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Realizan una operación pionera de reducción de lengua en perros
EDICIÓN

Realizan una operación pionera de reducción de lengua en perros

​El veterinario Raymond Kudej, experto en cirugía en pequeños animales, ha practicado la que puede ser la primera cirugía de este tipo en un perro
Perro lengua gigante 2
El perro Bentley.

El profesor y cirujano Raymond Kudej es un experto en cirugía nasal, reconstructiva, torácica y gastrointestinal en pequeños animales. Trabaja a menudo con razas braquicéfalas de perros, como bulldogs, pugs y boston terrier, todas ellas de cara chata y hocico corto. La forma de la cabeza de estos animales provoca que sean propensos a desarrollar problemas respiratorios.


En 2019 se publicó en la revista Veterinary Surgery un estudio en el que se afirma que las razas braquicefálicas caninas presentan una proporción entre aire y tejido blando un 60 % inferior a razas con un tamaño de cráneo mayor.  


“Este artículo fue el primero que mostró que el tamaño de su lengua les provoca obstrucciones respiratorias, pero no indicaba cómo tratarlo. Pensé que una reducción de lengua podría funcionar”, declaró Kudej.


Se le ocurrió cómo podría solucionar el problema que presentan estos perros mientras investigaba sobre la apnea del sueño en humanos. Este trastorno surge cuando las células grasas de la base de la lengua engordan y el músculo aumenta de tamaño. La reducción quirúrgica de la lengua permite a los pacientes respirar con más facilidad.


En humanos el procedimiento se puede llevar a cabo de diversas maneras, y Kudej analizó cuál de ellas podría ser más efectiva para perros braquicefálicos. Examinó con cadáveres donados para la investigación la seguridad de la intervención y los beneficios que aportaría a individuos vivos. Mientras trabajaba en el estudio, recibió la llamada de la dueña de un perro con una lengua tan grande que apenas podía comer.


UNA LLAMADA IMPREVISTA


La mujer había rescatado a Bentley, un pitbull de un año que necesitaba atención médica. Tenía una lengua tan grande que no le cabía en la boca y le colgaba todo el rato. Además, tardaba cerca de media hora en acabar un plato de comida.


“Cuando quería comer o beber tenía que hundir toda la cara en el cuenco. No podía tragar correctamente, y babeaba tanto que necesitábamos varias toallas para secarlo”, cuenta la dueña.


Entonces, decidió llevar a varios veterinarios. Uno le hizo una biopsia en la lengua, pero los resultados no mostraron ningún problema. Otro le sugirió que padecía de anquiloglosia o lengua atada, lo que limitaba su movilidad. Aunque se puede corregir con una intervención quirúrgica, la mujer sospechaba que el diagnóstico no era correcto.


“Le cambiamos la comida y le dimos medicamentos para las alergias, porque también tenía el hocico muy hinchado. Empezamos a darle un alimento especial para perros con piel sensible y alergias, que solucionó el problema del hocico, pero no el de la lengua”, cuenta.


Finalmente, llamó al Hospital Foster para Pequeños Animales, donde trabajaba Kudej en su investigación, y detalló el problema de Bentley. La persona que la atendió remitió su caso a Kudej, que se puso en contacto con ella.


En noviembre de 2020, en medio de la pandemia de la COVID-19, la dueña llevó a Bentley para que lo examinara, y Kudej confirmó que no tenía la lengua atada. Su problema era el enorme tamaño.  Era tan pesada y ejercía tanta presión sobre los dientes que provocaba que crecieran hacia los lados, en un ángulo de 90 grados. También afectaba a la mandíbula, “suele tener forma de cuenco, en el que se sostiene la lengua, pero la había aplanado por completo. El perro estaba sufriendo. Tenía úlceras en la superficie de la lengua por su gran tamaño”, señala el veterinario.


Lengua (1)



El experto le explicó que nunca había realizado una reducción de lengua a un perro vivo, aunque había practicado con cadáveres. Aun conociendo la excepcionalidad de la cirugía, estaba dispuesta a que la realizase.


La operación acarrearía unos costes muy altos y el alimento necesario para controlar las alergias también era caro. Así, la mujer empezó a recaudar fondos para hacerse cargo de los costes médicos. Estampó camisetas con la imagen del perro y la frase “Salva la sonrisa de Bentley”, y las vendió por redes sociales. En febrero de 2021 había recaudado casi todo el dinero necesario para la operación.


UNA CIRUGÍA EXCEPCIONAL


Cuando una lengua es anormalmente grande se habla de macroglasia. Kudej realizó una glosectomía de línea media. Con este procedimiento se reduce el tamaño de la lengua al extraer tejido de la zona central del músculo, en lugar de los lados, donde se encuentran las arterias. Para evitar los vasos sanguíneos, se guio de una tomografía computarizada y pudo extraer tejido del centro para hacerla más delgada y pequeña.


Al principio no estaba convencido de que hubiese tenido éxito. Durante la primera etapa de la curación la zona permanece inflamada, y empezó a disminuir a partir del tercer día. Una semana más tarde pudo llevar a Bentley de vuelta a casa, donde supervisó su recuperación. Destacó que cuidar a un perro enfermo de casi 35 kilos no es sencillo.


“No podía meter y sacar la lengua, porque el músculo todavía estaba sanando. Como no podía tragar la comida, hice pequeñas albóndigas de alimento húmedo. Le abría el hocico y se las metía al fondo de la boca”, confesó.


Hoy Bentley está recuperado por completo, su calidad de vida ha mejorado mucho, aunque continúa con una dieta especial para controlar las alergias. “Puede comer y beber mucho mejor. Tiene tanta energía que parece que vuelve a ser un cachorro”, aseguran. “Estamos muy agradecidos al doctor Kudej y a su equipo por ayudarle a tener una mejor calidad de vida”.


Es posible que se trate de la primera cirugía en perros de reducción de lengua realizada a un individuo vivo. Kudej no ha encontrado ninguna similar descrita, aunque reconoce que existe la posibilidad de que alguien la haya realizada pero no haya quedado constancia documental de ella.

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