El pH urinario no es constante y fluctúa durante el día. Hay una indicación de un ritmo ácido-base fisiológico con una curva de fluctuación diurna tanto en humanos como en gatos y perros, que es característico de un individuo determinado, y es el resultado de varios factores como la dieta y el número de comidas al día, el estado emocional, el ejercicio, y la ventilación pulmonar.
La alcalinización de la sangre y la orina que resulta del proceso fisiológico que sigue a una comida se denomina efecto de marea alcalina. Los alimentos y los procesos metabólicos endógenos son las fuentes de ingesta y producción de ácido o base, por lo que es posible alterar o ajustar eficientemente el pH urinario únicamente por medios dietéticos.
La manipulación del pH urinario es beneficiosa en múltiples afecciones, pero es particularmente importante para prevenir la formación de algunos tipos de urolitos. Se utilizan dos estrategias principales para influir en el pH urinario: suplementos orales que producen orina alcalina y ácida, como el citrato de potasio y el cloruro de amonio, respectivamente, y alimentos terapéuticos alcalinizantes o acidificantes. Numerosos alimentos terapéuticos están formulados para prevenir la recurrencia de urolitos en perros. El potencial de una dieta para acidificar o alcalinizar la orina depende de sus ingredientes y del equilibrio entre acidificantes, como metionina, sulfato de calcio, cloruro de amonio y alcalinizantes, como carbonato de calcio y citrato de potasio.
Algunos estudios han evaluado los efectos de los suplementos orales añadidos a las dietas caninas habituales, como el citrato de potasio, la dl-metionina, o cloruro de amonio. También se han comprobado los efectos de los alimentos terapéuticos formulados para prevenir la recurrencia de urolitos. Sin embargo, los estudios que evalúan la influencia de suplementos y dietas sobre el pH urinario en perros son escasos.
Por ello, el objetivo de un estudio realizado conjuntamente entre Portugal y los Paises Bajos fue evaluar el efecto del día y la hora sobre el perfil de pH urinario; y evaluar el efecto del citrato de potasio, una solución que contiene cloruro de amonio y dos alimentos terapéuticos sobre el pH urinario del perro, incluido su efecto sobre la marea alcalina, que según el conocimiento de los autores no se ha estudiado antes.
La primera dieta (1) está formulada para reducir el riesgo de formación de cálculos de oxalato, urato y cistina, mientras que la segunda dieta (2) está formulada para reducir el riesgo de formación de cálculos de estruvita y oxalato.
Las hipótesis barajadas fueron que la dieta 1 y citrato de potasio (130–211 mg/kg PC/día dividido en 2 dosis por día) producirían un pH urinario más alto en comparación con el control (perros alimentados únicamente con una dieta seca de mantenimiento para adultos) y que la dieta 2 y el cloruro de amonio (0,5 ml/kg de peso corporal/día) producirían un pH de la orina más bajo que el control.
Se seleccionaron siete perros Beagle de investigación para participar en el estudio. Todos los perros eran machos e intactos, con edades entre 1 y 5 años.
Durante las distintas fases del estudio, que duró un total de 31 días, los perros recibieron un suplemento (citrato de potasio o cloruro de amonio) con una dieta seca de mantenimiento para adultos (dieta de control) o una dieta terapéutica (dieta 1 o dieta 2).
Cada tratamiento tuvo una duración de 2 a 5 días, con períodos de lavado de 2 a 4 días entre ellos. Las mediciones del pH urinario se realizaron cada 2 h entre las 07:00 y las 15:00, y la alimentación se administró entre las 07:00 y las 15:00, inmediatamente después de la recolección de orina. Las mediciones de pH obtenidas en cada uno de los cuatro tratamientos se compararon con las del control (los mismos perros alimentados exclusivamente con la dieta de control).
Al estudiar los resultados, los autores comprobaron que, en comparación con la dieta de control en los mismos momentos, los cambios biológicamente relevantes en el pH urinario fueron un aumento con citrato de potasio a las 7:00 y 13:00.
En comparación con el control en los mismos momentos, la dieta 1 aumentó el pH urinario. Se observaron aumentos significativos a las 9:00, 11:00, 13:00 y 15:00, y fueron biológicamente relevantes a las 9:00, 13:00 y 15:00.
Asimismo, en comparación con el control en los mismos momentos, la dieta 2 disminuyó el pH urinario. Se observaron disminuciones significativas a las 7:00, 9:00, 11:00 y 13:00, y fueron biológicamente relevantes a las 9:00 y 11:00. Por último, el cloruro de amonio no tuvo un efecto detectable sobre el pH urinario.
Por todo ello, los autores han comentado que “el presente estudio confirma que los alimentos terapéuticos 1 y 2, y el suplemento de citrato de potasio afectaron el equilibrio ácido-base en perros beagle machos adultos sanos, siendo las dietas probadas más efectivas que las dosis administradas de los suplementos probados para influir en el pH urinario”.
También confirmaron que “la nutrición influye en el equilibrio ácido-base en los perros”, por lo que “los alimentos terapéuticos utilizados en este estudio se recomiendan para inducir un pH urinario alcalino o ácido”.