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Las enfermedades bacterianas transmitidas por artrópodos están “muy desatendidas”
EDICIÓN

Las enfermedades bacterianas transmitidas por artrópodos están “muy desatendidas”

La mayoría de estos agentes son patógenos zoonóticos emergentes o reemergentes con especies distribuidas en todo el mundo
Mosquito
El calentamiento global está ampliando el área de distribución y los patrones estacionales de los vectores artrópodos.

Las enfermedades bacterianas transmitidas por artrópodos se encuentran entre las enfermedades vectoriales más antiguamente descritas. En 1898, Sir Ronald Ross fue pionero en el campo al demostrar el papel de los mosquitos como vectores de los parásitos de la malaria mientras trabajaba en la India. En el mismo año en el vecino Pakistán, Paul Louis Simond demostró que las pulgas Xenopsylla podían transmitir Yersinia pestis, el agente etiológico de la peste. Desde entonces, se han informado docenas de agentes bacterianos transmitidos por artrópodos. Enfermedades bacterianas de alta virulencia transmitidas por vectores, como la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas o la enfermedad de Lyme, fueron descritas a principios del siglo XX.


Estas enfermedades, así como la mayoría de los patógenos bacterianos transmitidos por artrópodos causan enfermedades febriles agudas asociadas con síntomas inespecíficos como malestar general, mialgia, fiebre, dolores de cabeza, náuseas, etc.


La escasez de síntomas específicos hace que el diagnóstico sea particularmente difícil, especialmente en áreas y poblaciones con alto riesgo de enfermedades infecciosas. Sin embargo, los patógenos bacterianos transmitidos por artrópodos pueden causar enfermedades humanas leves a muy graves.


Varios patógenos bacterianos transmitidos por artrópodos como Rickettsia, Ehrlichia, o Anaplasma son patógenos intracelulares obligados que se dirigen a las células endoteliales del huésped vertebrado, especialmente las de los pulmones y el cerebro, lo que provoca una respuesta inflamatoria perivascular en estos órganos, así como en el músculo cardíaco, los testículos y los riñones. La enfermedad grave asociada con estos patógenos puede estar asociada con edema pulmonar y manifestaciones del sistema nervioso central, como el coma, lo que podría causar la muerte si no se administra un tratamiento antibiótico específico.


En cuanto a Coxiella burnetii, este patógeno intracelular obligado puede infectar tanto las células epiteliales como las endoteliales después de infectar su nicho primario, las células fagocíticas. La enfermedad causada por dicha bacteria, denominada fiebre Q, puede entonces estar asociada con endocarditis y hepatitis.


Finalmente, al menos 13 especies o subespecies de Bartonella han sido reconocidas como patógenos humanos. Son bacterias oportunistas que infectan los eritrocitos y las células endoteliales de todo el cuerpo, provocando una variedad de manifestaciones clínicas potencialmente graves, como endocarditis, retinitis o encefalitis.


CONTACTO DE LOS HUMANOS CON OTROS ANIMALES


La mayoría de estos agentes son patógenos zoonóticos emergentes o reemergentes con especies distribuidas en todo el mundo, que están asociados con diversos reservorios animales, incluidos los animales silvestres y/o domésticos, mascotas y animales de granja.


Los humanos están en contacto con otros animales más que nunca. Por ejemplo, muchas mascotas han sido adoptadas al comienzo de la pandemia de COVID-19. Asimismo, existen actividades turísticas centradas en la vida salvaje que son muy populares, como visitas a cuevas de murciélagos, safaris, excursiones con primates no humanos.  Estas actividades, en ocasiones, ofrecen un contacto cercano con los animales.


Asimismo, el constante desarrollo urbanístico del entorno acerca a los humanos cada vez más a hábitats silvestres. Por su parte, el calentamiento global también está ampliando el área de distribución y los patrones estacionales de los vectores artrópodos y, por lo tanto, de los patógenos que pueden transportar y transmitir enfermedades.


Esta proximidad a reservorios potenciales de patógenos zoonóticos ha resaltado y aumentado la necesidad de monitorear a fondo estos microorganismos.


