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Investigación de un brote humano de fiebre Q en una cueva de Bizkaia
EDICIÓN

Investigación de un brote humano de fiebre Q en una cueva de Bizkaia

La cueva era utilizada por el ganado como refugio, y se encontró ADN de Coxiella burnetii en el polvo y los aerosoles del interior de la misma
cueva fiebre q
Los primeros casos se detectaron en febrero de 2021 entre escaladores que visitaban la cueva.

La fiebre Q es una enfermedad zoonótica causada por Coxiella burnetii, una bacteria altamente resistente al estrés ambiental. Los reservorios más comunes son los ovinos, caprinos y bovinos. Las infecciones pueden ocurrir no solo a través del contacto directo con los animales sino también a través del medio ambiente.


El Departamento de Sanidad Animal de NEIKER (Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario) ha participado en la investigación de un brote humano de fiebre Q en colaboración con la Unidad de Epidemiología de la Subdirección de Salud Pública de Bizkaia y el Servicio de Ganadería de la Diputación Foral de Bizkaia.


La investigación transcurrió entre diciembre de 2020 y febrero de 2023. Se trata del mayor brote de fiebre Q notificado en Euskadi, y probablemente en toda España, e incluyó 108 casos, 53 con neumonía y 27 requirieron hospitalización.


Los primeros casos se detectaron en febrero de 2021 entre escaladores que visitaban una cueva localizada en Bizkaia, y el último caso se detectó en octubre de 2021. La mayoría de los casos se notificaron después de las vacaciones de Semana Santa (abril-mayo de 2021), periodo en el que debido a los cierres perimetrales por Covid-19 hubo una mayor afluencia de visitantes, y una gran parte, al encontrarse en la naturaleza prescindieron del uso obligatorio de la mascarilla.


“Nuestra participación se centró en la investigación medioambiental para conocer si Coxiella burnetii, agente etiológico causante de la enfermedad, estaba presente en el interior de la cueva al inicio del brote, así como determinar el tiempo en que puede permanecer viable esta bacteria en este tipo de entorno natural”.


Efectivamente, en marzo de 2021 se detectó ADN de C. burnetii en muestras fecales de pequeños rumiantes, de polvo y aerosoles tomadas en el interior de la cueva. Posteriormente se tomaron muestras de polvo y aerosoles periódicamente hasta febrero de 2023, y se realizaron cultivos celulares a partir de muestras de polvo.


Se demostró que C. burnetii permaneció viable durante 24 meses. Los resultados serológicos de las muestras tomadas al ganado ovino y caprino de la zona, así como el genotipo de C. burnetii detectado tanto en la cueva como en los rebaños, apuntaron a que el ganado caprino fue la fuente más probable de la infección para los visitantes de la cueva. La cueva, utilizada por el ganado como refugio, se cerró al público el 29 de abril de 2021. También se colocó un cierre perimetral eléctrico para evitar la entrada del ganado a su interior. Para entonces ya se habían restringido los movimientos de cabras y ovejas en la zona (marzo 2021) y se vacunó a los rebaños del municipio (octubre de 2021). Una vez que se demostró la ausencia de C. burnetii viable, se reabrieron las cuevas al público a finales de mayo de 2023.


“Este brote demuestra que, en zonas endémicas, los brotes de fiebre Q pueden producirse en lugares inesperados, como lugares recreativos en entornos naturales donde pueda haber animales infectados. Por lo tanto, reforzar los sistemas de vigilancia y alerta, así como reforzar las capacidades de respuesta ante brotes, son claves para limitar la transmisión”, comentan desde el NEIKER.

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