Es hora de exigir y protestar

Ante la inoperancia y falta de sensibilidad por parte del ejecutivo regional, los compañeros veterinarios y farmacéuticos de Salud Pública empezaron sus movilizaciones realizando concentraciones, como forma de protesta, en las distintas Áreas de Salud. El mensaje era muy claro y lo único que se pretendía era revertir el retroceso en la calidad de las prestaciones de salud pública y corregir el “maltrato y ninguneo” que están sufriendo en los equipos de Atención Primaria.

En este campo, desarrollamos nuestro trabajo diario de manera ejemplar y hemos estado a pie de cañón durante toda la pandemia, en todos los niveles de vigilancia epidemiológica, dando día a día lo mejor de nosotros para proteger la salud de los extremeños. Si formamos parte de los equipos de atención primaria, queremos hacerlo de igual a igual y no se nos puede relegar, por ejemplo, en la preferencia de ocupación de los puestos de coordinador o director de equipo de atención primaria. Pero este punto, aun siendo importante, no es lo prioritario, como tampoco lo es la exigencia de la armonización retributiva con el resto de los facultativos de atención primaria, para que no haya discriminación salarial. Para nosotros, lo más importante es, como siempre, no poner en riesgo la salud de los ciudadanos devaluando nuestras prestaciones en materia de protección, prevención y promoción de la salud.

Pero los problemas de la profesión veterinaria no se circunscriben a los compañeros de Salud Pública. Los problemas los tenemos todos y cada uno de nosotros, según el ámbito laboral, me da igual funcionarios que veterinarios con ejercicio libre. Lo curioso es que tanto unos como otros sufren la incompetencia de la clase política. En pleno siglo XXI no se entiende que la Función Pública de esta Administración Autonómica tenga tres tipos de veterinarios con tres sueldos y tres oposiciones distintas. ¿Para cuándo el cuerpo único?

Hace muchos años, este que les habla, junto a sus compañeros, protagonizó la única huelga de veterinarios que ha conocido Extremadura. Curiosamente no pedíamos dinero, solo la mejora de las condiciones lamentables de las instalaciones y aparataje con el que desarrollábamos nuestro trabajo. En esa huelga se vulneraron nuestros derechos fundamentales (recogido por sentencia) y no pasó absolutamente nada. Solo duró una semana y nos descontaron gran parte de nuestro sueldo. Sin embargo, gracias a esa protesta, hoy tenemos un laboratorio de sanidad animal mejor dotado y adaptado a los tiempos que corren.

Ha llegado el momento de protestar y reivindicar lo que, a todas luces, es una situación injusta con aquellos trabajadores (veterinarios) que, curiosamente, lo único que saben es trabajar con la finalidad de proteger la salud de los animales y de las personas. Tal vez así, nuestras autoridades sanitarias sepan lo que hacemos…