Por este motivo, las expertas en entomología Maureen Laroche y Emma Weeks han elaborado un artículo donde instan al estudio y análisis de las enfermedades bacterianas transmitidas por vectores.


A pesar de los avances y los nuevos enfoques en medicina molecular, que proporcionan “paneles más amplios de pruebas para pacientes febriles y nuevos métodos para clasificar y estudiar microorganismos, incluidos los patógenos bacterianos transmitidos por artrópodos”, consideran que la mayoría de estas enfermedades siguen estando “muy desatendidas”.


VIGILANCIA GLOBAL DE LOS VECTORES


Las enfermedades bacterianas transmitidas por vectores “siguen siendo un problema global que merece ser abordado”, reclaman.


En muchas regiones, es necesario generar datos precisos sobre los patógenos bacterianos transmitidos por artrópodos circulantes. “El virus del Zika ilustró perfectamente que la vigilancia de los patógenos transmitidos por vectores debe ser global”, afirman.


Aparte de la vigilancia, varias facetas de la investigación de enfermedades bacterianas transmitidas por vectores “deben investigarse más ampliamente”. Por ejemplo, manifiestan que la descripción de la patogenia de muchos patógenos bacterianos transmitidos por vectores “aún está incompleta, aunque los estudios de virulencia podrían conducir al desarrollo de fármacos o vacunas”.


Además, “las bacterias intracelulares obligadas transmitidas por vectores están un paso atrás en lo que respecta a la manipulación genética”. Pocos estudios se han centrado en la secuenciación del genoma completo y la manipulación genética de estas bacterias, “lo que limita los enfoques de biología molecular para estudiar la patogenia o la virulencia”.


En conclusión, aunque la carga de enfermedades bacterianas transmitidas por artrópodos sigue siendo menor que la carga conjunta de enfermedades parasitarias y virales transmitidas por artrópodos, “existe una necesidad innegable de estudiar estos patógenos desatendidos, ya que todavía deben llenarse varias lagunas significativas sobre su ecología, transmisión o patogenia”.


MOSQUITOS TIGRE EN ESPAÑA


El 20 de diciembre de 2022 se detectó la presencia de mosquitos adultos, con aspecto de aedinos en un domicilio particular de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, que posteriormente fueron identificados por el Laboratorio de Entomología Médica del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias de la Universidad de la Laguna como Aedes(Ae.) aegypti. Tras la inspección del edificio afectado se detectó y eliminó un foco de cría en la misma vivienda. Por otra parte, el 27 de diciembre se halló una hembra adulta del mismo género y especie de mosquito, en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, en una trampa perteneciente a las labores de vigilancia entomológica rutinaria. En ambas detecciones se ha descartado la presencia de arbovirus de interés sanitario en los vectores.


El Ae. aegypti está ampliamente distribuido en el mundo, especialmente en regiones tropicales y subtropicales. Está asociado con la transmisión de distintas enfermedades víricas. Las Islas Canarias, al igual que el resto de España, están libres de este mosquito, pero debido al riesgo de su importación, existe una vigilancia entomológica reforzada en los puntos de entrada (puertos y aeropuertos) de esta comunidad autónoma.


En este sentido, desde el Ministerio de Sanidad aseguraban que "las labores de vigilancia entomológica reforzada continúan y no se han detectado más focos". Esto, unido a la implementación precoz de las medidas de control, hace que, "en este momento, aunque las condiciones de la isla sean favorables, el riesgo de establecimiento del Ae. aegypti en la isla de Tenerife se considere bajo". No obstante, inciden en la importancia de continuar con las tareas de vigilancia entomológica.


"Teniendo en cuenta el escaso número de casos importados virémicos detectado y, sobre todo, que los hallazgos de mosquitos han sido puntuales, el riesgo de aparición de casos autóctonos de enfermedades transmitidas por Ae. aegypti se considera muy bajo", agregaban.


Por último, piden a todos los sectores involucrados, incluidos los ciudadanos, "mantener y reforzar la vigilancia entomológica y las actividades de control vectorial", para evitar la expansión del vector y nuevas introducciones.

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