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Cinco veterinarios se incorporan a hospitales andaluces como bromatólogos
EDICIÓN

Cinco veterinarios se incorporan a hospitales andaluces como bromatólogos

El objetivo del bromatólogo en el hospital es obtener alimentos nutritivos, apetecibles y, sobre todo, seguros e inocuos, de forma que el alimento sea fuente de salud y bienestar, entre otras funciones
Hospital puerta del mar
Hospital Puerta del Mar, Cádiz.

Los veterinarios Tomás Arencibia, Ángel Caracuel, Rafael Fernández-Daza, José Ferreira y Soledad Salcedo han tomado posesión como bromatólogos en hospitales del Servicio Andaluz de Salud. Se incorporan a los hospitales Puerta del Mar, Regional de Málaga, Virgen Macarena, Reina Sofía y Universitario de Jaén, respectivamente, según recoge el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA).


Desde el Colegio de Veterinarios de Cádiz han acogido con gran satisfacción el nombramiento. Según explican, la primera participación de los veterinarios en la atención especializada del SAS se produjo hace casi 33 años, a raíz de la publicación de la resolución 18/88 de la Dirección Gerencia del SAS, que crea las Unidades de Nutrición de los Hospitales con profesionales sanitarios médicos, veterinarios, farmacéuticos, enfermeros y técnicos especialistas en dietética. “Los veterinarios ocupan desde entonces un puesto de trabajo como bromatólogo de hospital, desempeñando unas funciones que hasta entonces estaban en áreas de todos, o visto de otra forma, en terreno de nadie”, cuentan  desde la institución gaditana.


La seguridad alimentaria y la nutrición son los campos de trabajo de estos veterinarios, pero dicho así, es complicado hacerse una idea de lo extenso e importante que es la actuación de estos profesionales sanitarios. Los veterinarios de hospitales, como parte de un equipo multidisciplinar de sanitarios, manipuladores de alimentos y trabajadores en gestión, custodian la buena alimentación, la inocuidad, el valor nutritivo y la adaptación de los alimentos a la enfermedad y al estado fisiológico de los usuarios de los Hospitales, en definitiva, contribuye a la mejora cualitativa de la Alimentación Hospitalaria como una prestación más en la atención integral al paciente.


En el ámbito hospitalario, un buen estado nutricional sirve para acortar la estancia hospitalaria y facilitar la recuperación de los pacientes, siendo la alimentación natural la primera opción para corregir o prevenir la malnutrición de los mismos, al mismo tiempo que favorece su grado de bienestar.


“Pero nuestros veterinarios de hospitales van más allá, elaboran protocolos higiénico-sanitarios, procedimientos normalizados, instrucciones técnicas, pliegos de especificaciones técnicas y sanitarias de los alimentos y de los productos alimentarios, códigos de buenas prácticas de higiene, planes de muestreo y análisis sistemáticos de alimentos, superficies y agua, de aplicación regional y con lanzamientos a otras comunidades donde los veterinarios, bien como sanitarios o bien como personal de servicios, trabajan en los servicios de alimentación en los hospitales públicos, de forma que son los responsables de homogeneizar y unificar criterios en estos aspectos”, añaden  desde la Junta de Gobierno de Colvet Cádiz.


También han formado grupos de trabajo multicéntricos para elaborar procedimientos normalizados como el sistema de autocontrol de seguridad alimentaria basado en los principios de APPCC, la normalización de la alimentación hospitalaria con especificaciones de alimentos, material y productos de uso alimentario, fichas nutricionales de los platos y especificaciones a proveedores, con resultados de elaboración de protocolos y procedimientos que han culminado en publicación de guías de aplicación en restauración hospitalaria.


En este marco, los objetivos que persiguen los bromatólogos de los hospitales son la obtención de alimentos nutritivos, apetecibles y, sobre todo, seguros e inocuos, de forma que el alimento sea fuente de salud y bienestar; el conocimiento profundo de las fases de los procesos existentes en la alimentación hospitalaria; el establecimiento de una vigilancia permanente para adoptar medidas preventivas; el dictamen de aptitud para el consumo y la valoración de la calidad higiénica, organoléptica y comercial. Sin olvidar que, en el ámbito hospitalario la población a la que van destinados los alimentos suele padecer inapetencia, limitación de ingesta o nutrientes, o inmunidad deprimida, entre otros síntomas.

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