Es muy difícil y raro tener la oportunidad de estudiar el sistema nervioso de una ballena adulta, como la que quedó varada en la playa de Sopela en Vizcaya. Sin embargo, este suceso ha permitido a una investigadora de la Universidad del País Vasco extraer un ojo al mamífero marino, una vez fallecido, y descubrir que el órgano todavía presentaba células vivas. El trabajo permitirá profundizar en el estudio del glaucoma, según informa la propia Universidad.
El equipo dirigido por la catedrática de Biología Celular e Histología de la UPV/EHU, Elena Vecino, ha rescatado las neuronas vivas de la retina, una parte del sistema nervioso central, y las está cultivando y observando su crecimiento.
“Es una oportunidad única. Hasta ahora se han llevado a cabo estudios anatómicos generales, pero no se han podido observar al detalle la retina y sus células neuronales, el nervio óptico o el párpado de la ballena”, explica Vecino. Las neuronas cultivadas se están regenerando. “Estas células ganglionares de retina adulta están creciendo y emitiendo axones en nuestro laboratorio, que es experto en cultivar este tipo de células”.
Además de observar el crecimiento de las neuronas, el ojo de la ballena abre un abanico de posibilidades para conocer más sobre el funcionamiento en otras especies, del control de la presión intraocular, que es una de las causas del glaucoma, el funcionamiento del nervio óptico y el párpado. E incluso es posible llegar a obtener pistas sobre biomarcadores relacionados con enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson.
Elena Vecino empleó unos diez minutos para extraer el ojo de la ballena en el arenal de Sopela, y, sin embargo, tardó una hora en poder diseccionarlo con la ayuda de los miembros del grupo de investigación Oftalmo-Biología Experimental (GOBE) Noelia Rurafa, Xandra Pereiro y Miguel de la Fuente. “Fue una sorpresa. No nos esperábamos encontrar la masa cartílago-ósea protegiendo el globo ocular”, señalan. Es quizá esta una de las razones por las que el ojo pesa casi un kilo.
EL GLAUCOMA COMO PRINCIPAL INVESTIGACIÓN
El grupo de investigación sospecha que la estructura protectora del globo ocular obedece a la adaptación evolutiva a las profundidades. “Esta particularidad puede deberse a que la ballena al sumergirse 300 metros bajo el mar soporta una alta presión y es una manera de proteger el ojo y, en consecuencia, la retina. Es por eso que pensamos que su estudio nos ayudará a conocer más aspectos relacionados con el glaucoma. Al fin y al cabo, esta enfermedad está causada por el aumento de la presión intraocular”, indica la experta.
El glaucoma es la principal línea de investigación desarrollada por el grupo, pero la casualidad ha abierto la puerta a analizar en detalle el nervio óptico de la ballena. Como explica Elena Vecino, “los peces pueden regenerar su nervio óptico cuando se daña. En el proceso evolutivo, los mamíferos han perdido esa capacidad de regeneración. Y ahora tenemos la posibilidad de saber qué ocurre en el caso de estos mamíferos que viven en el mar”.
Además, existe la oportunidad de estudiar el párpado interno y externo, su anatomía y sus glándulas.