“Un estudiante de doctorado en Alemania cobra lo que yo puedo estar cobrando ahora como jefa de grupo”

El pasado 1 de febrero la veterinaria Júlia Vergara-Alert recibió el Premio Nacional de Investigación al Talento Joven de Cataluña. Actualmente, lidera la línea de coronavirus zoonóticos en el Centro de Investigación en Sanidad Animal (IRTA-CReSA) y pertenece al grupo de trabajo de la OMS sobre modelos animales para la COVID-19.

Nacida en Olesa de Montserrat en 1984, Vergara-Alert es doctora en Ciencia y Salud Animal por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), hizo su tesis sobre la gripe aviar y porcina y explica a Diario Veterinario que su grupo de investigación ya investigaba antes de la pandemia ese tipo de coronavirus, centrándose más en la parte de biomedicina. “Lo que me gusta de este trabajo es que no hay un día igual. Hay una parte muy importante que hacemos que es la monitorización de animales domésticos, salvajes y de granja”.

En el caso del virus del MERS-CoV, la veterinaria estudió cómo el virus puede saltar de unas especies de animales a otras y cómo era la respuesta inmunitaria de “los huéspedes intermediarios”, los camélidos: camellos, dromedarios o llamas, por ejemplo. “Son animales que se infectan y excretan en muchas cantidades el virus, pero no sufren la enfermedad. Queríamos entonces saber qué respuesta tienen para intentar luego encontrar terapias o diseñar vacunas”.

Vergara-Alert “tenía clarísimo que quería ser veterinaria desde muy chiquita”, pero no sabía bien en qué especializarse. “La investigación no estaba en mi mente, y es cierto que un porcentaje muy elevado de gente que entra en esta carrera es porque quiere hacer clínica, granja o centros de recuperación, todo muy dedicado a lo que es curar a los animales, sin pensar que la investigación también es una parte importante de curar a los animales”.

El paso para dedicarse a la investigación lo decidió tras la muerte de un amigo por cáncer. “Fui a hablar con dos de los profesores de la universidad para ver si tenían algún proyecto y empezar algo. Todavía no había terminado la carrera, estaba en tercero o cuarto de la carrera más o menos”. Relata que “tenía en mente que muy pocos podían acabar investigando, que necesitabas ser super excepcional y no me sentía tampoco así”. Empezó con dos profesores, uno de ellos es hoy la directora del centro donde trabaja, la investigadora Natàlia Majó, y otro es su compañero de despacho, el investigador Joaquim Segalés. “Tuve la oportunidad de seguir haciendo el máster y el doctorado en Sanidad Animal. Y hasta el día de hoy”.

Imagen: Robert Ramos (IRTA).

LA VISIBILIDAD DE LA MEDICINA VETERINARIA

El galardón que se le ha concedido recientemente supone “un paso adelante no solo a nivel personal, sino para la profesión, pues no se hablaba desde hace muchas décadas del concepto Una Salud”. Aun así, advierte que “aún queda mucho camino por recorrer, porque no podemos olvidarnos de la salud medioambiental o mental” a la hora de tomar decisiones en contextos adversos, como el de la pasada pandemia.

“La sociedad tiene muy en cuenta la parte médica, sin embargo, creo que cada vez más se da mayor visibilidad al papel que juegan los animales en las infecciones. Es importante no demonizarlos y explicar muy bien que no son ellos los que tienen la culpa”, por ejemplo, de las transmisiones víricas a los humanos.

El trabajo científico que se realiza en el IRTA-CreSA ayuda a visibilizar una profesión tan importante como la que se dedica a la sanidad animal y a estudiar no solo las enfermedades, sino el medio ambiente que rodea a los animales, pues “no es lo mismo gestionar un caso de peste porcina en África que en Europa, por decir algo”.

Por otro lado, la veterinaria defiende la colaboración con otras ramas médicas y subraya que entre ellas no son “compartimentos estancos”.

En este proceso de dar a conocer el trabajo que realiza y el de todos sus compañeros, confiesa que “es cierto que en los últimos años se ha dado más a conocer, gracias a jornadas que se hacen en colegios e institutos, por ejemplo. Poco a poco la sociedad va concienciándose de la importancia de la ciencia y de nuestro trabajo”, pues como comenta, antes de la pandemia “nadie atendía a este tipo de virus” y hoy es un tema relevante.

No obstante, subraya que lo más importante es que los propios científicos, y en este caso veterinarios, crean en lo que hacen, además de divulgar su conocimiento. La premiada apunta que es necesario adaptar el estilo de comunicación a las nuevas generaciones si se quiere divulgar y explicar en las aulas la importancia de la ciencia.

Imagen: Robert Ramos (IRTA).

INVERSIÓN EN CIENCIA E INVESTIGACIÓN

“Creo que hay una carencia general en todo el ámbito de la investigación, y ya en el ámbito de la sanidad animal todavía más, y se refleja también en la cantidad tanto de proyectos como la dotación económica de estos. A nivel de lo que sería lo público, sobre todo si nos comparamos con otros países, vemos cómo Estados Unidos o Alemania sacan una vacuna en el caso del coronavirus en 11 meses y aquí no ocurrió”, manifiesta la experta.

Pero según explica, “el problema ya no es la inversión momentánea, pues quizá aquí en España también se hizo un gran esfuerzo, sino la inversión que anualmente se destina” a la ciencia en general, que en países como Estados Unidos o Alemania duplica o triplica la destinada en España.

Esto provoca que mucho talento se vaya al extranjero por mejores condiciones económicas y reconocimiento, pues “un estudiante de doctorado en Alemania está cobrando lo que yo puedo estar cobrando ahora como jefa de grupo”.

La veterinaria agrega que la falta de inversión española constante provoca que todo el dinero orientado a preparar alumnos y a mejorar y crear infraestructuras y herramientas de trabajo se pierda.

BRECHA DE GÉNERO

Respecto a la brecha de género en la ciencia, opina que la pieza clave para equiparar la situación de la mujer y el hombre es la “conciliación familiar”. Si tienes hijos “vas a tener un parón o al menos tu carrera se va a ver más o menos afectada en el sentido de que llevas desventaja”. La veterinaria expresa que aún hay camino por recorrer en este tema, y ella lo ejemplifica que “en la categoría sénior de los Premios Nacionales de Investigación de Cataluña, la mayoría de los premiados son hombres, y solo algunos de los jóvenes talentos somos mujeres, lo que es un claro reflejo de esto mismo".

Vergara-Alert argumenta que otra de las razones, además de la conciliación familiar, es la forma en la que los veterinarios ven la ciencia. “Yo tengo una idea romántica de ella, que espero no cambiar con el paso del tiempo”, sin embargo, añade que muchos de sus compañeros (hombres, sobre todo) aspiran a la “competición” en vez de a la “colaboración”, por la que ella afirma decantarse. “La verdad que es un mundo muy competitivo”, porque como cuenta, al final, si quieres un proyecto tienes que destacar sobre el resto.

Imagen: Robert Ramos (IRTA).