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El reto: un enfoque continental para el control progresivo de la COVID-19
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El reto: un enfoque continental para el control progresivo de la COVID-19

Moisés Vargas-Terán, especialista internacional de Salud Animal
Moisés Vargas- Terán
Moisés Vargas-Terán, especialista internacional de Salud Animal.

Las actividades agropecuarias son las fundadoras de la civilización y las enfermedades zoonóticas, son un producto natural de nuestra relación con los animales y el medio ambiente. Anualmente surgen cinco enfermedades infecciosas nuevas que afectan al ser humano siendo tres de ellas de origen animal. Entre estas se encuentran las coronavirosis que son enfermedades ampliamente conocidas en el área de salud animal y afectan tanto a las grandes como a las pequeñas especies. En diciembre del 2019 surge en China el coronavirus SARS-CoV-2 que es el agente causal de la COVID–19 enfermedad zoonótica que afecta a los seres humanos propagándose de persona a persona, consiguiendo convertirse en la enfermedad pandémica más importante de los tiempos modernos; de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta presente en más de 204 países y territorios. A la fecha existe evidencia de que algunos animales de compañía y silvestres se contagian de SARS-CoV-2 y que los visones es la única especie de animales productivos que se ha visto afectada severamente a nivel mundial y que ha logrado trasmitir la enfermedad a seres humanos.


Las acciones globales de control de la enfermedad han sido emprendidas por OMS, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) las que han emitido oportunamente a sus países miembros un sin número de normas y lineamientos técnicos enfocados en la detección, contención y control de la COVID-19. Sin embargo, a nivel mundial los países en general se prepararon para evitar el colapso del sistema sanitario nacional y no para romper las cadenas de contagio. Mientras que en otros países la política sanitaria fue improvisada, tardía y politizada, teniendo como consecuencia que al 4 de noviembre de 2020 a nivel mundial se contaban con 47.7 millones de casos en seres humanos y 1.22 millones de fallecimientos, encontrando a la enfermedad en todas las esquinas del mundo por lo que ya podría considerarse como una enfermedad endémicade distribución cosmopolita.


En el pasado la OMS, OIE y FAO han liderado programas regionales y mundiales exitosos contra enfermedades como: Viruela, Poliomielitis, Paludismo, Fiebre Aftosa, Encefalopatía Espongiforme Bovina, Peste Bovina, entre otras. Ante la presente pandemia el mundo vive tiempos excepcionales porque el control de la COVID-19 en forma individual en cada país, no ha alcanzado el éxito que se esperaba provocando que la economía mundial se detenga, por lo que se requiere de medidas extraordinarias para tiempos excepcionales. Por ello, en este artículo se propone que el control de la COVID-19 se realice en forma coordinada entre los países de cada uno de los continentes: África, América, Asia, Europa y Oceanía dado que cada uno de ellos tienen características sanitarias, socioeconómicas y culturales particulares. Por ejemplo, el Continente Americano cuenta con 35 países dentro de los que se encuentran unos de los más ricos y más pobres del mundo, por lo que resultan económica y sanitariamente asimétrico. En este continente, como en otros las primacías sanitarias en los países y sus sistemas de salud responden a las patologías prioritarias nacionales y a la disponibilidad de los recursos con los que cuentan.


El establecimiento de programas continentales de control de la COVID-19 permitiría apoyar a los países en todos los niveles para coordinar y reforzar las medidas de detección, contención y control destinadas a reducir al mínimo los efectos de esta compleja enfermedad. Especialmente aceleraría la cooperación técnica y económica entre países, al realizar las acciones de control a tiempo, reducir la toma de decisiones improvisadas y disminuir la politización en el control de la enfermedad ya que tendría la categoría de enfermedad endémica. El programa en cada uno de los continentes contaría con una “Hoja de Ruta” de control progresivo consensuada y aprobada por todos los países, la ejecución del programa sería nacional con un director del país y un codirector internacional, existiría un “Consejo Directivo Continental” formado por representantes de los países que se encargarían de dar seguimiento al cumplimiento de la HR, a la vez que se realizarían auditorias técnicas y administrativas trimestrales, así como, el asegurar la financiación nacional y continental del programa. En el diseño del programa se deberá tener claro que en el país ningún sector puede por si solo lograr el control, nacional y regional de la COVID-19, debiendo realizarlo mediante esfuerzos coordinados de los sectores de la sanidad humana, animal y medioambiental.


Entre los aspectos principales que se deberían considerar en el programa son: 

i) incrementar la vigilancia activa, pasiva, rastreo de contactos y el establecimiento de bancos de datos nacionales y uno continental.

ii) aumentar las pruebas diagnósticas basadas en razones epidemiológicas, involucrando a laboratorios certificados de salud animal.

iii) poseer un liderazgo y coordinación nacional acompañados por la OMS, OIE, FAO basadas en datos científicos. 

iv) efectuar investigación multisectorial orientada en la interface animal – medioambiente - seres humanos, como mutaciones del virus y asegurar la inocuidad alimenticia de las cadenas agroalimentarias (congelados).

v) incrementar la confianza del público mejorando sustancialmente la comunicación de riesgo.

vi) acrecentar la trasparencia mediante la designación de una sola fuente de información nacional.

vii) actualización continua sobre avances en tratamientos exitosos para el cuerpo médico y disponer a nivel nacional de medicamentos idóneos para su aplicación.

viii) seguir el desarrollo de las vacunas contra SARS-CoV-2, asegurando su disponibilidad en el país y diseñando políticas sanitarias para su aplicación basadas en el riesgo, recursos humanos y equipo nacional disponibles.

ix) reforzar la eficiencia de las medidas sanitarias en el tráfico internacional, basadas en riesgo.


La propuesta anterior es similar a la que en el pasado se han implementado contra otras enfermedades endémicas y el autor espera que pudiese ser de utilidad en este momento de urgencia mundial para el control de esta zoonosis, destacando que la salud no es un lujo es una necesidad, el desentenderla tiene consecuencias nefatas para animales, los seres humanos y el bienestar de las naciones.

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