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Los métodos punitivos en educación canina producen estrés en el animal
EDICIÓN

Los métodos punitivos en educación canina producen estrés en el animal

El Grupo de Especialidad de Etología Clínica de AVEPA defiende las ventajas de los métodos basados en recompensas positivas frente a los métodos basados en castigos
perro adiestramiento
El “entrenamiento de recompensa” proporciona tasas altas de aprendizaje.

El Grupo de Especialidad de Etología Clínica de AVEPA, defiende que la educación y entrenamiento de los animales debe basarse en potenciar las conductas deseables y en no reforzar los comportamientos inadecuados, partiendo siempre de la base del respeto, la amabilidad y la empatía.


En esta línea, sostienen que “los métodos educativos han de ser amables con el animal y basarse en evidencias científicas, y se aleja de aquellas técnicas que, bien a corto o a largo plazo, provocan dolor, estrés o miedo en los animales, y que, por desgracia, muchas veces aparecen en los medios de comunicación”.


Este tipo de técnicas, fundamentadas en los métodos punitivos, se basan habitualmente en dos tipos de aprendizaje. Por una parte, recogen el castigo positivo, que se define como la administración de un “estímulo aversivo para el animal, lo suficientemente intenso como para interrumpir la conducta que está realizando. Un ejemplo sería regañar, pegar o dar una descarga eléctrica a un animal por realizar una conducta no adecuada para intentar que cese en el momento”.


Por otra parte, se encuentra el refuerzo negativo, que, en palabras de los expertos, “consiste en la retirada de un estímulo que es aversivo para el animal cuando éste deja de mostrar una conducta que no es deseable. Un ejemplo sería presionar el cuerpo de un animal contra el suelo para que este adopte una postura determinada, como tumbarse de lado, y retirar la presión cuando la haya realizado. También lo sería el hecho de administrar una descarga eléctrica mantenida a un animal hasta que acude a la llamada”.


En el caso de la especie canina, los especialistas señalan que “existen numerosas evidencias científicas que señalan que el uso de métodos de educación o entrenamiento punitivos puede conllevar consecuencias negativas sobre el bienestar animal”.


Por ejemplo, estos métodos pueden afectar al bienestar emocional. Así, “se ha visto que los perros que han sido entrenados con este tipo de técnicas padecen más estrés y problemas relacionados con el miedo que aquellos que son entrenados con técnicas basadas en el refuerzo positivo”. Además, se ha comprobado que el detrimento del bienestar de estos perros no se da solo durante las sesiones de entrenamiento, sino que permanece el resto del día. “Esto hace que los perros que son educados bajo el paradigma de los métodos punitivos sean más pesimistas”.


También apuntan que “puede generar lesiones físicas en el animal”, o “derivar en respuestas agresivas redirigidas hacia personas de la familia y desconocidas y a otros perros”.


No obstante, más allá de las consecuencias sobre el bienestar animal, el uso de métodos aversivos tiene otros inconvenientes. Por ejemplo, los expertos comentan que “es difícil de usar correctamente, pues tiene que aplicarse en el momento justo en el que se produce la conducta inadecuada, por lo que su ventana de acción es muy limitada”.


Asimismo, “el perro puede llegar a tolerar ciertos castigos, de manera que puede perder su efecto”. Tampoco consideran que estos métodos sirvan para enseñar nuevos comportamientos al animal, y tampoco “obtiene mejores tasas de aprendizaje que otros métodos de educación más amables con el animal”.


Considerando lo expuesto, recomiendan que “los métodos utilizados en la educación o entrenamiento de los animales estén basados mayormente en técnicas de refuerzo positivo, que es el aprendizaje por el cual, tras realizar una acción, el animal recibe algo agradable del ambiente que aumenta la probabilidad de que repita esa acción. Por ejemplo, el hecho de premiar con comida la acción de sentarse, hará que el perro la repita para obtener ese refuerzo”. Este tipo de entrenamiento se conoce como “entrenamiento de recompensa” y sus ventajas incluyen tasas altas de aprendizaje, el carácter estable del animal, o le mejora del vinculo entre el animal y el tutor.

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