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Comunicación con poblaciones aborígenes para prevenir brotes de enfermedades
EDICIÓN

Comunicación con poblaciones aborígenes para prevenir brotes de enfermedades

El conocimiento de estas comunidades de la fauna local, es una herramienta útil para anticiparse a posibles brotes de enfermedades zoonóticas
Oie
Dos niños cameruneses caminan a la escuela a través de una zona boscosa. Imagen: OIE.

Al vivir cerca o dentro de las selvas tropicales del sur de Camerún, los humanos habitan ecosistemas con mucha actividad. Comparten su entorno con fauna diversa, incluidos primates no humanos vulnerables y en peligro de extinción, como chimpancés, gorilas y una variedad de pequeños monos.


Algunos grupos humanos han conservado un estilo de vida seminómada tradicional de caza y recolección, y son expertos en las plantas y animales que viven en sus alrededores. Este conocimiento autóctono puede ser fundamental para la prevención de brotes de varias enfermedades, y especialmente para el virus del Ébola.


Las personas que viven en estrecho contacto con diferentes especies animales son, a menudo, las primeras en notar un comportamiento extraño en sus vecinos animales, o las primeras en descubrir una cantidad inusual de cadáveres de animales. Estas comunidades, cercanas o incluidas en las áreas protegidas, son el primer eslabón de una cadena de vigilancia de muchas enfermedades animales por este motivo.


En este sentido, la concienciación sobre los signos reveladores de las enfermedades animales y sobre su papel en los sistemas de alerta temprana para el virus del Ébola y otros brotes de fiebres hemorrágicas virales constituye el núcleo del Proyecto EBO-SURSY, liderado por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).


“Sin la ayuda de la comunidad, los brotes de enfermedades animales pueden pasar completamente desapercibidos, especialmente en selvas tropicales aisladas. Además, los veterinarios siguen siendo escasos en algunos países, y su misión principal a menudo se asocia más con el ganado y otros animales domésticos”, explica la OIE.


Paralelamente, las autoridades encargadas de la vida silvestre, aunque están a cargo de la conservación de la vida silvestre, no siempre están equipadas para abordar los problemas de salud animal. Por tanto, destacan que es necesaria una colaboración más estrecha entre los dos sectores.


INTERACCIÓN ENTRE HUMANOS Y ANIMALES


Detectar un brote de enfermedad en los animales desde el principio es importante para todos. Muchas enfermedades son zoonóticas, lo que significa que pueden pasar de un animal a un humano o de un humano a un animal.


Como indica la organización, “un brote del virus del Ébola en gorilas, por ejemplo, puede considerarse como una señal avanzada de alerta epidémica para otras especies, incluidos los humanos. Si los cadáveres de gorilas se ven con frecuencia en un bosque, puede indicar un brote de ébola y, por lo tanto, una posible propagación a la población humana”.


Estos sistemas de vigilancia de la vida silvestre no son una idea nueva, pero pueden funcionar bien. “Han tenido éxito en alertar a las autoridades de salud humana sobre un brote inminente de ébola en el pasado, incluso dos veces a principios de la década de 2000, cuando se estima que se encontraron 5.000 cadáveres de grandes simios en la región fronteriza del norte de Gabón y la República del Congo”, comenta la OIE.


Por esta razón, las interacciones entre humanos y animales continúan desempeñando un papel vital en la salud y seguridad de los humanos, así como de los demás animales con los que comparten su entorno y recursos.


Para comprender mejor esta interfaz crucial, “el Proyecto EBO-SURSY sensibiliza a las comunidades sobre el papel que pueden desempeñar en la vigilancia de la vida silvestre y organiza investigaciones para estudiar más a fondo cómo los humanos y los animales interactúan y, por lo tanto, intercambian patógenos”.


MORDISCOS DE PRIMATES A PERSONAS


La Unidad EPVO (Epidemiología y Fisiopatología de Virus Oncogénicos) del Instituto Pasteur, un socio de investigación del proyecto, trabaja con varios grupos de poblaciones locales en Camerún para comprender mejor la dinámica del intercambio de patógenos.


Al identificar las interacciones entre animales y humanos que presentan el mayor riesgo de transmisión de zoonosis, las comunidades pueden aprender cómo evitarlas y prevenir la propagación de patógenos en la población humana.


Investigaciones anteriores de los equipos del Instituto Pasteur han demostrado que una mordedura de mono, especialmente de un gorila, es un factor de riesgo importante para la infección por el virus linfotrópico T humano (HTLV-1).


Tal y como comenta la organización, “el HTLV-1 afecta al menos de 5 a 10 millones de personas en todo el mundo y puede conducir a enfermedades graves, como leucemia o linfoma de células T adultas, para las que no existe un tratamiento satisfactorio”.


Los cazadores indígenas con mordeduras graves de mono tenían seis veces más probabilidades de contraer infecciones por HTLV-1 que los cazadores no mordidos que vivían en las mismas selvas tropicales. El contacto específico de la mordedura de un mono da como resultado un intercambio de fluidos corporales, como sangre o saliva, que puede facilitar la transmisión de virus. “Muchos monos y otros primates no humanos de la región albergan un virus similar, el virus linfotrópico T de simios (STLV), y se presume que STLV saltó a los humanos a partir de un contacto similar y evolucionó a HTLV, que ahora es transmisible entre humanos”, matiza la OIE.


Como parte del Proyecto EBO-SURSY, el Instituto Pasteur está trabajando ahora con las comunidades que viven en esta interfaz humano-animal en Camerún para realizar pruebas serológicas para otras enfermedades, incluido el ébola.


Al tomar muestras de personas con contacto de alto riesgo con primates no humanos, los científicos están evaluando anticuerpos contra diferentes cepas del virus del Ébola. Se espera que los resultados futuros de esta investigación arrojen algo de luz sobre los mecanismos zoonóticos de transmisión del virus del Ébola de animales a humanos, que hasta ahora ha eludido a los científicos.


Si bien este proyecto tiene como objetivo proporcionar una mejor comprensión del contagio del ébola, “las actividades locales del Proyecto EBO-SURSY están ayudando activamente a sensibilizar a las comunidades locales sobre los riesgos de la transmisión zoonótica, contribuyendo así a la prevención de futuros brotes humanos de ébola y otras enfermedades zoonóticas, y haciendo de las selvas tropicales un lugar más seguro para todos los primates”.

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